La nueva ventana cambiaria a $300 para las economías regionales que exporten comenzó a regir este lunes, pero el decreto que creó el Programa de Incremento Exportador (PIE) -más conocido como dólar agro- fue tan amplio que ahora los distintos sectores están esperando conocer la letra chica, prometida para fines de esta semana. Lo que está claro es que el plazo, en este caso y a diferencia del complejo sojero, será hasta el 31 de agosto, tal como estaba previsto.
En el Gobierno aseguran que la Secretaría de Agricultura está terminando de definir qué sectores finalmente (dentro del listado amplio publicado en el DNU) estarán habilitados a operar con el nuevo tipo de cambio y que luego Comercio difundirá un registro en el cual las empresas deberán inscribirse. Fuentes oficiales aseguraron que, en esa instancia, se les requerirá determinada información y en base a eso se las incluirá en el programa Precios Justos.
En función de la facturación que tiene la empresa en materia de exportación, y de cuánto sea el porcentaje de venta en el mercado interno, se dispondrá un sendero de precios. En el caso de que la firma sea predominantemente exportadora, se les podría exigir congelar por algunos meses los pocos artículos que comercialicen internamente, mientras que si fuera al revés, podrían comprometerse con la suba de 3,2% establecida para la gran mayoría de los productos que hoy se venden en los supermercados, afirmaron las fuentes.
Lo que todavía no terminó de definir la secretaría que dirige Matías Tombolini es cómo harán con aquellas empresas que sólo exportan. ¿Qué compromiso se les exigirá? O con las que venden en el mercado externo y también en el doméstico, pero no lo hacen en las grandes cadenas de supermercados y/o mayoristas. ¿Les exigirán contención de precios en canales donde el propio Gobierno sabe que no puede controlar? Todas preguntas por ahora sin respuesta.
De todas formas, lo que les vaya a exigir Comercio en materia de precios domésticos funcionará como uno de los condicionamientos a tener en cuenta a la hora de hacer los números y evaluar cuán conveniente resulta el nuevo tipo de cambio, admiten en las empresas. También lo será la definición de los plazos en los cuales podrá liquidarse esa operación embarcada dentro de la ventana de tiempo ya estipulada por el decreto. Consultadas varias fuentes sectoriales, si algo tenían claro es que la norma no será retroactiva, por lo que sólo podrán liquidarse a $300 por dólar todas las operaciones cuyo embarque ocurra entre el 10 de abril y el 31 de agosto. También quedó sobreentendido que el ingreso de las divisas debía suceder en esa ventana, pero referentes de varios sectores están intentando, por estas horas, lograr que los plazos para la liquidación puedan extenderse.
Sucede que una vez embarcada la mercadería, en la gran mayoría de los casos, el pago ocurre a los 120 a 180 días posteriores. Por lo tanto, estarían muy justos con los tiempos de lo que pueda embarcarse a la brevedad, dicen en las empresas. Por otra parte, y como ya advirtieron los propios empresarios la semana pasada, no es lo mismo un dólar a $300 hoy que el mismo valor en cuatro meses, con una inflación del 6% mensual y un tipo de cambio oficial que va acompañando esa variación. “Cuando termine el plazo, el dólar agro se va a asemejar al tipo de cambio oficial”, coincidían en varios de los sectores consultados.
La alternativa será la búsqueda de una prefinanciación de exportaciones que les permita a las compañías ingresar esas divisas en el corto plazo y luego pagarle al banco una vez cobrada la operación. Otra opción es negociar con los clientes el pago por anticipado, lo cual no es habitual y llevaría, necesariamente, a una baja en el precio.
“La fecha del embarque es un hito que desencadena todo el proceso. Los plazos de pago del sector vitivinícola, desde esa fecha, oscilan entre los 90 y los 120 días. Por ende, vemos dos desventajas. Por un lado, en la medida en que nos vamos moviendo en el tiempo, el beneficio versus el tipo de cambio oficial, resulta cada vez menor. Por otra parte, si le pedimos al cliente un pago anticipado, solicita el descuento correspondiente. Po este motivo y a efectos de que la liquidación se realice dentro de la ventana de tiempos establecida, las bodegas deberán negociar con sus clientes o bien buscar algún instrumento de prefinanciación”, afirmó Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas de Argentina.
En función de la facturación que tiene la empresa en materia de exportación, y de cuánto sea el porcentaje de venta en el mercado interno, se dispondrá un sendero de precios
En cualquier caso, esas alternativas tienen un costo. “Habrá que ver la capacidad de negociación que tiene cada bodega con sus clientes y a qué tasa de descuento le puedan anticipar el pago. Es una cuenta que va a hacer cada compañía dependiendo de su posición exportadora. Los tiempos son muy ajustados”, agregó Kuret.
Desde Federcitrus, su presidente, José Carbonell, señaló que lo que están intentando, especialmente en el caso de la fruta que tiene tiempos de cobro bastante alejados del momento de embarque, es poder tener más tiempo para liquidar las divisas, ya que “el gobierno va a seguir necesitando dólares”, dijo. Sin embargo, todos los sectores esperan lo mismo, por lo que sería raro que hagan excepciones sobre este punto.
“En nuestro sector, se paga a los 180 días desde el embarque. Por otra parte, recién se están empezando a cosechas las aceitunas aceiteras y todo el proceso de elaboración y de venta lleva un tiempo”, precisó el gerente de la Federación Olivícola Argentina (FOA), Mario Bustos Carra. Si bien muchas empresas cuentan con stock para comercializar antes, no sucede en todos los casos, dijo. El empresario también se preguntó qué tipo de cambio se le debe pagar al productor en esta cosecha, si existe la posibilidad de que la venta y/o cobranza se haga después de agosto.
Por ahora, en todos los sectores de las economías regionales hay un alto nivel de incertidumbre y están todos a la espera de que entre jueves y viernes salgan las normas aclaratorias y puedan las empresas empezar a registrarse y activar las ventas para aprovechar al máximo la nueva ventana cambiaria.
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