Con la tercera edición del dólar soja que hoy se pone en marcha, el Banco Central espera dejar atrás un comienzo de año muy negativo en materia de ingreso de divisas, con un triste récord: desde que el Mercado Unico y Libre de Cambios (MULC) existe como tal (2002) el primer trimestre de 2023 fue aquel en el que el Banco Central más divisas tuvo que vender para atender la demanda que el sector privado no pudo cubrir.
Para explicar esa escasez de dólares se cruzan diversos factores. Aunque la sequía aparece como el principal de ellos, los analistas también incluyen a la propia dinámica de elegir un tipo de cambio diferencial por un plazo determinado. Los pocos dólares que el complejo sojero brindó en enero y febrero se justifican en la fuerte liquidación del dólar soja 2 de diciembre. Y ante el comienzo de los 45 días con los que hoy se inicia el dólar soja 3, la pregunta es inevitable: ¿qué sucederá el día 46?.
Las ventas en el mercado cambiario por USD 3.474 durante el primer trimestre dejaron un saldo en rojo para el BCRA pocas veces visto. Si bien no es tan positivo como el segundo trimestre, el de la cosecha gruesa, entre enero y febrero suele haber un balance a favor para el BCRA que esta vez no se dio.
“El nuevo dólar agro llega para incentivar las ventas del sector en los meses de estacionalidad alta (...). Las ventas netas del BCRA se están dando en meses en los cuales, a juzgar por la historia reciente, el Central suele comprar divisas: primero con la cosecha fina y luego con la cosecha gruesa”, puntualizó un informe de la consultora Equilibra, que dirige Martín Rapetti.
Lo cierto es que el mercado espera que a partir de hoy las cosas van a cambiar. El BCRA dejará de vender dólares y pasará a comprarlos para sus reservas. De esa forma terminará una racha de 22 jornadas cambiarias consecutivas con ventas, la tercera peor serie desde que existe el MULC, según datos del economista Bruno Panighel, de AWM Valores.
La mayoría de las rachas vendedoras del Central se dieron en septiembre y octubre y en años impares y eso no es casual: obedece a la tensión cambiaria de las semanas previas a las elecciones. Este año, sequía mediante, el ruido llegó varios meses antes de votar.
La excepción fue abril de 2009, donde el BCRA vendió dólares durante 29 días seguidos hasta la llegada de la liquidación fuerte del segundo trimestre. “En 2009 no había cepo, todavía estaba latente el conflicto con el campo por la resolución 125 y los capitales se iban de los mercados emergentes por la crisis de las hipotecas subprime”, recordó Panighel. En ese entonces la escasez de dólares convivía con la posibilidad de comprar hasta USD 2 millones mensuales para las personas físicas y jurídicas. En la racha negativa de marzo/abril de 2009 el BCRA debió vender USD 2.330 millones. En las últimas 22 jornadas, su saldo negativo fue de USD 2.352 millones.
A juicio del experto, el Banco Central hoy “saldrá a comprar fuerte porque todos van a salir a vender fuerte”. Paniguel explicó que la combinación del dólar soja con la inflación “crea un incentivo perverso: el tipo de cambio diferencial de 300 pesos para el día 1 cuando llegue el día 45 puede llegar a ser de 270 pesos. Por eso la liquidación se acumulará al comienzo″.
¿Qué puede suceder en el día 46, cuando el tipo diferencial ya no esté vigente? Para Paniguel, “cuando termine el dólar soja 3, todos estarán esperando el dólar soja 4. Lo mismo que ya ocurrió en diciembre, todos liquidaron y en enero casi no entraban dólares. Nadie cae en la misma trampa tantas veces”. Ese pequeño aluvión de dólares en diciembre obligó al Banco Central a salir a vender fuerte en el verano y a abastecer, casi en soledad, la demanda de los importadores para sus insumos, a riesgo de afectar la actividad económica.
La decisión de abrir una ventana para que los exportadores liquiden a un precio especial cambia las reglas habituales del mercado cambiario. Por eso el informe de Equilibra anticipa que, al igual que en 2022, este año habrá “una estacionalidad distorsionada” en cuanto a la intervención del BCRA.
“Además de la sequía, que atentó sobre las liquidaciones de la cosecha fina y está demorando el comienzo de la gruesa y reduciendo su stock, el adelantamiento de las liquidación por el dólar soja 2 y la postergación de otras por la expectativa de un nuevo programa de incremento exportador y/o devaluación, llevaron a que las liquidaciones de productos agroindustriales fueran la mitad que en años anteriores”, apuntó el informe de Equilibra.
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