Más allá de la inflación, para la que en el ministerio de Economía aseguran estar diseñando un paquete de medidas en el que trabaja casi todo el equipo económico, la principal preocupación por estas horas del Gobierno es contener la brecha cambiaria.
Mientras el índice de precios de febrero vuelve a poner al Banco Central en el dilema de volver a acelerar el ritmo de devaluación del dólar oficial que había ralentizado en los últimos dos meses para acomodarlo al ritmo de la inflación, los dólares financieros acusaron el impacto del contexto local y global y en las últimas jornadas registraron subas que llevaron al contado con liquidación a los $400 mientras que el dólar Bolsa cerró ayer en $389. La reacción encendió luces de alerta y, a pesar de las profundas dudas respecto a la política de tasas de interés, finalmente el Banco Central decidió ayer una nueva suba de 3 puntos porcentuales tras seis meses sin modificaciones.
Con el nuevo nivel, de 78% anual o 113% en términos de tasa efectiva anual, la tasa de política monetaria se acerca pero no llega a empatarle a la velocidad de los precios que distintos analistas prevén entre 6,5% y 7% mensual para los próximos meses. De ahí que distintos analistas de mercado entienden que la medida puede resultar más efectiva para controlar la brecha pero no tanto para frenar la inflación. Al mismo tiempo, no descartan que si bien el FMI restringió las posibilidades de intervención en el mercado financiero del dólar, no ató de manos completamente al Gobierno en este frente.
Las nuevas condiciones del acuerdo “revisado” y a la espera de aprobación por parte del directorio del Fondo, implican que el Banco Central no podrá desprenderse de dólares para comprar bonos en moneda dura para luego venderlos a cambio de pesos y calmar las cotizaciones. Sin embargo, no hay una mención tácita a los títulos que el BCRA ya tiene en cartera, lo cuales eventualmente podrían ser volcados al mercado secundario con el mismo fin.
“Una cosa es cierta: para el Gobierno es clave el control de la brecha, y sabe lo que implica que la misma se descontrole y es por eso que no descartamos de plano la posibilidad de esta maniobra”, advierten los analistas de Invertir en Bolsa (IEB). Según sus cálculos, la autoridad monetaria cuenta con unos USD 7.400 millones de títulos a valor de mercado, a los cuales “podría echar mano” para intervenir.
“Una maniobra que no debemos desestimar y que creemos que ante una escalada en los dólares financieros, el Gobierno podría comenzar a echarle mano a los cerca de USD 7.400 millones en bonos soberanos (a valor de mercado) que tiene el BCRA. Si bien el acuerdo con el FMI deja en claro que la Argentina se compromete a no utilizar reservas internacionales o emitir instrumentos externos de corto plazo para intervenir los dólares paralelos, no dice nada -tácitamente- sobre los bonos que ya posee la autoridad monetaria. Creemos que en caso extremo de necesitar contener los dólares paralelos, la autoridad podría comenzar una venta discreta de instrumentos contra pesos (esta vez sin la contraparte de recompra contra dólares)”, sostuvo en un informe difundido ayer.
Se trata, en rigor, de una operatoria a mitad de camino de la que puso en marcha el Tesoro a mediados de enero, cuando lanzó el programa de recompra de bonos en dólares, medida que fue objetada públicamente por el FMI y que ahora queda explícitamente vedada.
“No sé si la suba de tasas va a servir tanto pero no tienen muchos instrumentos. Les queda eso y vender bonos en dólares contra pesos”, opinó el economista de la consultora Ledesma, Gabriel Caamaño, quien destacó si el BCRA sigue emitiendo para financiar el rojo fiscal, permitiendo integrar cada vez mayor porcentaje de los encajes con títulos públicos y también emitiendo para comprar títulos en el secundario para sostener sus precios, “esta suba de tasas es un escarbadiente en el medio del mar”, dijo.
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