Warren Buffett, el quinto hombre más rico del mundo, con una fortuna personal estimada en USD 106.000 millones según el más reciente ranking de millonarios de la revista Forbes, además de ser considerado uno de los mejores inversores de la historia, es conocido por sus consejos simples, alejados de cualquier pretensión de exotismo, pero profundos y efectivos.
Por esa razón el “Oráculo de Omaha”, como lo llaman, por el acierto de sus decisiones de inversión y por la capital de Nebraska, donde reside, es a menudo invitado por las universidades norteamericanas para que destile su sabiduría e “inspire” a estudiantes de grado y de post-grado.
A lo largo de casi 40 años, los rendimientos anuales de Berkshire Hathaway, la firma de inversiones de Buffett, duplicaron los del índice bursátil S&P 500
Una de sus más famosas charlas, en julio de 2001, fue ante estudiantes de la Escuela Terry de Negocios de la Universidad de Georgia. Al presentarlo, el decano de Georgia recordó que cuando en 1965 Buffett empezó a invertir en una entonces sufriente empresa textil de Massachusetts, Berkshire Hahtaway, a la que transformó luego en su firma de inversión, la empresa cotizaba a USD 18 la acción, contra los USD 69.100 a que había llegado en 2001 gracias a retornos anuales que duplicaban los del índice S&P 500.
Poco afecto a las modas
Buffett venía entonces de esquivar, de modo incluso desafiante, la moda de las puntocom, cuya burbuja había explotado un año antes, así como 20 años más tarde se negó a subirse a la ola de las criptomonedas y de las startups tech, que no lo convencían sobre lo que ofrecían. Incluso se envanecía de eso; su carta previa a los accionistas de Berkshire decía, con una buena dosis de ironía, “hemos abrazado el siglo XXI entrando a industrias de punta como ladrillos, alfombras, aislaciones y pintura”. Y también practicaba el humor sobre sí mismo, como cuando dijo, tras un mal resultado anual de Berkshire, que las cosas habrían sido mejor si en vez de invertir hubiera ido al cine.
En su discurso, de 9 minutos y poco más de 1.500 palabras, antes de pedir que los estudiantes “le tiraran preguntas a la cabeza”, Buffett empezó recordando una invitación que había tenido de la Universidad de Harvard.
“Estuve en Harvard hace un tiempo, y un joven muy agradable me buscó en el Aeropuerto, un estudiante de la Escuela de Negocios de Harvard”, comenzó relatando el famoso inversor. Buffett contó entonces que el joven estudiante le dijo que había trabajado en diferentes empresas antes de iniciar estudios de post-grado en la prestigiosa Escuela de Negocios de Harvard y que después de graduarse allí pensaba redondear su Curriculum Vitae (CV) yendo a trabajar a una gran firma de consultoría.
“¿Es eso lo que querés hacer”, le preguntó entonces el viejo y astuto inversor.
Y me dijo: “No, pero es el CV perfecto. Entonces le pregunté: ¿cuándo vas a empezar a hacer lo que te gusta? Y me dijo, “ya llegaré ahí algún día”.
Fue entonces que Buffett le dijo algo que hizo reir a todo el auditorio de Georgia: “bueno, tu plan me suena como dejar el sexo para cuando seas viejo. No tiene mucho sentido”. Por eso, explicó, al momento de hablar ante los jóvenes de Harvard les dijo: “Vayan a trabajar con quien más admiren. No les puede salir mal. Van a saltar de la cama cada mañana y van a estar pasándola bien”.
Buffet recordó también que un par de semanas después de aquella charla lo llamó el decano de la Escuela de Negocios de Harvard y le contó que a sus estudiantes se les estaba dando por iniciar negocios y auto-emplearse y le pidió “atemperar un poco” su consejo.
La cualidad imprescindible
Otro punto destacado de la charla de Buffett en Georgia fue sobre las cosas que tiene en cuenta a la hora de incorporar personal.
