La directora gerente adjunta del Fondo Monetario Internacional Gita Gopinath aseguró que la sequía fue “un cambio fundamental” en las perspectivas económicas de la Argentina, pidió que el Gobierno tome “medidas fuertes por el lado del gasto” y reclamó acelerar la quita de subsidios y focalizar la ayuda social.
“Acabamos de completar la cuarta revisión del programa para Argentina el 31 de marzo y dispersamos alrededor de 5.400 millones de dólares. Si doy un paso atrás y observo los cambios a lo largo del tiempo, diría que en la segunda mitad del año, gracias a una gestión macroeconómica prudente, empezamos a ver cómo bajaba la inflación. Pero luego, a principios de año, el país se ve afectado por una grave sequía. Este es un cambio fundamental, un gran shock para el sistema”, indicó la funcionaria del FMI en diálogo con el diario El País, de España.
“Al mismo tiempo, ha habido reveses en las políticas. La revisión más reciente que hicimos reconoció que, debido a la sequía, tendría que haber alguna compensación en términos del objetivo de reservas porque este es un impacto muy importante para la economía. Pero, teniendo en cuenta que la situación económica es muy frágil en Argentina, el programa debe servir como ancla para poder reducir la inflación, aunque sea a un ritmo lento”, consideró Gopinath, que tuvo hace dos semanas una reunión con el ministro de Economía Sergio Massa.
“Para asegurarse de que va en la dirección correcta, para asegurarse de que el tipo de cambio del mercado paralelo no esté tan alejado del tipo de cambio oficial. Todo eso requiere confianza en que habrá reservas suficientes y que la política fiscal seguirá siendo consistente con la reducción de la inflación, lo que requiere medidas fuertes por el lado del gasto para contener el gasto fiscal”, continuó.
En ese sentido, Gopinath planteó que será necesario que “el gasto esté bien focalizado”. En ese sentido, señaló: “Que los subsidios a la energía, por ejemplo, están dirigidos a los más vulnerables es fundamental. Se necesita una asistencia social mucho más específica. Es una coyuntura muy difícil en la que se encuentra el país”.
Hacia adelante, la número 2 del Fondo Monetario aseguró que “existe un entendimiento compartido con las autoridades de que se requieren esfuerzos aún mayores para poder tener un buen entorno macro. Ser capaz de tener una política fiscal, una política monetaria y una política cambiaria consistentes que puedan contribuir a reducir la inflación y evitar grandes interrupciones en el mercado de bonos interno. Continuaremos trabajando de cerca con las autoridades y veremos qué se necesita en términos de políticas más fuertes para poder encaminarnos hacia una mayor estabilidad macro”, concluyó.
El Fondo Monetario Internacional había empeorado sus proyecciones de inflación y de crecimiento económico de este año para la Argentina y estimó que la suba de precios será en 2023 de 88% y que el PBI terminará este año con una muy leve mejora del 0,2%, según publicó en el último informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, en inglés) que dio a conocer este martes.
Los economistas del Fondo fueron concluyentes: afirmaron que la inflación en el país se mantendrá en niveles “muy elevados” y que, para anclar expectativas, el Gobierno debe seguir al pie de la letra el programa firmado en 2022 con el organismo multilateral, pese a las fantasías de la Casa Rosada sobre una relajación tajante en las metas del acuerdo.
De esta forma, el organismo dejó de lado sus estimaciones anteriores, que esperaban un 60% para la inflación anual de punta a punta y de 76% medida en promedio anual. Para este último número, el Fondo Monetario prevé ahora una inflación en diciembre de 98,6 por ciento. El 88% de IPC para todo 2023 está por debajo del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que hace el Banco Central, había calculado 110% anual en su última edición de marzo.
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