El Gobierno decidió acelerar la intervención en el mercado de bonos para controlar la cotización de los dólares financieros. El movimiento fue anticipado hace ya un par de días por Infobae y resultó muy claro el aumento del volumen tanto el miércoles como ayer. La aceleración de ventas de títulos dolarizados por parte del Banco Central y ANSES no frenó la suba de los distintos tipos de cambio, pero logró suavizarla.
La crítica a estas intervenciones no tardó en llegar, enfocando en la abrupta caída de paridades que sufren los títulos, con la contrapartida de un riesgo país que volvió a superar los 2.500 puntos básicos. Como resultado, los bonos Globales 2030 bajo ley local se derrumbaron a niveles de USD 20, cuando los mismos títulos emitidos bajo ley neoyorquina cotizan a casi USD 25.
“Estamos interviniendo con volúmenes nominales de 100 millones de dólares por día”, aclararon desde Economía ayer por la tarde, aunque sin brindar mayores precisiones sobre estas cifras, que en la práctica representan unos USD 20 a 25 millones diarios.
El fuerte aumento del volumen diario de negociación generó obviamente suspicacias en el mercado y críticas al Gobierno por salir a “malvender” títulos a muy bajas paridades. Sin embargo, hoy es la única herramienta que tiene a disposición el ministro de Economía, Sergio Massa, para influir en el contado con liquidación y el dólar MEP.
Todos los tipos de cambio sufrieron nuevas subas ayer, continuando con la presión alcista que se viene observando hace ya una semana. El CCL terminó ayer a $ 430 y el dólar libre terminó con la cotización más alta, a $ 432, aunque llegó a rozar los casi $ 440.
La intervención vía bonos es el mecanismo más directo por parte del Gobierno para suavizar las presiones cambiarias, pero en los últimos horas se definieron otras acciones en esa dirección.
La suba de las tasas de plazos fijos del 78% al 81% nominal anual tiene como objetivo reducir las presiones de empresas e individuos, brindando un mayor rendimiento a quienes se quedan en pesos. Claro que estas tasas más altas también implican un mayor costo para el Central, que debe emitir más para el pago de sus pasivos remunerados, como pases y Leliq.
Aunque el Gobierno aplica medidas relativamente ortodoxas para ponerle un freno al tipo de cambio, como subir las tasas o aumentar el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial, los problemas de fondo de la economía argentina se agravan. En este escenario y acercándose las elecciones, se vuelve mâ difícil controlar al dólar
Por otra parte, también se sigue endureciendo el cepo. Tal como se venía anunciando, la entidad que preside Miguel Pesce anunció medidas restrictivas para pagar fletes desde el exterior deuda intra empresas. La medida implicaría reducir la demanda de importaciones por unos USD 2.000 millones. En medio de una alarmante escasez de reservas, no quedan muchas más alternativas que seguir endureciendo las medidas para frenar importaciones. El impacto secundario de este tipo de decisiones es un mayor presión sobre los precios y más dificultades para conseguir insumos.
Otra de las medidas que se puso en marcha en las últimas jornadas, algo que también estaba “cantado”, es un aumento en el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. Se trata, por otra parte, de un compromiso asumido por el Gobierno ante el FMI en la última revisión del programa, que se conoció en los primeros días de abril. Allí, el equipo económico se comprometió a evitar que el dólar oficial se atrase en relación a la inflación, como uno de los mecanismos para evitar que las exportaciones sigan perdiendo competitividad.
El dólar oficial había arrancado el año subiendo a un ritmo del 5% mensual, luego pasó al 6% y en los últimos días ya prácticamente subió al 8%. No está claro si el Central lo mantendrá, pero sí que la idea es no perderle pisada al aumento de precios ni al incremento de las tasas.
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