Aunque el empleo resistió la desaceleración económica, prevén nueva suba de la desocupación por la menor actividad

Los analistas pronostican un desempleo de 8% hacia fin de año, al tiempo que en el sector industrial ya advierten reducciones en las dotaciones de personal de las empresas

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La tasa de actividad, empleo
La tasa de actividad, empleo y pobreza muestran "trayectorias divergentes" que este año comenzarán a coincidir en un empeoramiento de las tres variables

Aunque el último índice de desocupación difundido la semana pasada reflejó el nivel más bajo desde 2004, con una tasa de 6,3% de la población económicamente activa en el último trimestre del 2022 -un dato cuya contundencia se ve afectada por la “calidad” del empleo creado-, la desaceleración de la actividad económica augura corta vida a esa mejora.

Es que advierten los analistas del mercado laboral que las estadísticas oficiales conocidas también en la semana mostraron un retroceso del PBI de 1,5% en el cuarto trimestre 2022 respecto al inmediato anterior, retracción que por ahora el mundo del trabajo parece resistir.

Paradójicamente, además, esa baja tendría poca incidencia en el dato clave que se conocerá este jueves: la tasa de pobreza. Esto porque la contracara de la caída de la desocupación es el aumento del trabajo asalariado no registrado que subió del 33,3% al 35,5% en un año y explica el 81,3% del crecimiento del empleo entre el cuatro trimestre de 2021 y el mismo período de 2022.

El trabajo asalariado no registrado subió del 33,3% al 35,5% en un año y explica el 81,3% del crecimiento del empleo entre el cuatro trimestre de 2021 y un año después

“El aumento de la precariedad de la estructura ocupacional, sumado a la caída salarial, permiten explicar que la pobreza y la indigencia sigan creciendo al tiempo que cae la desocupación”, anticipó el economista de la CTA, Luis Campos, quien graficó el fenómeno: “Ejemplos absurdos de la trayectoria divergente entre empleo y pobreza: en Concordia y Resistencia, la desocupación prácticamente no existe (3,6% y 4,1%, respectivamente) pero la pobreza alcanzó a casi el 50% de la población (49,2% y 49,9%) en el primer semestre”.

Para Campos, si bien por ahora la caída de la actividad económica no impactó en materia de ocupación, las perspectivas más complicadas para los próximos meses harán difícil que la reducción del desempleo se sostenga en el tiempo.

De hecho, la encuesta del Centro de Estudios (CEU) de la Unión Industrial Argentina (UIA), reveló que en enero 2023 el empleo industrial mostró un menor desempeño.

Según los datos recabados por la central fabril, el 17,8% de las empresas manifestó que redujo su dotación de personal respecto del promedio del cuarto trimestre de 2022. Ese recorte, se indicó, resulta superior al 10,5% registrado en el relevamiento anterior,octubre. “Se trata del valor más alto registrado en la serie y superó por primera vez al porcentaje de empresas con subas en su dotación de personal, que fue de 13,9% en enero de 2023″, destacó el reporte que refleja el comportamiento en las compañías del sector industrial.

Las estadísticas elaboradas por la UIA anticipan un punto de inflexión entre la disociación del nivel de actividad económica, en baja desde septiembre del año pasado, y la estadísticas del mercado laboral que no sólo registraron una baja de la desocupación sino también un aumento de la tasa de empleo.

El mercado laboral tarda en reaccionar a la recesión, por lo que es esperable que recién en 2023 se noten mayores dificultades en la demanda de trabajo” advirtió el economista Fernando Marull, quien en su panorama semanal proyectó una reversión de la mejora con una suba de casi 2 puntos en el desempleo, a 8% para este año.

“Se confirmó la caída de la actividad en el cuarto trimestre “aún no cae el empleo, Eso dejará de pasar en 2023 porque esperamos una caída de actividad de 3% y menor empleo, con el desempleo volviendo a 8%, desde 6.3 por ciento”, sostuvo aunque agregó que en el contexto de crisis de actividad, inflación, brecha cambiaria e incertidumbre política “al menos el empleo aguanta”.

Las estadísticas elaboradas por la UIA anticipan un punto de inflexión entre la disociación del nivel de actividad económica, en baja desde septiembre del año pasado, y la estadísticas del mercado laboral

Con todo, su pronóstico es poco alentador y coincide con el consenso de los analistas encuestados por el Banco Central en el Relevamiento de Expectativas del Mercado que también anticipan un mayor desempleo para este año: la estimación es de 7,9% para el cuarto trimestre de 2023 y crece levemente para el próximo año, cuando la proyección indica una suba a 8,2% de la tasa de desempleo.

El empeoramiento de las previsiones para el próximo año se produce en el contexto de estimaciones privadas que empiezan a marcar el inicio de la recesión este año, pero su profundización durante el próximo.

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