Los 5 errores que cometen la mayoría de los conductores y que sólo potencian el caos de tránsito

Algunas son normas de tránsito que todos deben conocer para obtener la licencia de conducir, pero otras son sólo buenas costumbres que mejoran la convivencia en las calles. Manejar considerando el entorno es la clave

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Los embotellamientos son muchas veces provocados por las maniobras sin aviso y sin respeto por los conductores que están en el entorno de un automóvil
Los embotellamientos son muchas veces provocados por las maniobras sin aviso y sin respeto por los conductores que están en el entorno de un automóvil

A diferencia de lo que ocurrió durante mucho tiempo, la superpoblación de autos que hay en todas las ciudades ha convertido la conducción en una verdadera conducta social colectiva. Ya no alcanza con saber cómo y cuándo presionar los pedales, o mover el volante y desenvolverse con soltura en el tránsito, sino que además hay que tener conciencia del movimiento alrededor al momento de sentarse frente al volante.

Quizás para muchos parezca una exageración, pero no lo es. Es muy común encontrarse repentinamente con un auto que va por el medio de una calle de dos carriles a muy baja velocidad, sin siquiera notar que detrás suyo se está formando una larga fila que aumenta con el paso de las cuadras. El clásico “toquecito de bocina” para alertarlo de la situación, también es una constante, porque la reacción de mover inmediatamente el auto hacia la derecha, demuestra que ese conductor no estaba utilizando sus espejos retrovisores.

Pensar en el tránsito considerando las eventuales necesidades de los otros conductores, es en lo que hay que hacer especial hincapié para mejorar la vida de quienes se mueven en una ciudad. Se trata de conectarse con los demás y entender que cualquier movimiento propio, tiene impacto mucho más lejano de lo que creemos. Hay, por lo tanto, varios errores que los conductores cometen y tienen consecuencias directas en el flujo del tránsito.

Los constantes cambios de carril son un "espejismo". Los conductores creen que avanzan y lo único que hacen es generar que muchos tengan que frenar y relenztizar el tránsito en general (Getty Images)
Los constantes cambios de carril son un "espejismo". Los conductores creen que avanzan y lo único que hacen es generar que muchos tengan que frenar y relenztizar el tránsito en general (Getty Images)

1. Hacer constantes cambios de carril

Esta es la perfecta representación del efecto colateral de una maniobra. Así se forman muchos de los embotellamientos que se ven en las autopistas sin que se haya producido un accidente. Es muy frecuente encontrarse con que los autos de una mano avanzan mientras la otra no, y que repentinamente se invierte la situación, y quienes estaban detenidos comienzan a circular mientras los otros quedan parados.

Esto ocurre porque mucho más adelante un auto decidió cambiar de mano y obligó a quien venía por ese carril a frenar para permitirle ingresar. Así se genera un “efecto dominó” en el que todos frenan también detrás suyo, y aunque inmediatamente vuelvan a acelerar, la repetición del freno se multiplica hacia atrás. Entonces lo que suele pasar es que muchos otros automovilistas empiezan a cambiar de mano cuando la propia se frena, y lo único que hacen es potenciar el caos.

Los tres espejos cumplen una función vital para el tránsito ordenado. Mirar constantemente el entorno, evita sorprender a otros conductores con un cambio de dirección
Los tres espejos cumplen una función vital para el tránsito ordenado. Mirar constantemente el entorno, evita sorprender a otros conductores con un cambio de dirección

2. No mirar los espejos

Nada está aislado, todo está conectado en el tránsito así como en un auto lo están los pedales con el volante para que un auto avance en una dirección. No usar los espejos antes de hacer una maniobra es uno de los causales de incidentes o complicaciones en el tráfico. El mismo automovilista que se cambió de carril en el ejemplo anterior, si hubiera mirado el espejo para asegurarse que quién venía por su izquierda estaba lo suficientemente lejos como para que la maniobra no lo obligue a frenar, podría haber evitado el efecto dominó mencionado.

Mirar los espejos con tanta frecuencia como se posible es parte del ordenamiento general del tránsito. Permite saber si la maniobra que se va a hacer afectará a otros automóviles. Tanto sea salir de un estacionamiento, detenerse para estacionar, doblar invadiendo un carril lateral, o notar si detrás hay otros conductores intentando adelantar.

Ajustar los espejos es importante. Lo más recomendable es hacerlo de modo tal que en el espejo se refleje la mínima parte posible de la carrocería propia. Así se conseguirá tener una referencia de cercanía lateral con nuestro auto y el mayor ángulo de visión hacia afuera. En el espejo central, no tenerlo obstruido con cosas que lo tapen desde el interior y regular su inclinación para que en su superficie se vea el vidrio trasero completo, permitirá tener un panorama completo complementando los tres espejos, con mínimos puntos ciegos.

