Las pymes industriales piden un dólar cercano a $300 para poder sostener su negocio

Frente a la acelerada inflación, un tipo de cambio más alto es uno de los instrumentos que las empresas necesitan para el desarrollo de su actividad, según una encuesta privada realizada por la Fundación Observatorio Pyme (FOP)

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De 11 sectores relevados, 9 verificaron en septiembre progreso.
De 11 sectores relevados, 9 verificaron en septiembre progreso.

En un contexto de aceleración inflacionaria y un tipo de cambio oficial que durante todo el 2022 y lo que va de este año se movió por detrás del IPC, las empresas han perdido rentabilidad y competitividad en el mercado externo, por lo que consideran necesario un aumento fuerte del dólar para poder sostener el desarrollo de sus negocios. De acuerdo con un informe realizado por la Fundación Observatorio Pyme (FOP) a partir de una encuesta a 400 empresas de diversos rubros, hoy el tipo de cambio debería subir 51%, en el caso de las pymes manufactureras, y 72% para las del sector de software y servicios informáticos (SSI).

De acuerdo con el documento, al que accedió Infobae, las pymes se ven impactadas por la alta inflación que ocasiona pérdida de poder de compra de sus clientes y caída de la demanda, junto a una dinámica de altísima variabilidad de los precios relativos que hace prácticamente imposible calcular costos y precios para darle un mínimo horizonte al planeamiento de la actividad productiva. A ello se le suma la restricción externa para la cual se han aplicado nuevas regulaciones cambiarias que afectan a la adquisición de insumos y bienes intermedios, y la incertidumbre, en el marco de un año de elecciones presidenciales. Las perspectivas que avizoran para este año muestran que el principal límite para el desempeño será el acceso a divisas y la debilidad de la demanda.

Respecto del atraso cambiario, que acumuló 12,5% el año pasado y este año lleva 3,2%, las pymes manufactureras consideran que para poder seguir con el desarrollo de sus negocios, el dólar debería subir 51% en relación con el tipo de cambio de febrero -cuando fueron encuestadas-, es decir, ubicarse en torno a los $290. Se asemeja al nuevo dólar agro que el Gobierno dispuso para el complejo sojero y para un conjunto extenso de economías regionales que aún no está especificado con claridad. Claro que el nuevo valor debería luego acompañar la suba de precios de los próximos meses para no seguir acumulando atrasos. En el caso del nuevo dólar, el valor de $300 se quedará fijo hasta fines de mayo, en el caso de la soja, y fines de agosto para el resto.

Por su parte, las pyme del sector SSI requerirían un tipo de cambio 72% superior al oficial y solo un 8% menor que el dólar Bolsa. Aclara el documento que estas diferencias están relacionadas, al menos en parte, con la relativa pérdida de rentabilidad de las pyme de servicios informáticos de los últimos años, debido a que sus precios aumentaron en línea con el tipo de cambio oficial, mientras que el costo laboral se incrementó al ritmo de la inflación.

“Debido a que estas empresas tienen un perfil más exportador, un tipo de cambio más elevado permitiría recuperar la rentabilidad perdida en los últimos tres años, rentabilidad que tal vez fue extraordinaria en el quinquenio 2015-2019. En cambio, las pymes manufactureras, especialmente aquellas de los sectores más orientados al mercado interno, tienen un peso mayor en sus costos de los insumos, materias primas y bienes intermedios importados, pero lograron ajustar sus precios de venta a un ritmo más cercano al de los precios al consumidor”, plantea la FOP en el paper. Las realidades sectoriales dentro de la industria manufacturera muestran ciertas diferencias, con productores de eléctrica y electrónica y de químicos por debajo del promedio, así como un sector de maquinaria y equipo que declara la necesidad de un tipo de cambio solo 5% inferior al MEP.

El documento asegura que tanto para las pyme del sector de SSI como para aquellas de la industria manufacturera, el ordenamiento del esquema cambiario sería favorable a un adecuado desarrollo de su actividad, no sólo en el corto sino también en el mediano plazo. Los precios de las manufacturas producidas por las pequeñas y medianas empresas se ajustaron en el cuarto trimestre del año pasado más en línea con la tasa de devaluación oficial (16,4% y 19,7%, respectivamente) y bastante alejados de la suba del tipo de cambio paralelo medido por la evolución del dólar Bolsa (MEP, 7,3%). De este modo, el indicador de precios Pyme quedó ubicado nuevamente entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Estos precios avanzaron a una tasa menor que el conjunto de bienes de la canasta correspondiente al IPC nacional, que treparon 18,7% en el cuarto trimestre del año pasado.

Con respecto a la prepandemia, dice el informe, los precios de las manufacturas pyme continuaron sin incorporar plenamente la evolución del tipo de cambio paralelo, así como el tipo de cambio oficial mantuvo su atraso con relación al conjunto de precios internos de bienes, tanto mayoristas como minoristas. Por lo tanto, advierte la FOP, “si tuviera lugar una devaluación, es posible que ésta se traslade a los precios mayoristas de las manufacturas pyme, ya sea en forma directa o indirecta, aunque en forma parcial”. El pass through (traslado de la suba del dólar a los precios) en devaluaciones anteriores se ubicó entre 25% y 40%, agregó. Este es el principal temor oficial a una devaluación del tipo de cambio más brusca, aunque en el mercado ya dan por hecho de que el próximo gobierno avanzará por ese camino, más aún en un contexto de profunda escasez de reservas.

En cuanto a los precios de los productos y servicios prestados por las pymes de SSI, desaceleraron su crecimiento desde el tercer trimestre de 2022 y continuaron evolucionando muy cerca del nivel del tipo de cambio oficial. Crecieron 12,4% entre el tercer y cuarto trimestre del año, por debajo también del 18,8% del IPC general. Si se toma como referencia el cuarto trimestre de 2019, es decir la prepandemia, “la acumulación de atraso de los precios de las pyme de SSI con respecto al IPC general es notable. Debido a que los salarios del sector siguen de cerca la evolución de la inflación, las empresas están perdiendo rentabilidad durante el último bienio, lo que explica el requerimiento del sector de un tipo de cambio 70% superior”.

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