El gobierno de Alberto Fernández estableció una cotización oficial de 300 pesos por cada dólar que ingresa al país por exportaciones de soja y de las llamadas economías regionales, que en esta ocasión incorpora importantes cultivos regionales como yerba, frutas, vino, azúcar y algodón, entre otros.
Los analistas hacen foco en los alcances de la medida, que obligará a una importante emisión monetaria para incorporar reservas y apuntalar a las exportaciones del agro -dañadas por una histórica sequía- , con un costo inflacionario que el Gobierno y el Banco Central tendrán que neutralizar para evitar una mayor espiralización de los precios.
Los productores argentinos de soja, en medio de la cosecha gruesa que se da en otoño, y de cultivos no tradicionales como yerba mate y cítricos podrán desde este 8 de abril liquidar sus ganancias a un tipo de cambio de dólar más conveniente que el oficial para amortiguar las pérdidas de una sequía histórica.
Con este incentivo, anunciado este miércoles por el ministro de Economía, Sergio Massa, el Gobierno apuesta a aumentar el volumen de las ventas externas y que ingresen más divisas a las debilitadas arcas del Banco Central. “Nos toca enfrentar la peor sequía de la historia de Argentina. No se encuentran desde el punto de vista climático y productivo comparaciones con situaciones similares”, indicó Massa.
Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea evaluó que “para el dólar soja III, la ventana para las liquidaciones se amplía a 45 días, reconociendo las dificultades de la cosecha por la sequía. Es posible que el impacto vinculado a oferta de granos e ingreso anticipado de divisas se ubique en un plano intermedio al de los guarismos del Soja I y el Soja II. En septiembre pasado, las compras netas de dólares por parte del BCRA fueron de USD 5.000 millones, producto de liquidación de granos por USD 8.100 millones de dólares, mientras que en diciembre el saldo positivo para el Central fue de USD 2.000 millones de dólares”.
Para pasarlo en limpio, con el Dólar Soja I se liquidaron en septiembre de 2022 unos USD 7.678,6 millones, mientras que en diciembre con el Dólar Soja II se liquidaron USD 3.154 millones. Un punto intermedio -dada la merma de producción por la sequía y el adelantamiento de ventas el año pasado- podría ubicar a esta tercera etapa del esquema de incentivo exportador en un piso de unos USD 5.500 millones, según estas proyecciones, lo cual podría significar un aporte crucial en los próximos 40 días, cuando el acuerdo con el FMI exige una acumulación de reservas netas de unos USD 6.900 millones en el segundo trimestre.
El secretario de Agricultura Juan José Bahillo aseguró que a las liquidaciones del complejo sojero deberían agregarse USD 3.500 millones de economías regionales, un número al que llegó al observar registros históricos de liquidación en esos meses de cada año. Para el funcionario las economías regionales podrían tener incluso incrementos sobre esa base histórica de entre 25 y 30 por ciento más, aseguró en conferencia de prensa este jueves.
“En un listado no exhaustivo de productos de economías regionales, se computan exportaciones del orden de los 5.000 millones de dólares/año, incluyendo desde vitivinicultura hasta frutas finas, pasando por cítricos dulces, limones, te, yerba mate, miel, tabaco, legumbres, algodón, peras, manzanas y horticultura”, agregaron desde la institución de la Fundación Mediterránea.
Con un dólar a $300, la liquidación del complejo sojero -granos y derivados industriales- de USD 5.500 millones más otros USD 3.500 millones por exportaciones del resto de los complejos (USD 9.000 millones en total) demandará una emisión bruta de 2,7 billones de pesos ($2.700.000 millones), es decir, un 50% de la base monetaria (la cantidad de dinero con la que funciona la economía) hoy en los 5,4 billones de pesos. Esta emisión monetaria no será la neta, pues se reducirá en la medida que el BCRA revenda en el mercado parte de los dólares que compre día a día -y así reabsorba pesos-, para abastecer demanda importadora, aunque lo hará a un tipo de cambio un 40% inferior.
Por las restricciones cambiarias que rigen desde el 1 de septiembre de 2019, los productores están obligados a liquidar sus ingresos en dólares en el mercado oficial ($211,22 en el mercado mayorista), donde su cotización es muy inferior al mercado informal (hoy a $392 el “blue” y $404 el “contado con liqui”). Es decir que con la disposición oficial de este miércoles, la brecha cambiaria se acorta temporalmente al 33%, aunque sigue elevada dado los precios de los dólares alternativos, en torno a 400 pesos.
El perjuicio económico de la sequía
Los costos de la sequía sobre la economía se hicieron evidentes en el primer tramo de 2023. “La recaudación consolidada de la Administración Nacional y Seguridad Social ha caído en el primer trimestre de 2023 un 10% interanual, por lo que todo indica que el gobierno deberá solicitar una dispensa al FMI cuando se audite la meta fiscal comprometida para fin de marzo. Asimismo, la compraventa neta de divisas del Central terminó acumulando un rojo de 3.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2023, pese a que el pago de importaciones del primer bimestre habría sido inferior en 2.000 millones al devengado”, detallaron desde el IERAL.
“El primer trimestre de 2023 fue el peor en términos de liquidación de divisas del agro desde que se tiene registro. Frente a esto, no fue sorpresa que el BCRA haya padecido el peor arranque de año en el MULC de las últimas dos décadas”, indicó un informe de GMA Capital.
“Este escenario lleva a la necesidad de volver con el Dólar Soja pero recargado. Ahora es el Dólar Agro, a través del cual se esperan recaudar USD 7.000 millones. La Argentina necesita el doble de divisas, por eso es de esperar que en 2023 el PBI caiga -1%. Cuando miramos 2024 y 2025 (2,2% entre ambos años), no se esperan, a priori, una recuperación vigorosa de la economía”, resumió Walter Morales, presidente de Wise Capital.
El Gobierno argentino ya había implementado este beneficio en 2022 para las ventas externas de soja, que los productores estaban almacenando porque no les resultaba rentable exportarla a una cotización del dólar que no les ofrecía margen de ganancia ante un aumento de costos por la inflación del 100% anual.
Esta cotización diferencial de la divisa estadounidense se la apodó “dólar soja”, esquema vigente en los meses de septiembre y diciembre, justamente aquellos en los que el BCRA pudo sostener un saldo neto positivo por sus intervenciones en el mercado de cambios.
“En un escenario de ‘manta corta’, las metas de diciembre de 2022 comprometidas con el FMI se cumplieron al costo de complicar los números del primer trimestre de 2023. La caída de la recaudación por retenciones y la no acumulación de reservas tienen más que ver con la aceleración inflacionaria del segundo semestre de 2022 y con el adelanto de exportaciones generado por el ‘dólar soja II’ de diciembre que por el impacto de la sequía, que se notará con fuerza en el transcurso de este segundo trimestre”, explicaron los economista del IERAL Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez.
La novedad ahora es la inclusión de pequeños y medianos productores de cultivos menos tradicionales. Como condición para acceder al beneficio, el Gobierno les impuso participar en un programa de precios, mantener empleo y garantizar volumen y abastecimiento del mercado interno. Los analistas estiman que la inflación de marzo estará cerca del 7 por ciento.
Si se toman en cuenta las cosechas de soja, trigo y maíz, que representan el 87% de la producción de cereales de Argentina, las pérdidas por sequía alcanzarán aproximadamente USD 14.140 millones, según fuentes del sector citadas por AP.
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