En un marco que empeora cada día para la perspectiva de ingreso de divisas, el BCRA encadenó nueve jornadas consecutivas de intervención en el mercado de cambios oficial con saldo negativo de USD 96 millones y con ello anota en marzo ventas netas por USD 736 millones. La cifra lleva el saldo negativo en el Mercado Unico y Libre de Cambios (MULC) el transcurso de 2023 a los los 1.694 millones de dólares, monto que representa el peor inicio de año -casi primer trimestre- en años de controles cambiarios. Es decir desde 2013, con el breve interregno de 2016 a mediados de 2019.
A tal punto es grave el dato de 2023, que la cifra duplica el que era hasta ahora el peor registro, en 2015 con un rojo de USD 844 millones, cuando el atraso cambiario superaba incluso el de la convertibilidad.
“En lo que va del año, el 2023 viene siendo el peor año con cepo en términos de intervención cambiaria. El ritmo que actualmente lleva el BCRA, con un promedio de ventas diarias de USD 33 millones, estresa cada vez más el escenario de faltantes de dólares y de esa manera el cumplimiento de las metas de reservas”, advirtió Aurum Valores. En rigor, la meta de reservas está en pleno proceso de autorización ante el directorio del FMI para ser revisada a la baja, según fuentes oficiales, en al menos USD 3.000 millones. El nuevo objetivo sería más accesible, previendo que el Fondo Monetario apruebe en los primeros días de la próxima semana el desembolso de USD 5.400 millones, de los cuales habría que devolver casi de inmediato poco más de la mitad. El saldo restante contribuiría a engrosar el magro nivel de reservas para cumplir, a fin de mes, la nueva meta trimestral.
Superada esa instancia, lejos de descomprimirse, la situación será cada vez más apremiante: la sequía no da tregua y las estimaciones de la cosecha de maíz y trigo se corrigen cada semana a la baja. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires acaba de recortar su proyección y ahora estima que las toneladas de soja disponibles este año alcanzarán apenas las 25.000 toneladas, un 44% menos que el promedio de los últimos 5 años y el volumen más bajo de las últimos 23 años a causa de la continuidad de la ola de calor y la falta de lluvias. La entidad bursátil también redujo la previsión de cosecha de maíz en 1,5 millones de toneladas, de 37,5 millones a 36 millones de toneladas.
Con esa perspectiva, y en el marco de una aceleración de la inflación que arrojó un registro de 6,6% para el mes pasado y la expectativa es que se ubique en torno a 7% este mes, la presión sobre la cotización del dólar en todas sus variantes comenzó a hacerse sentir. “La aceleración de los tipos de cambio libres sigue siendo moneda corriente. En base a esto, la posibilidad de contener saltos más bruscos tanto del oficial como de los financieros, se vuelve más difícil para el Banco Central. Esto se visibiliza con las ventas netas que rueda a rueda el BCRA hace en el MULC para intentar cumplir con su cometido” explicaron desde Aurum. Para mantener bajo control esa presión y evitar, además, mayores tensiones por un posible reacomodamiento de cartera tras conocerse la inflación de febrero es que el Banco Central decidió subir la tasa de interés por primera vez en los últimos seis meses. La autoridad monetaria decidió elevar en 300 puntos básicos, o 3 puntos porcentuales, las tasas de política monetaria, para llevarlas al 78% nominal anual, lo que equivale a 112% de tasa efectiva anual. Eso es también lo que pagarán los plazos fijos desde mañana viernes.
Esta suba de tasas, que se sostienen en terreno positivo tal como exige el FMI, obligaría al Tesoro nacional, a su vez, a convalidar tasas de interés más altas para sus operaciones de financiamiento ya que la tasa de las Leliqs con las que el BCRA esteriliza el excedente de pesos actúan de piso.
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