Aunque las cotizaciones del dólar financiero reaccionaron a la suba en los últimas jornadas ante la combinación de un escenario internacional inestable combinado con los malos datos de la coyuntura local, esencialmente el registro de inflación del mes pasado, y la suba de la tasa de interés que fue menor a la esperada por el mercado, la evolución del precio del contado con liquidación (CCL) y del dólar Bolsa (MEP), se mantiene por detrás de la inflación. Ajustado por la inflación, señalan los analistas del mercado, las cotizaciones están en niveles similares a finales del año pasado. Eso en un marco de expectativas económicas deteriorándose cada semana, al calor de las proyecciones cada vez más pesimistas respecto de la cosecha e ingreso de divisas.
Esa pérdida de ingresos -la estimación generalizada es una caída de USD 20.000 en el valor de la producción agropecuaria- provocará un menor acceso de los importadores al dólar oficial e impediría, incluso, la normalización durante este año de la deuda comercial acumulada por el Banco Central por unos USD 9.000 millones. Es uno de los elementos que, se prevé, mantendrán firme la demanda de divisas vía contado con liquidación.
Sin embargo, la consultora 1816 identificó en su último informe semanal, cuatro factores que contribuyen a descomprimir la presión en ese mercado y explicarían el desempeño que viene teniendo su cotización en los últimos meses.
En principio, el mercado cuenta con un actor menos: los fondos off shore. Gran parte de la demanda en el CCL provino, en los últimos dos años, de fondos de inversión del exterior que habían quedado “atrapados” en pesos y que, según los cálculos de la consultora, implicaron la salida de USD 2.000 millones entre 2021 y 2022 por este canal,en el que las intervenciones del Banco Central terminaron por asegurarle un menor costo por dolarizarse.
De manera inversa, todavía existiría un flujo de divisas que ingresan inversores que apuestan a la corrección del tipo de cambio que se vislumbra inevitable hacia fin de año. Serían, según 1816, “inversores que traen divisas (o al menos no las demandan) para comprar bonos corporativos dollar linked, apostando a la unificación cambiaria en algún momento de 2024 o 2025. Si bien es cierto que el CCL vale en términos reales lo mismo que a fines del año pasado, quedan pocas dudas que la Argentina, en el ´largo plazo´no necesitará un tipo de cambio de cambio libre tan alto como el actual”.
Otro factor no desdeñable es la mayor oferta de dólares en el mercado bursátil tras la implementación de la medida que habilita a las tarjetas de crédito a convertir al valor del dólar Bolsa los pagos realizados en moneda dura por parte de los turistas extranjeros. De acuerdo a las cifras del Banco Central, por esta vía ingresan diariamente unos USD 8 millones, cifra que de todos modos va en detrimento de la oferta en el mercado informal.
El cuarto motivo que señalan los analistas se basa, en definitiva, en el trade electoral. De acuerdo a su visión, predomina en el mercado la lectura “cuanto peor, mejor”, en el sentido de cuánto peor sea el desempeño económico, mejoran las perspectivas de un cambio de signo político del próximo gobierno, a lo que los inversores darían la bienvenida. Paradójicamente, desde esa perspectiva, cuánto más duros se vislumbran los datos de la economía, mayor estabilidad financiera. El rol de la sequía, otra vez, es clave. “El mercado percibe que la sequía consolidó el escenario de cambio político hacia una administración market friendly y que tendrá el mandato de hacer reformas”, subrayó el informe.
Para completar ese panorama, también los resultados de la negociación con el Fondo Monetario es interpretada como otro indicio de endurecimiento de las condiciones en las que deberá desplegar el oficialismo la campaña electoral. Según Equilibra, las metas establecidas por el FMI, post-sequía, y todavía a la espera de la aprobación del directorio del organismo, tampoco lucen alcanzables. Esto porque aunque se flexibilizaría las metas de acumulación de reservas en USD 2.000 en todo el año, se mantuvo el objetivo fiscal anual (déficit de 1,9%), lo que obliga a un mayor ajuste del gasto para compensar menores ingresos, en pleno año electoral.
“La sequía disminuyó los puntos de contacto entre las necesidades políticas-económicas y las exigencias del Fondo. Esperamos que las metas se renegocien cada trimestre, con ambas partes intentando inclinar la balanza hacia su lado, pero evitando una ruptura”, apuntó Equilibra.
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