El Indec informó que en febrero la Canasta Básica Total (CBT) aumentó 8,3% y llegó a $177.063 para una familia tipo de dos mayores y dos menores; por su parte, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) experimentó una suba del 11,7% y alcanzó a $80.483 para un hogar promedio.
Ambos índices crecieron por encima de la inflación general de febrero que fue del 6,6%; mientras que el CBT la superó por 1,7 puntos porcentuales, la CBA lo hizo por 5,1 pp. Esto significa que los insumos de primera necesidad son los que están aumentando a mayor ritmo que el promedio del Índice de Precios (IPC), a pesar de los controles oficiales de precios y tarifas reguladas.
Las variaciones acumuladas de los últimos doce meses muestran importantes diferencias. La inflación tuvo un aumento del 102,5% desde febrero de 2022 hasta igual mes de 2023, mientras que la CBT registró un incremento del 111,3% (8,8 puntos por encima del IPC) y la CBA presentó una variación del 115,1% (12,6 puntos por encima del IPC general).
En este complejo contexto, Infobae consultó a dos expertos para saber cómo responden los argentinos, qué cambios de hábitos y consumos hacen para combatir la suba de precios y poder llegar a fin de mes con ingresos que suben menos.
“En materia de consumo privado, los argentinos están experimentando un mayor nivel de ajuste presupuestario en servicios, principalmente debido a los aumentos constantes en categorías como agua, luz, gas, prepagas, seguro del auto, colegio, educación, cable, internet y telefonía, desde septiembre hasta ahora”, dijo Damián Di Pace, de la consultora Focus Market.
“Esto ha provocado que una familia tipo que antes tenía una canasta de servicios de $179.000, hoy en marzo tenga una canasta de servicios de 320.000 pesos. Desafortunadamente, el mayor nivel de ajuste se está dando en el área de servicios privados”, agregó Di Pace.
Damián Di Pace contó que en este escenario “las familias tienen que reducir sus gastos en servicios privados, por ejemplo, cambiando a un plan de telefonía más barato, reduciendo la categoría de la obra social, cambiando a los niños de escuela, optando por un seguro de auto más económico y tratando de reducir el consumo de luz, agua y gas, en la medida que sea posible”.
Las familias tienen que reducir sus gastos en servicios privados, por ejemplo, cambiando el plan de telefonía, de salud, colegio, seguros y racionar el uso de los servicios públicos (Di Pace)
“Esto ha llevado a que las familias con problemas de ingresos y poder adquisitivo se vean aún más afectadas por el aumento en los precios de los servicios”, dijo Di Pace.
“En cuanto a los hábitos de consumo, se ha producido un desplazamiento hacia primeras marcas debido a los Precios Justos regulados por el Gobierno, lo que implica que las familias buscan horarios con stock en grandes superficies y no así en mercados de barrio, como lo son los denominados ‘chinos’”, dijo Di Pace.
Por su parte, Sebastián Domínguez, socio de SDC Asesores Tributarios, dijo: “Hoy en día, el mayor impacto de la inflación en la gente se da en la compra de alimentos y productos en supermercados. Una de las primeras cosas que la gente hace para adaptarse es racionalizar más sus compras, comprando solamente lo esencial”.
“En los supermercados hay promociones y descuentos que se pueden aprovechar, como días de descuento en ciertas tarjetas de crédito, descuentos en ciertos productos, entre otras cosas. Pero estos descuentos requieren esfuerzo y planificación para ser aprovechados de la mejor forma”, explicó Domínguez.
“Otro de los segmentos donde más se recorta es en el ocio, las salidas por diversión como ir a recitales, cenar, ir al cine o al teatro disminuyen debido a la falta de presupuesto”, agregó el experto.
Las salidas por diversión como ir a recitales, cenar, ir al cine o al teatro disminuyen debido a la falta de presupuesto (Domínguez)
“Además, otro efecto importante de la inflación es el aumento de los gastos comunes en los departamentos, es decir las expensas que son difíciles de manejar tanto para los propietarios como para los inquilinos”, dijo Domínguez y explicó que estas subas son insorteables, ya que hay que pagarlas sin la posibilidad de hacer recortes.
“La situación económica también afecta la educación, especialmente en colegios privados, donde los aranceles han aumentado al mismo ritmo que la inflación, lo que hace que sea difícil para las familias con dos o más hijos poder pagarlos y en ocasiones deriva en que deban cambiar a sus hijos de escuela, generando además un malestar familiar”, sostuvo el asesor tributario.
“Otro escenario que observé es que en casos extremos, algunas personas que tienen problemas económicos y poseen un automóvil y una cochera, pueden verse obligadas a dejar de pagar la cochera y tener que dejar el auto en la calle, con el riesgo que esto implica, y en ciertos escenarios, vender el vehículo”, concluyó Domínguez.
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