Comenzó la restauración del avión más grande y pesado jamás volado; se trata del gigantesco avión de carga Mriya, que fue destruido en combate en los primeros días de la guerra que desató Rusia sobre Ucrania.
Los trabajadores están desmantelando pieza por pieza los restos de la aeronave para reconstruirlo con piezas recuperadas, tal como detalló The New York Times.
El avión, cuyo nombre en ucraniano significa El Sueño, una vez ostentó gigantescas aletas traseras gemelas que alcanzaban la altura de un edificio de seis pisos. Sin embargo, ahora ha perdido no solo sus aletas, sino también su plano de cola, los flaps, los sistemas hidráulicos, las bombas de combustible y tres de sus seis motores, el esplendor del “avión más grande del mundo” quedó sepultado bajo las llamas de las bombas.
La restauración del Mriya se ha convertido en una fuente de inspiración para la compañía aeronáutica propietaria, Antonov, quien espera que este proyecto simbolice su capacidad de restaurar algo tan gigantesco y complejo como este avión, lo que a su vez puede inspirar a la gente a trabajar por la reconstrucción de Ucrania.
A pesar de las críticas de los escépticos la empresa estatal sigue adelante con el plan de reconstruir el gigantesco avión. El subdirector e ingeniero jefe de la compañía, Vladyslav Valsyk, argumenta que este proyecto puede servir como fuente de esperanza e inspiración para la gente en Ucrania, que todavía se encuentra en medio de una guerra atroz.
Sin embargo, los críticos argumentan que la reconstrucción del avión no es una prioridad en medio de la guerra y que la compañía debería centrarse en la producción de tecnología más útil para las fuerzas armadas, como por ejemplo drones.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, anunció en mayo del año pasado que el país reconstruiría el Mriya, el único avión de su tipo que se haya completado. En el verano, el empresario británico y entusiasta de la aviación Richard Branson visitó los restos del avión y se mostró entusiasmado por ayudar en su restauración.
Sin embargo, más personas cuestionaron la decisión de Antonov de dedicar tiempo y dinero a la reconstrucción del avión en un momento en que el país está lidiando con una guerra en curso y enormes desafíos humanitarios. Los críticos, como el analista de aviación Valery Romanenko, argumentan que los esfuerzos deberían centrarse en hacer algo más urgente para las fuerzas armadas, como fabricar drones.
El An-225 Mriya, fue construido en Kiev en la década de 1980 y revisado exhaustivamente después de que Ucrania obtuviera su independencia de la Unión Soviética, era más grande que cualquier otro avión en el cielo.
Fue construido para transportar el orbitador en el programa de transbordadores espaciales soviéticos de corta duración, el Buran, y posteriormente se utilizó para transportar objetos industriales voluminosos a lo largo y ancho de todo el mundo.
El proyecto de reconstrucción, que se espera que cueste alrededor de USD 500 millones, aún no aseguró su financiamiento. Se supo que Antonov está en conversaciones con compañías de aviación de todo el mundo, así como con posibles clientes, para futuros vuelos de carga. Mientras tanto, la policía está investigando las circunstancias de la destrucción del avión durante la guerra.
El aparato se encuentra en un estado deplorable después de que fuera incendiado durante la invasión rusa de Ucrania el año pasado. A pesar de que Antonov anunció recientemente planes para restaurar la aeronave, la pregunta que se plantea es si realmente vale la pena el esfuerzo y los costos que conlleva.
La noche anterior a la invasión, la tripulación había preparado el avión para volar a un lugar seguro fuera de Ucrania. Sin embargo, las tropas rusas cruzaron la frontera antes del amanecer y se abalanzaron sobre el aeropuerto de Hostomel, la base del Mriya, con un helicóptero de asalto.
En las batallas, el avión fue rociado con metralla y se incendió. En la semana pasada, la policía anunció el arresto de varios exejecutivos de la empresa Antonov bajo sospecha de obstruir el trabajo de los militares para asegurar el aeropuerto de Hostomel en los días previos a la invasión.
A pesar de que Antonov sostiene que el avión tiene un potencial comercial, el costo por hora de vuelo es de aproximadamente 32.000 dólares cuando lo fletan empresas de la industria energética para transportar grandes equipos alrededor del mundo. Sin embargo, un exingeniero de la compañía manifestó su escepticismo sobre la recuperación de los costos a través de vuelos chárter comerciales.
Incluso el principal atractivo del avión, su gigantismo, ha generado críticas como un vestigio de una mentalidad soviética que Ucrania no necesita hoy y debería dejar atrás.
En resumen, aunque el Antonov An-225 es una hazaña impresionante de la ingeniería y la aviación, su restauración parece ser una tarea costosa e innecesaria en un momento en que Ucrania está luchando por reconstruirse después de la guerra más destructiva en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Además, el avión es considerado por algunos como un símbolo de la mentalidad soviética que Ucrania intenta dejar atrás.
La reconstrucción del avión más grande del mundo es un proyecto que ha desatado la pasión y el compromiso de toda una nación.
A pesar de los enormes desafíos que enfrenta el proyecto, hay una gran cantidad de piezas que pueden ser recuperadas y utilizadas en el proceso de reconstrucción. Algunas partes se fabricarán a medida, pero la empresa cuenta con un fuselaje completo almacenado, sobrante de un plan abandonado para construir un segundo avión gigante de carga.
Hasta el momento, se han recuperado tres de los seis motores a reacción, flaps, partes de los sistemas hidráulicos, parte del tren de aterrizaje, bombas de combustible y el ensamblaje de la cola. El proceso de certificación del avión como “aeronavegable” con los reguladores europeos y estadounidenses será un gran desafío, admitieron los expertos.
Valentyn Kostiyanov, un técnico que trabajó en la construcción del Mriya en la década de 1980, está examinando los restos del avión en busca de piezas que puedan ser utilizadas; “fue quemado tan cruelmente”, dijo luego de ver al avión, que se encuentra apoyado apoyado sobre andamios, cruje con el viento y tiene sus cables cuelgando de las alas.
“Le dedicamos tanto tiempo, miles de horas, durante años lo estuvimos construyendo”, dijo Kostiyanov, solo para verlo destruido en la invasión rusa.
Pero a pesar de la devastación, Kostiyanov no tiene dudas sobre la decisión de tratar de hacer que el avión vuelva a estar en condiciones de volar. “Pregúntale a cualquiera en Ucrania”, dijo, incluso un “niño de dos años te dirá que reconstruyas el Mriya”. La pasión y el compromiso de la nación ucraniana con este proyecto son un testimonio del espíritu humano y de la resiliencia en tiempos difíciles.
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