Frente a la Plaza San Martín, en el barrio de Retiro, sobre Esmeralda al 1.100, se encuentra uno de los edificios emblemáticos, que combinan el lujo con un estilo ecléctico y academicista como pocos de la Ciudad de Buenos Aires. Está catalogado de Patrimonio Histórico por el Gobierno porteño y allí se venden departamentos que varios de sus dueños reformaron con el confort moderno y algunos también se alquilan bajo el formato temporario y en dólares.
Se trata del llamado Edificio Saint (también lo llaman palacio), en honor a Emilio Saint, un empresario visionario y emprendedor que descendía de Abel Saint, quien fundó el imperio de chocolates Águila después de experimentar con el café hacia 1880. Esta familia que llegó de Francia supo amasar una fortuna gracias al chocolate e hicieron construir su fábrica en el barrio de Barracas hacia fines del siglo XIX.
Pero Emilio, ya en el siglo XX junto a otros familiares expandió el poderío empresarial de la compañía y lanzaron los helados Laponia, otra marca clásica que deleitó a miles de argentinos.
Volviendo al edifico icónico, en el terreno delimitado por las calles Esmeralda entre Arenales y Sargento Cabral en la histórica Buenos Aires se marcó otro hito: en este predio se instaló la primera vivienda prefabricada que tuvo la ciudad.
Emilio Saint compró la propiedad existente –vinculada con la familia Anchorena– y encargó a su cuñado, el arquitecto Carlos Malbranche para que levante la construcción señorial que surgió como un edificio de rentas y se estrenó en 1931.
Saint ya había consumado otro proyecto importante, la construcción del edificio conocido como Torre Saint, de Cangallo -hoy Juan D. Perón- 2630. Esta obra la hizo el arquitecto francés Robert Charles Tiphaine, entre 1925 y 1928.
Cómo es el inmueble
Este edificio tomaba el simbolismo habitual en las décadas de los ´20 y ´30 en la ciudad de Buenos Aires, de relacionar el lenguaje arquitectónico de un inmueble de viviendas multifamiliar (en términos actuales) con el de un palacio.
Marta García Falcó, arquitecta UBA e investigadora independiente, además de ser responsable del Archivo Histórico de la Sociedad Central de Arquitectos, dijo a Infobae que “el edificio está compuesto por cuatro pisos principales de dos departamentos por nivel, más un entrepiso y planta baja de departamentos de menores dimensiones y dos niveles de remate. Estos edificios albergaban viviendas para familias acomodadas, con todo el lujo y estética de los antiguos palacios del siglo anterior, aunque sus ambientes fuesen de dimensiones mas reducidas”.
El edificio de viviendas es un exponente del academicismo francés con la clara composición en fachada de basamento, cuerpo o piano nobile (noble) y remate.
“El basamento está integrado por la planta baja y un entrepiso de altura menor de cada piso principal de la estructura, y marcado en las esquinas por una doble altura; el cuerpo o fuste con los cuatro pisos principales de departamentos, y el remate de dos niveles sobre una cornisa, nuevamente de menor altura, y un coronamiento tipo mansarda con aventanamientos en arco. El autor recurre a lenguaje con almohadillado, piedras calve en los aventanamientos, balcones organizando una línea simétrica en la fachada sobre Esmeralda, y frontis triangular, a diferencia de los arcos que marcan las ventanas sobre el acceso principal, de altura importante”, describió García Falcó.
Dicen que este edificio fue uno de los pioneros también en tener prestaciones modernas para ese entonces que aún siguen vigentes como un sistema de calderas que permitieron brindar agua caliente y calefacción central a todo la construcción.
“Eran tiempos en donde los acaudalados optaban por refugiar ahorros en viviendas y generaban edificios para alquilar a personas o familias de muy buen poder adquisitivo. Hay un dato que sorprende, hasta 1947 (antes que se promulgue la Ley de Propiedad Horizontal un año más tarde) sólo el 17,6% de la población porteña estaba formada por propietarios de sus hogares. El resto todos eran inquilinos”, dijo a Infobae Rosa Aboy, arquitecta y doctora en Historia, y presidente del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU).
“Hasta 1947, sólo el 17,6% de la población de la ciudad de Buenos Aires eran propietarios. La mayoría de los habitantes debían alquilar sus hogares” (Aboy)
La protección de nivel cautelar que tiene por ley de CABA el Edificio Saint, impide su demolición pero permite con el actual código, algunas modificaciones que, siempre deben ser previamente aprobadas por el organismo de aplicación de la normativa para aspirar a un adecuado mantenimiento y larga vida.
