La embajadora chilena en Buenos Aires, Bárbara Figueroa Sandoval, prefiere ir de los micro a lo macro cuando destaca la necesidad de fortalecer la integración regional.
La representante del gobierno de Gabriel Boric afirmó que los dos países deben buscar unirse a partir de sus “puntos de convergencia”, más allá de algunas diferencias que existan en materia política y de administración del comercio.
En un desayuno con periodistas, Figueroa Sandoval -licenciada de psicología, profesora de filosofía, sindicalista y política- eludió definir si el mejor camino para esta integración es la apertura que propone Uruguay o el camino más “mercado internista” que sugiere la Argentina, aunque remarcó que la de Chile “es una economía abierta”.
“La prioridad es que Chile, es una economía abierta, debe ser una puerta para la región y eso exige condiciones logísticas concretas”, dijo ante una consulta de Infobae.
La ex sindicalista afirmó que es necesario incrementar la conexión terrestre entre ambos países con la mejora de varios pasos fronterizos que no se encuentran en buen estado y son vitales para el aumento del comercio bilateral y también son importantes para que los productos argentinos se puedan exportar a través del Pacífico.
En particular, resaltó la importancia del Corredor Bioceánico, un proyecto ferroviario, que se ubicará en Brasil, Bolivia, Perú, y conectándolos por hidrovía y vías con Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile, con una extensión total de 3700 kilómetros.
“La intención es que el Corredor no solo sea un camino de tránsito, sino una vía para sumar valor agregado”, indicó la embajadora. De inmediato, aclaró que, para mejorar la comunicación del transporte entre ambos países, “hay que priorizar los pasos más relevantes”, ya que en la cordillera hay 71.
Figueroa también destacó que las relaciones comerciales entre ambos países son buenas y dijo que trabaja para superar “normativas que generan incertidumbre” por las restricciones al movimiento de divisas del gobierno argentino.
Para quitarle una connotación negativa, aclaró que “en Chile no hay temor a invertir en la Argentina; al contrario, pero tenemos que encontrar los mejores mecanismos para que haya fluidez”.
“Las empresas chilenas no se quieren ir, al contrario; están muy cómodas”, señaló la embajadora cuando le preguntaron por la salida de Falabella, que se sumó al éxodo de otras firmas como Masisa y Latam.
.A su lado, diplomáticos de la embajada señalaron que hay cuestiones que tienen que ver con la estrategia global de determinadas empresas y no con la situación particular del país.
En este sentido, Cecilia Alegría de ProChile señaló: “No tenemos casos apocalípticos; los inversores chilenos están conformes y miran la situación de mediano y largo plazo”, al descartar que la crítica situación local pueda disminuir el interés trasandino en este mercado.
Además, la embajadora destacó que ambos países deben aprovechar las enormes oportunidades que brindan los recursos energéticos como el litio y el hidrógeno verde, combinando la necesidad de desarrollo con el cuidado del medio ambiente. “En Chile lo aprendimos después de malas experiencias en los 70 y los 80″, aclaró, con una sonrisa.
La jefa de la misión chilena también se refirió a otras cuestiones políticas –aunque eludió cualquier controversia con su par argentino, Rafael Bielsa, quien fue cuestionado en Chile por algunas de sus intervenciones- y a la importante presencia que tendrá Santiago de Chile en la próxima feria del libro que se desarrollará en Buenos Aires el mes próximo.
Las cifras bilaterales
En enero, el intercambio comercial con Chile registró un superávit de 195 millones de dólares. Se registraron exportaciones por 251 millones de dólares, con una caída de 40,4% respecto al mismo mes del año anterior (-170 millones de dólares). En tanto, las importaciones desde Chile sumaron 56 millones de dólares y registraron una suba interanual de 5,7% (3 millones de dólares), debido especialmente a mayores compras de bienes de capital.
Con USD 4.160 millones, Chile –el cuarto destino para las exportaciones nacionales- aportó en 2022 el mayor superávit bilateral para la Argentina.
En materia de inversiones, hay cerca de 400 empresas chilenas con más de 700 diferentes proyectos de inversión en la Argentina que generan, en forma directa e indirecta, unos 125.000 puestos de trabajo. Los sectores más relevantes son energía eléctrica (con USD 8.754 millones), servicios (USD 8.754 millones), industria (USD 8.754 millones), agro (USD 1.684 millones) y minería (USD 1.632 millones).
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