El pasado 14 de marzo, el Gobierno nacional reestableció los aranceles para la importación de computadoras portátiles y tablets, tras casi seis años sin este tipo de gravamen. Las alícuotas establecidas son del 8% y 16%, dependiendo del caso.
“Esta medida se suma a la creciente imposición de barreras comerciales a nivel local en los últimos años, lo que resulta en mayores costos para la población en general y afecta la inserción del sector productivo en el mundo, disminuyendo la generación de divisas”, dijo la Bolsa de Comercio de Córdoba (BCC) en un comunicado.
“También se espera un impacto en los precios, lo que empeorará la situación en medio de la inflación anual de tres dígitos, la cifra más alta en los últimos 30 años”, agregaron.
Como publicó este medio días atrás, fuentes de la industria coinciden en que los nuevos aranceles provocará un incremento de precios en el corto plazo –que podría ser absorbido por distribuidores o por las cadenas de electrodomésticos e informática–, pero proyectan que en el mediano término habrá más oferta de producción local y que la medida también fortalecerá a los planes de financiamiento oficiales, como Ahora 12, que permiten a más personas acceder notebooks y tablets, y achicar así la brecha digital mediante cuotas que no existe para los productos importados.
Según la entidad cordobesa, un análisis de los precios de los 10 modelos de notebooks más vendidos en Mercado Libre en las primeras 48 horas desde el anuncio de la medida mostró que todos los modelos aumentaron de precio. En promedio, las subas alcanzaron un 37,5%, con máximos de casi el 80% en solo dos días.
“Argentina se encuentra entre los países más aislados y con menor penetración en las cadenas globales de valor, con una política comercial proteccionista que ha generado un exagerado sesgo hacia adentro. Esto se traduce en menos exportaciones de origen local y una disminución en la generación de divisas”, dijeron desde la BCC.
Además, agregaron que la Argentina se destaca por tener algunas de las barreras arancelarias más elevadas del mundo: “En el ranking global de las alícuotas impositivas más elevadas vigentes sobre las importaciones, Argentina se ubica en la posición número catorce”.
Un análisis realizado por el FMI, la OCDE y la OMC muestra que, en promedio, los aranceles en Argentina son significativamente más altos que en otros países del mundo, como se puede observar en el gráfico 2 que compara el nivel de aranceles promedio en 2021 para distintos países.
“Esta realidad limita la inserción del sector productivo argentino en el resto del mundo, y afecta la generación de divisas necesarias para el desarrollo económico del país”, aseguraron y agregaron que Argentina es uno de los países con menor contenido importado en sus exportaciones, lo que podría ser interpretado erróneamente como una política exitosa de sustitución de importaciones y un ahorro neto de divisas.
“En la práctica, los aranceles elevados implican mayores costos para la adquisición de productos extranjeros, lo que conduce a una reducción en las importaciones y múltiples consecuencias negativas”, detalló el informe.
El valor agregado generado a nivel local por las exportaciones, que es una medida más representativa del valor generado por las ventas al resto del mundo, solo representa el 12,8% del Producto Bruto Interno (PBI).
En comparación con otros países de la región, Chile prácticamente duplica este ratio con un 24,7 por ciento. Mientras que en países como Singapur, Luxemburgo e Irlanda, el valor agregado local generado por sus exportaciones representa más del 60% de su producto, como se puede ver en el gráfico 4.
La BCC cerró indicando que “la imposición de aranceles y barreras comerciales representa un grave error en la política económica y comercial argentinas, especialmente en el actual contexto socioeconómico”.
Esto, expresaron, se debe a que el aumento de los costos de los bienes importados impacta negativamente en el poder adquisitivo de la población y las empresas, lo que a su vez reduce la adopción de tecnologías clave para aumentar la productividad laboral y de los sectores productivos. En última instancia, la pérdida de competitividad resultante puede afectar la generación de divisas.
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