Aboy, amplió que “hay mucha gente que valora este tipo de construcciones palaciegas que se hicieron con materiales nobles e importados que venían desde Europa. Era común que las empresas exportadoras de granos y otros productos al enviarlos en barcos al Viejo Mundo. Luego, al regresar cómo venían con mucha disponibilidad de espacio era habitual que trajeran pisos de madera, herrajes de Francia o Bélgica, mármoles italianos, que además por venir vía navegable no eran tan caros al transportarse. Esos materiales eran los que utilizaban quienes lograron construir estas joyas de nuestra arquitectura”.
Otra rareza de este edificio es que en la mansarda, o sea en el remate estaban los departamentos en donde residía el personal de servicio de las familias que alquilaban allí.
“Eso venía de Francia y tenían mejores vistas quienes vivían en la altura que los departamentos de abajo. Con el tiempo eso fue cambiando, y los dueños cuando empezaron a poder comprar empezaron a elegir los de más arriba”, detalló Aboy.
Unidades en venta
Actualmente hay varias propiedades en venta. Algunas superan USD 1.000.000 de cotización y otras se alquilan a partir de USD 3.000 por mes, dentro del formato temporario. Hay que tener presente que son viviendas de más de 300 metros cuadrados y generosa altura de piso a techo, más de 3,50 metros.
Uno de los que se comercializa, tiene un valor de mercado de USD 1.800.000, cuenta con 10 ambientes y se encuentra 100% refaccionado. Cecilia Baccello, de la inmobiliaria homónima, comentó a Infobae que “el departamento está listo para habitar. Se recicló con onda pero respetando todo lo que se debe preservar como pisos de mármol, aberturas, molduras, fallebas, piedra paris, puertas dobles, vidrios biselados, dameros, entre otras áreas”.
Al abrir la puerta, e ingresar al departamento es transportarse a otra época, desde la puerta de acceso del edificio, cruzando el enorme y hall de recepción hasta llegar al piso es un recorrido único, comentan expertos.
Baccello, amplió que “la propiedad que se vende fue adquirida por una familia suiza como inversión y además potenciaron su valor al adaptarla con todo el confort contemporáneo. La suite posee un baño reciclado con muchos detalles de elegancia”.
Este departamento se reformó con eje principal de conservar su esencia y acentuar y actualizar sus materiales.
“Se conservó el ingreso principal de la vivienda. El revestimiento de piedra parís y el piso granítico origina ambos típicos del urbanismo porteño de la época. Además, conservaron los salones de la residencia. Se realizaron trabajos de restitución en sus molduras para devolverlas a su estado original. Con los pisos de madera de roble de Eslavonia originales se decidió curarlos con aceites naturales para que posean un acabado mate y una textura natural”, precisó a Infobae María Gómez Poviña, arquitecta que llevó adelante la labor.
Se seleccionó el mármol para el baño principal, el corazón de la residencia. Se optó por Verde Gaya y su combinación de vetas fue crucial para acentuar el espacio. Junto al mármol Rosa Portugués que cierran el ambiente.
El área de servicio original de la propiedad fue desmantelada por completo. Se despojaron paredes divisorias y se integró un gran área de servicio. La cocina fue trasladada a un espacio más grande y luminoso.
Gómez Poviña, dijo que “su principal objetivo fue la integración de la vida diaria dentro de este espacio. Tener la posibilidad de instalar un comedor, una mesa de trabajo para trabajar amasados. Para las mesadas se eligió el mármol Tundra Gris”.
En los dormitorios que dan hacia el pulmón interno, lo más llamativo es que si bien se mantuvieron los armarios originales y se reacondicionaron sus pisos originales, se buscó hacer estos dormitorios más luminosos.
Otro de los inmuebles que se comercializa también tiene 10 ambientes, 5 dormitorios y 3 baños, más cocina con comedor diario y está valuado en USD 1.000.000 y se abonan más de $90.000 de expensas mensuales.
No cuentan con cocheras. “Este tipo de edificios lamentablemente no tenían. Entiendo que en aquella época los inquilinos disponían de chofer o los autos no eran tantos como hoy. La manera de vivir cambió y este es un gran tema en estas propiedades históricas”, concluyó Baccello.
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