La pérdida de poder adquisitivo provocada por los altos niveles de inflación -que no ceden, sino que se aceleran- tiene cada vez más impacto en el consumo masivo, más allá de su mayor inelasticidad. Los números de la consultora Scentia del primer trimestre muestran una evolución negativa, aunque leve, entre enero y marzo, pero con una notoria diferencia entre la performance que denotan los autoservicios y la que reflejan las grandes cadenas de supermercados. En el primer caso, las ventas siguen mostrando caídas interanuales importantes, mientras que las grandes superficies se ven beneficiadas por tener mejores precios.
De acuerdo con la consultora que dirige Osvaldo del Río, si bien la variación trimestral fue negativa, marzo fue el primer mes, desde noviembre del año pasado, que mostró una suba del consumo en términos de volumen. El aumento fue del 1,6% respecto del mismo mes del 2022, pero este incremento se explica fundamentalmente por el alza del 10,4% que registraron las grandes cadenas. En el canal tradicional (autoservicios independientes), la demanda mermó 6,1% en el tercer mes del año. “El crecimiento continúa debido a la amplia diferencia de precios que existe con los comercios de barrio”, precisó el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez.
Más allá del diferente poder de negociación con los proveedores que tienen las grandes cadenas versus los comercios de proximidad, la mayor brecha de precios se produjo a partir de los distintos acuerdos de precios que se han firmado en los últimos años y que siempre han funcionado exclusivamente en las grandes superficies, posibles de controlar. Desde noviembre del año pasado existe Precios Justos, que consiste en que una canasta de alrededor de 1.800 productos mantienen prácticamente congelado su precio, mientras que el resto de los artículos que se comercializan en ese canal tienen un tope de suba del 3,2% mensual hasta junio.
Si bien hubo, en los últimos meses, renegociaciones y subas excepcionales que llegaron al 9%, en líneas generales se está cumpliendo con la pauta establecida en las cadenas y en los supermercados mayoristas. Pero no así en los autoservicios independientes, donde directamente no funciona el programa y los aumentos están en línea con la suba de costos que sufren las industrias.
Esta disparidad hizo que muchos consumidores volcaran sus consumos hacia el canal moderno y lo potenciara. De hecho, las cadenas acumulan una suba de las ventas en el primer trimestre de 8,4%, según Scentia, mientras que los autoservicios independientes, una caída de 8%. Las acciones comerciales que el canal moderno suele hacer también traccionaron en los últimos meses, pero “hoy ya casi no existen las promociones”, dijeron en el supermercadismo, debido a que los costos están subiendo a un ritmo mucho más alto que los aumentos de precios autorizados por la Secretaría de Comercio, por lo que las empresas están cada vez más incómodas con el programa de precios. Al punto tal de que los problemas de abastecimiento en algunos productos empiezan a ser cada vez mayores.
Lo aseguran las cadenas de supermercados y también en el mercado mayorista. “Hay muchas industrias con atrasos importantes. Y es por los aumentos que no pueden aplicar . En el caso de la yerba, aumentó de golpe, entre 35% y 42% en una semana, pero en general los precios que me llegan son los autorizados por la Secretaría. De todos modos, el comentario de que no es suficiente me lo hacen todos los proveedores”, dijo a este medio el dueño de un supermercado mayorista.
Un reciente informe de la consultora Ecolatina detalló que desde la entrada en vigencia de Precios Justos, “la diferencia entre los aumentos de algunos productos dentro del acuerdo no es menor: por ejemplo, en el canal tradicional el agua creció 10 puntos porcentuales por encima del canal moderno; los fideos, 9; la leche, 7; los yogures, 6″. Y el informe agregó que en unos pocos casos los precios subieron más en los supermercados que en los pequeños comercios. Es el caso del pan fresco, la harina, el aceite puro, la yerba mate y el azúcar, precisó la consultora.
La evolución del consumo en las grandes cadenas fue pareja en todos los rubros, de acuerdo con Scentia. Es decir, todos mostraron subas en marzo, con las bebidas (con y sin alcohol) a la cabeza debido a las atípicas altas temperaturas registradas el mes pasado. Las bebidas con alcohol crecieron 37,2% respecto de marzo de 2022, mientras que las sin alcohol, 24,5%. Le siguió higiene y cosmética con 14,3% de incremento interanual.
En los autoservicios independientes, por el contrario, casi todas registraron caídas, excepto bebidas sin alcohol, que creció 19,4% también en este canal. La explicación es la misma: efecto del clima. La categoría que más cayó, en este caso, fue limpieza de ropa y hogar, cuyas ventas se desplomaron también 19,4 por ciento.
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