La economía en la Argentina quema todos los manuales: debe haber pocos registros en los que por acumular reservas, un país tiene mayor inflación. El mantra de “emitir sin respaldo genera inflación” se reconvierte en la Argentina en “acumular reservas también genera inflación”. Eso con un nivel de inflación que coquetea con la espiralización. Pero es el nuevo dogma vernáculo desde que el Gobierno creó el dólar soja, una devaluación focalizada en el sector agroexportador por la que el Banco Central paga actualmente $300 -que emite- por cada dólar que luego vende a menos de $220. La diferencia entre ambos precios son pesos que el Banco Central se ve forzado a absorber al mismo tiempo que apunta a evitar que el dinero que entregó a los exportadores presione las cotizaciones financieras del dólar.
Desde esa perspectiva, la “buena noticia” es que el dólar soja en su tercera versión no logra arrancar. Con la excepción del jueves pasado, cuando ingresaron USD 574 millones, las liquidaciones diarias son cada vez más exiguas. El viernes pasado ingresaron USD 97 millones, unos USD 120 millones el lunes y ayer, en una jornada en la que se dispararon todas las cotizaciones del dólar, los exportadores ingresaron apenas USD 36 millones y dejaron al BCRA con un saldo positivo de apenas USD 1 millón.
El mantra de “emitir sin respaldo genera inflación” se reconvierte en la Argentina en “acumular reservas también genera inflación”
Si el precio ofrecido a los sojeros de $300 generó dudas desde un principio respecto a si sería un incentivo suficiente para motivar a los productores a vender sus granos, la ampliación de la brecha cambiaria sólo suma un factor más de desaliento, con un nivel de contado con liquidación (CCL) que alcanzó ayer los $ 425, contra los $399 al que se operaba cuando debutó con dificultades la medida.
Como el dólar soja por ahora no alcanza el ritmo de liquidación esperado, esa fuente de emisión monetaria por ahora quedó a medio encender. Sin embargo, resulta imperioso para el Gobierno que la maquinaria funcione a pleno porque la prioridad, a riesgo de mayor inflación y presión sobre el dólar que luego buscará contener por otros medios, es acumular reservas.
El dólar soja es, para la consultora Anker, una de las principales fuentes de emisión monetaria “que le ponen piso a la inflación en los próximos meses”
“Dado el atraso del tipo de cambio oficial y los incentivos generados por el dólar soja, el BCRA se ve obligado a recurrir a medidas inflacionarias para acumular reservas en el corto plazo (dólares especiales de exportación, restricción cuantitativa de importaciones e implementación de percepciones impositivas para importadores)”, sostuvo en un informe reciente la consultora Anker, donde destacaron que “asumiendo la proyección del Gobierno de una liquidación de USD 5.000 millones de soja y de USD 4.000 millones de economías regionales al dólar preferencial de $300, estimamos una emisión monetaria bruta total de $2,7 billones, equivalente al 50% de la base monetaria de marzo”.
El informe explicó que si el BCRA vendiera a los importadores -a $217- la totalidad de los dólares adquiridos vía esta modalidad, la emisión monetaria remanente sería de $700.000 millones, equivalente a 0,4% del PBI, por lo que el BCRA debería absorber ese excedente de pesos mediante la colocación de Leliqs y Pases adicionales. “De acumular unos USD 5.000 millones durante la vigencia del programa, la emisión neta resultante se ubicaría en la zona de $1,8 billones, un tercio de la base monetaria de marzo”, calculó Anker.
El dólar soja es, para la consultora, una de las principales fuentes de emisión monetaria “que le ponen piso a la inflación en los próximos meses”. Para contrarrestar esos efectos, particularmente tras el dato de inflación de marzo conocido el viernes pasado, en 7,7%, el mercado espera, por un lado, la reacción del Banco Central con una nueva suba de tasas de interés que en la entidad monetaria no confirman y, por el otro, la intervención en el mercado de bonos, tras el dictamen de la UBA respecto del canje anunciado hace dos semanas, para contener la presión sobre el dólar financiero que ya se detectó ayer en el mercado.
“En este contexto de fuerte aceleración inflacionaria, consideramos que el BCRA no tiene más alternativa que jugar la carrera de la nominalidad. En Reconquista 266 ya dieron el primer paso al acelerar el ritmo de crawling peg desde 101,2% de TEA a fines de marzo a 109,2% en lo que va abril. ¿Será el turno de la tasa esta semana? Entendemos que la autoridad monetaria está obligada a una suba para seguir administrando las presiones inflacionarias, en la búsqueda de evitar la espiralización”, sostuvieron los analistas de Portfolio Personal de Inversiones.
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