Las luces de giro laterales y delanteras están para que peatones o automovilistas que no están detrás, puedan saber la maniobra que se va a efectuar
Las luces de giro laterales y delanteras están para que peatones o automovilistas que no están detrás, puedan saber la maniobra que se va a efectuar

3. No usar correctamente la luz de giro

Toda maniobra que implique un cambio de dirección debe ser anticipada con la luz de giro, no solo para quiénes van detrás, sino para los que están en los costados y quiénes van delante en el mismo sentido o el contrario si se trata de una vía de doble circulación.

Es muy común que un automovilista no coloque la luz de giro porque ve que no hay nadie en sus espejos retrovisores, sin tener en cuenta que el auto tiene los intermitentes también adelante y en los costados, precisamente para que todo el entorno sepa qué maniobra va a hacer. Donde no hay semáforos, los peatones cruzan cuando no viene ningún auto por la calle que pretenden atravesar, pero muchas veces son sorprendidos por un vehículo que viene por la calle perpendicular y dobla sin aviso, generando situaciones de peligro.

Las balizas deben utilizarse solo cuando estamos deteniendo la marcha completamente, para alertar a los conductores que vienen detrás. De ese modo tendrán tiempo de cambiar de dirección sin complicar a los demás. (Getty Images)
Las balizas deben utilizarse solo cuando estamos deteniendo la marcha completamente, para alertar a los conductores que vienen detrás. De ese modo tendrán tiempo de cambiar de dirección sin complicar a los demás. (Getty Images)

4. No anticipar una detención con balizas

Las balizas se usan para advertir que un auto está deteniéndose sobre la vía de circulación o ya está detenido. Hacer esa señalización con el debido tiempo, permitirá que otros conductores puedan preparar una maniobra de cambiar de carril para hacer el adelantamiento con el tiempo suficiente para no generar una brusca frenada detrás suyo.

Además, siempre vale recordar que las balizas no se usan cuando hay niebla o baja visibilidad si se sigue la marcha porque generan confusión, porque los automovilistas no sabrán si el auto que las tiene encendidas está circulando o está detenido. Es uno de los principales motivos de accidentes en esa condición climática.

Cuando un auto frena y repentinamente obstaculiza el paso normal de una calle, genera un retraso que deja a otros vehículos detenidos en esquinas o sendas peatonales. No siempre se puede advertir a tiempo
Cuando un auto frena y repentinamente obstaculiza el paso normal de una calle, genera un retraso que deja a otros vehículos detenidos en esquinas o sendas peatonales. No siempre se puede advertir a tiempo

5. Detenerse en doble fila

Todos lo saben, pero muchos deciden no aplicarlo por conveniencia eventual. Suele pasar cuando hay apuro y no se consigue lugar para estacionar. Lo suelen hacer muchos taxistas para recoger o dejar a un pasajero, pero también muchos lo hacen para bajar a comprar algo al quiosco. “Total son 30 segundos”, es la excusa que se ponen a sí mismos.

Parar en doble fila es uno de los motivos de grandes embotellamientos. En calles angostas del centro de una ciudad, impide el paso de otros autos, pero en calles más anchas, donde hay dos manos de circulación, ocasionan que los automóviles que vienen detrás de quien se detuvo, tengan que frenar y luego abrirse a la mano del costado.

Cuando quien se detiene en doble fila lo hace pocos metros después de una esquina, muchas veces provoca que otros automovilistas queden detenidos en la bocacalle inmediata de atrás, porque el flujo del tránsito se interrumpe sin aviso previo debido a los autos que lo están esquivando.

Detenerse sobre una calle en la que no esta permitido estacionar para ir al kiosko, aunque demande pocos segundos, entorpece el tránsito
Detenerse sobre una calle en la que no esta permitido estacionar para ir al kiosko, aunque demande pocos segundos, entorpece el tránsito

Hay muchas otras maniobras que generan impacto directo en el tránsito, como la de detenerse varios metros antes de una esquina para aprovechar la sombra de un edificio al ver que el semáforo siguiente ya está en rojo y hace mucho calor en un día de verano. Es común verlo y sufrirlo, porque si se piensa que muchos autos tendrán que detenerse antes, habría que pensar que otros quedarán sin poder entrar a la calle desde una arteria lateral, o “enganchados” en el semáforo de atrás.

Lo que deberíamos hacer siempre para tratar de tener un tránsito más ordenado, es ponerse en un cambio de roles. Todos los conductores son peatones en algún momento también, todos alguna vez tienen que estacionar y no encuentran lugar, y todos tienen que frenar repentinamente porque alguien decidió hacer una maniobra inesperada. Con sólo pensar en las necesidades del otro, será un gran primer paso.

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