Pese a que a fuerza de impuestos y percepciones el “dólar turista”, hoy por arriba de $440, es el más caro del amplio abanico de cotizaciones que generó la política cambiaria oficial, en el primer bimestre del año el turismo emisivo, es decir la cantidad de argentinos que viajan al exterior, registró el nivel más alto de los últimos 30 meses y superó los niveles del primer bimestre de 2020, esto es, la etapa previa al inicio de la cuarentena por la pandemia de covid-19.
“El turismo emisivo mostró un boom en enero, con 1,3 millones de personas saliendo del país con motivos turísticos. Hay que remontarse más de 30 meses para encontrar un registro mayor al millón de personas, y el fenómeno se repitió en febrero”, escribieron Marcos Cohen Arazi y Bautista Martina Baldi, investigadores del Ieral, tras un exhaustivo análisis de datos.
Durante la pasada Semana Santa hubo un mini-boom de turismo receptivo, con turistas chilenos, brasileños, uruguayos y –en menor medida- colombianos, siendo un contingente fuerte de destinos como Mendoza, Iguazú, Bariloche, Ushuaia y El Calafate, además de la ciudad de Buenos Aires. Pero en los dos primeros meses del año lo más fuerte fue el turismo emisivo.
Salida de dólares
Esta tendencia a la salida de dólares contraría el esfuerzo oficial por reforzar las anémicas reservas del Banco Central. Los dólares que se van pertenecen al sector privado, mientras Economía los busca para el Estado mediante mecanismos como el dólar soja y el dólar agro.
“Los destinos más relevantes para el turismo emisivo, en términos de su fuerte recuperación, son: Chile (124% del nivel pre pandemia), Brasil (113%), Bolivia (110%) y Paraguay (100%)”, precisa el informe del Ieral.
Los investigadores destacan que el finde XL de Semana Santa reflejó una mejora respecto de los registros de los años previos, tanto en términos de viajeros como de gasto promedio diario, “luego de una temporada de verano que no fue de una performance destacada”.
Una explicación de esta relativamente floja temporada, sugieren Cohen Arazi y Baldi, es precisamente este boom del turismo emisivo que no se registraba hacía más de 30 meses.
El turismo interno, en tanto, dio señales heterogéneas. Tomando como referencia un relevamiento entre establecimientos de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina, el trabajo observa que solo 2 de 7 regiones tuvieron en enero-febrero de este año un aumento en la tasa de ocupación respecto de enero-febrero 2019. “En las restantes 5 regiones se verificó una merma en los niveles de ocupación hotelera. Ello configura una temporada de verano que no resultó destacada en términos históricos, siempre desde la óptica de los niveles de ocupación, aunque los registros oficiales señalan que se verificó un récord de cantidad de viajeros”, dice el trabajo.
¿Verano vs finde largos?
Con el verano atrás, una pregunta es si los fines de semana largos pueden ser una fuente relevante de ingresos para el sector turístico en lo que resta del año. El análisis, en ese sentido, de los datos de Semana Santa que relevó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) precisan que se movilizaron 2,6 millones de personas, 1,5% más que en Semana Santa de 2022, con lo cual fue la Semana Santa de mayor movimiento turístico de los últimos 11 años, con el aporte ya mencionado de chilenos, brasileños y uruguayos.
La influencia de los turistas extranjeros puede también haber influenciado un poco en los buenos niveles de gasto promedio por turista y el gasto promedio diario, que en términos reales (descontada la inflación) aumentó 14% respecto a 2022 y superó la media de los últimos 9 años.
Una conjetura de los investigadores, al contrastar la baja de los promedios de ocupación hotelera (en 5 de las 7 regiones) y un promedio de estadías más coartas del primer bimestre con el buen número de viajeros, es que tal vez “una parte significativa de la población postergó parte de sus viajes de ocio para otros períodos como los fines de semana largos”.
Además, los investigadores comparan la recuperación del 10% en promedio del turismo emisivo en enero con la caída del 19% promedio, para el mismo mes, del turismo receptivo. En febrero se redujeron tanto el emisivo como el receptivo en relación a enero, pero se volvió a superar el millón de viajeros argentinos que fueron al exterior. Y para el bimestre enero-febrero el resultado es que el turismo emisivo aumentó 3 por ciento.
Además de Brasil, Chile, Bolivia, destinos adonde aumentó fuertemente la afluencia de turistas argentinos, y de Paraguay, donde se recuperó a los niveles de prepandemia, el informe también constató un aumento del destino “Resto del Mundo”. Pero este fue muy marcado en diciembre y está asociado a la concurrencia de argentinos al Mundial de Qatar.
Eso sí, los argentinos tratan de viajar por el medio más barato posible, al punto que de los países limítrofes Chile es el único destino para el cual los viajeros argentinos por vía aérea aumentaron (un 9%), respecto de 2020. En los demás casos, los viajes por vía aérea descendieron, pero aumentaron fuertemente los viajes por vía terrestre: a Chile 126, a Brasil 21% y a Bolivia 18%. En todos esos países, dice el trabajo, “la cantidad de turistas argentinos superó ampliamente el nivel pre pandemia”.
Este fuerte impulso de salida puede también deberse, notan los autores, a que en el verano anterior la salida de los argentinos todavía estaba algo restringida por medidas de control sanitario. “Si a esto se suman otros factores de competitividad que pueden disponer los destinos limítrofes, entre otros, puede entenderse este impulso al turismo emisivo”, concluyen.
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