En dos operaciones casi simultáneas, la Dirección General de Aduanas frenó el contrabando de 121.000 kilos de ajo que iban a ser enviados a Brasil y Chile.
La parte más grande, unos 97.000 kilos, según informaron las autoridades, fueron decomisados en la frontera con Brasil. La detección de irregularidades fue lograda en base a inteligencia que se había elaborado con relación a los actores que pretendían colocar la mercadería en el país vecino.
En efecto, al recibir la documentación de las operaciones, cuyo valor combinado ascendía a USD 94.300, el organismo que dirige Guillermo Michel advirtió que los proveedores no tenían capacidades de producción consistentes con los volúmenes de ajo que pretendían exportar.
Atento a la trazabilidad de la mercadería, el personal de Aduana les requirió que presentaran la debida documentación para justificar la legal tenencia de la misma y como no fueron capaces de hacerlo, resolvió la interdicción de la carga que se encontraba en zonas primarias aduaneras, concretamente, en depósitos fiscales en la Provincia de Mendoza y en el Resguardo Paso de la Barca en Misiones.
La Aduana denunció penalmente tanto a los operadores como a los auxiliares de comercio exterior de las maniobras. Asimismo, considera probable que la intención final de las mismas también fuera no liquidar las divisas de las exportaciones.
Las maniobras se ajustan a un perfil de riesgo que la Aduana viene elaborando en forma conjunta con la Dirección General Impositiva (DGI) en relación con las exportaciones de ajo. El mismo consiste en operadores que adquieren la mercadería en efectivo, en grandes cantidades, en el mercado informal; la exportan mediante proveedores sin una capacidad acorde a ese volumen y luego, con la mercadería ya colocada en el exterior, evaden la debida liquidación de divisas en la Argentina.
De hecho, en un caso reciente la Aduana denunció a un operador brasileño que presentó notas de crédito de dudosa legitimidad para justificar la falta de ingreso de divisas en una exportación de USD 156 mil a su país de origen. No contaba con un solo empleado en relación de dependencia. El organismo está investigando, en conjunto con la Embajada Argentina en Brasil, a la red de personas que, desde ese país, puede haber colaborado con su conciudadano, el ejecutor de la maniobra en nuestro país.
Asimismo, en casos que la Dirección General de Aduanas dio a conocer unos meses atrás, se expuso que otros exportadores estaban apelando a la creación de empresas fantasma para colocar ajo en Brasil, contando con que, luego de no liquidar los dólares recibidos, serían inhibidas por el organismo controlador.
Es importante señalar que Brasil es el principal destino de las exportaciones de ajo argentino y en los últimos años los productores locales se han visto en desventaja a la hora de competir con los otros dos grandes proveedores de ajo en ese mercado. Uno es China, que produce volúmenes imposibles de igualar y llega a precios que no tienen punto de comparación (casi todos los años se le aplican medidas antidumping). El otro es el mismo Brasil. Los productores del país vecino tuvieron un crecimiento exponencial en volumen y calidad durante los últimos años, desplazando de su propio mercado a muchos proveedores de otros países.
Otra exportación fallida
Al igual que en las fallidas exportaciones a Brasil, la Aduana frenó una operación de 24 mil kg de ajo con el país trasandino como destino, dado que el proveedor no pudo justificar la tenencia de la mercadería. Tampoco acreditaba una capacidad de producción acorde al volumen de la venta, de 2.400 cajas de 10 kg cada una.
El organismo que dirige Guillermo Michel resolvió la interdicción de la carga, que se encontraba arriba de un camión de patente argentina en el depósito General Multimodal, provincia de Mendoza.
Entre ambas operaciones sumaron las 121 toneladas mencionadas anteriormente. Ahora los exportadores deberán enfrentar las consecuencias legales que determine la Justicia.
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