“Cuando empleamos gente, buscamos 3 cosas. Buscamos inteligencia, buscamos iniciativa, energía, y buscamos integridad. Porque si alguien no tiene esto último, las primeras dos te matarán. A quien no tiene integridad lo preferimos perezoso y tonto. Uno no quiere demasiada energía de alguien sin integridad”, resumió inicialmente.
“Uno no puede cambiar la forma en que está cableado, pero puede cambiar mucho lo que hace con el cableado. Son los hábitos los que generan cualidades positivas o negativas”
Según Buffett, un aspecto clave de la integridad es que se puede cultivar. “Todo acerca de esa cualidad es tu propia elección. Uno no puede cambiar la forma en que está cableado, pero puede cambiar mucho lo que hace con el cableado. Son los hábitos los que generan cualidades positivas o negativas. Uno no puede contar con quien se atribuye méritos por cosas que no hizo y siempre hace trampa. Son hábitos. Y el tiempo de formar los hábitos es a vuestra edad. No me hará mucho mejor recibir lecciones de golf a mi edad, pero si las hubiera recibido a vuestra edad podría ser un buen golfista”, les dijo el viejo inversor a los estudiantes y recordó una frase muy sugestiva: “las cadenas del hábito son demasiado livianas para sentirlas hasta que son demasiado pesadas para romperlas”.
“Veo eso todo el tiempo: gente con hábitos auto-destructivos a los 50 ó 60 años y ya no los pueden cambiar, son prisioneros de ellos. Pero ustedes no son prisioneros de nada”, instó entonces a su auditorio, explicando además que el estudiante de ese grupo al que mejor le iría probablemente no sería el promedio más alto ni el peor el promedio más bajo. La clave, dijo, es cultivar el carácter, que es lo que decide qué clase de persona uno quiere ser.
A contramano
En cierto modo, el consejo de Buffett va en sentido contrario a uno de Scott Galloway, un gurú del marketing recomendado en su momento por Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre, la empresa más valiosa de la Argentina. A fines de 2020, Galperin tuiteó un fragmento de una charla de Galloway, profesor en las universidades de California Los Ángeles (UCLA), Berkeley y Nueva York, en la prestigiosa “Stern School of Business” de Nueva York.
Ante cientos de estudiantes, Galloway contrarió el consejo de Buffett. “Por alguna razón creemos que los multimillonarios tienen una gran visión de la vida, y personajes así suelen terminar su exposición con el consejo: ‘Sigan su pasión’”, observó. Según él, en cambio, “es un consejo de mierda, de gente que ya hizo sus millones en negocios tan poco excitantes como el hierro o la fundición”.
Por el contrario, el consejo de Galloway a los jóvenes es “encontrar algo en lo que sean buenos y pasar miles de horas y aplicar el ánimo, la perseverancia, el sacrificio y la voluntad de superar cosas difíciles y volverse muy buenos”. ¿La razón? “Una vez que sos muy bueno en algo, los frutos económicos de ser muy bueno, el prestigio, la relevancia, la camaradería, la riqueza personal te harán un apasionado de lo que sea que hayas elegido”.
Galloway fundó startups como L2, Red Envelope y Prophet, fue miembro del directorio de empresas como Gateway, la fabricante de computadoras, y The New York Times, acaso el diario más prestigioso de EEUU y es autor de libro como “The algebra of Happyness” (El álgebra de la felicidad), en el que destila conceptos sobre el éxito, el amor, las elecciones laborales y profesionales y el balance entre trabajo y vida personal y familiar.
Buffett también da consejos sobre la vida, pero además tiene la virtud de hacer reproducir el dinero, como se encargó de recordar al inicio de su exposición en Georgia, golpeando levemente el micrófono con un dedo y en vez del habitual “probando, uno, dos”, dijo “probando, un millón, dos millones …”, para risa de su auditorio de jóvenes. Un buen inicio para un speech exitoso en EEUU, donde Buffett los viene haciendo desde hace más de 50 años.
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