Las acciones argentinas consolidaron ayer su muy buen momento. En una jornada más bien mediocre en Wall Street, los ADR locales lograron dar la nota con fuertes subas. Si bien las subas oscilaron entre 4% y 6% en los mejores casos, le rebote ya viene de hace un mes, acumulando una mejora en moneda dura cercano al 20%.
La novedad de la jornada fue que también los bonos consiguieron un importante rebote, que promedió el 2% tanto para los emitidos bajo ley local como para los que se rigen por ley neoyorquina. El riesgo país también reflejó esa recuperación y finalizó a 2.378 puntos básicos. Esta suba coincidió con el dato favorable de inflación en Estados Unidos, que resultó el más bajo en casi dos años (apenas 0,1%, por debajo del consenso del mercado)
La suba del mercado accionario puede ser mejor evaluada siguiendo al índice Merval, que agrupa a las acciones líderes. Tomando como referencia el piso del 15 de marzo, hace menos de un mes, la suba es de nada menos que 27%. En el mismo periodo, el dólar MEP subió apenas 1%.
Aquellos niveles de mediados de marzo coinciden con el temblor que afectó a los bancos en Estados Unidos, tras la caída del Silicon Valley Bank, que estuvo a punto de generar un derrumbe en cadena de importantes bancos norteamericanos. También precipitó la crisis del Credit Suisse, que terminó siendo adquirido por su rival suizo UBS.
Los inversores recuperaron apetito por el riesgo luego que se controlara la crisis bancaria que afectó a Estados Unidos. El menor dato de inflación de la economía norteamericana que se conoció ayer (apenas 0,1% de suba en marzo) tambièn generó algo más de optimismo
La gran pregunta es qué hay detrás de este nuevo repunte de las acciones argentinas: ¿nuevamente la apuesta por un cambio político luego de las elecciones o simplemente una consecuencia de un escenario internacional más benigno? La respuesta no parece sencilla, pero posiblemente ambas razones estén confluyendo.
El índice líder de acciones brasileñas, el Bovespa, subió cerca de 10% en dólares en los últimos 30 días, mientras que el petróleo también tuvo un fuerte rebote. Era esperable, en este contexto, el repunte del mercado local y especialmente de acciones como YPF, que volvió a los máximos del último año, superando los USD 12 en Nueva York.
En el caso de las acciones bancarias, también se acercan lentamente a los valores más altos que habían tocado a principios de año. El ADR del Grupo Financiero Galicia, por ejemplo, se acerca a USD 12.50 y había tocado los USD 14 en febrero pasado. Algo parecido sucede con Banco Macro, que llegó ayer a USD 19,75 luego de un fuerte repunte el último mes. Había llegado a USD 22,75 en febrero.
Es evidente que este mayor apetito por el riesgo por parte de los inversores impactó de manera favorable en las acciones locales. Y aunque es imposible de mensurar, también la expectativa relacionada a las elecciones estaría traccionando al mercado. La idea de un cambio de ciclo político, pero especialmente una posible derrota del kirchnerismo, es mirada con entusiasmo por los inversores, que esperan un nuevo gobierno más amigable con los mercados.
Por el momento, todos los problemas y desafíos que presenta la economía argentina no parecen preocupar demasiado a quienes acumulan acciones locales. Tanto el FMI como la calificadora Moody’s advirtieron a lo largo de esta semana sobre el escenario frágil que enfrenta el país en los próximos meses, marcado por una inflación galopante, recesión, pérdida de reservas y un deterioro de las cuentas fiscales. A tal punto que se proyecta un rojo fiscal superior a 3% del PBI para el 2023, pese a que el compromiso ante el Fondo es que se ubique en solo 1,9%.
Quienes miran un poco más allá, se esperanzan no solo con un nuevo gobierno, sino también con las potencialidades que mantiene la Argentina, por ejemplo en caso de que la cosecha próxima se recupere de esta sequía histórica. Además, se espera que el sector energético se convierta en superavitario en materia de divisas y que otros sectores también impulsen las exportaciones, como el caso del litio y la economía del conocimiento.
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