La debacle creció con las complicaciones del banco Credit Suisse. Sus acciones se desplomaron 24% y agravó la crisis que nació con la caída de un grupo de bancos regionales de Estados Unidos.
El refugio de los inversores, que eligieron seguridad sobre renta, un movimiento llamado fly to quality, fueron los bonos del Tesoro a 10 años que, al subir de precio, bajaron sus rendimientos a niveles mínimos de 3,49%. Hace dos semanas, rendían 4%.
Para el analista financiero Franco Tealdi, “los inversores corrieron a refugiarse a activos seguros como los bonos norteamericanos, los soberanos alemanes o metales preciosos como el oro y la plata. Algunas acciones tecnológicas tuvieron buena performance, especialmente las que tienen buena relación con las tasas de Estados Unidos o buena caja como Apple o Microsoft. El problema fue que los saudíes, principales acciones del Credit Suisse, anunciaron que no iban a capitalizar a la entidad. El banco, que venía con problemas, encontró la excusa perfecta para derrumbarse y sus acciones cayeron y arrastró a todo el sector en Europa. BNP Paribas estuvo 12% abajo igual que Société Génerale. También cayeron los bancos españoles, italianos y suizos. Si bien el gatillo fue Credit Suisse, la crisis previa norteamericana terminó contagiando a Europa. Habrá que ver como repercute en el Banco Central Europeo, que va a tener que tomar el control de la situación. Esto es un tirón de orejas a todos los bancos centrales y se espera su reacción”.
Ese refugio en los activos más seguros provocó la lógica huida de los activos de riesgo, entre ellos los bonos argentinos en dólares que soportaron bajas de más de 3%. El riesgo país voló 104 unidades (+4,5%) a 2.397 puntos básicos, un nivel similar al que tenían el 24 de noviembre pasado.
Con una paridad del Global 2030D de USD 28,95, Sergio Massa, el ministro de Economía, ya se olvidó de la operación de REPO -venta de bonos a un plazo determinado con un precio de recompra fijado de antemano- por USD 1.000 millones. Cuando comenzó a hablar del tema, el bono cotizaba a USD 36 y su aspiración era llevarlo a USD 40 para poder ingresar al mercado internacional de capitales. Nada salió como lo esperaba.
Cuando se creía que el impacto final era la inflación de 6,6%, apareció la crisis de los bancos internacionales, que elevó el precio del dólar en el mundo. La divisa de Estados Unidos subió 1,13% frente a las 6 principales monedas del planeta y golpeó a las reservas argentinas. De esta manera, el Banco Central que vendió USD 87 millones a los importadores y adelantó los dólares para pagar un bono de la provincia de Mendoza, vio derrumbarse las reservas en 366 millones a USD 37.776 millones.
El dólar mayorista respondió a los estímulos externos con un alza de 47 centavos a $202,57 en la punta vendedora.
Según el informe diario del analista Andrés Reschini, “el Banco Central dejó correr al tipo de cambio oficial al 5,69% mensual y el ritmo promedio quedó en 5,52% para marzo que cerraría en $208,41 y quedaría rezagado frente a la inflación”.
Sobre la revaluación del dólar en el mundo dijo que “se nos viene encima, apretando la brecha de competitividad acumulada durante 2023 a favor del peso argentino. Esto y el atraso cambiario fueron responsables de que el Indice del tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que calcula el Banco Central se haya desplomado en dos ruedas de 95.46 a 94,12. Esta dinámica sumó presión al tipo de cambio oficial y podría complicarle al Banco Central mucho más si se decide a subir la tasa de referencia, ya que el balance de la entidad está demasiado apretado por los pasivos remunerados”.
El dato se refleja en la suba de los distintos fines de mes en el mercado de futuros. El plazo sobresaliente fue julio, mes previo a las PASO, donde el dólar subió 1,50% a $278.
En tanto, los dólares alternativos tuvieron una fuerte reacción y el Banco Central, ante el derrumbe del GD30D (-1,7%) no tuvo siquiera la oportunidad de intervenir. De esta manera el MEP aumentó $5,55 (+1,5%) a $383,31. El contado con liquidación avanzó $5,60 (+1,4%) a $ 397,07. El “blue” aumentó $2 a $379 y es el dólar más barato de los que tiene acceso el público -excluyendo al cupo de USD 200 por mes de los bancos- ya que el dólar turista está a $419,15.
Las acciones argentinas se contagiaron de la debacle europea. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, se derrumbó 4,85% en pesos y 6,2% en dólares. Medidos por la divisa norteamericana el indicador esta 21,5% abajo en marzo. Los bancos tuvieron bajas de más de 8%. Los negocios superaron los $6.600 millones porque los inversores vendieron masivamente.
Los negocios en ADRs -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- sumaron $9.279 millones y el panel estuvo en rojo con caídas de hasta 9,5% en los bancos.
Los inversores están desorientados porque el destino de sus colocaciones está en manos de las decisiones que tomen los principales bancos centrales del mundo. La Argentina no tiene otra tarea que la esperar y ver. A sus males internos, se le unieron los externos. En una semana, Sergio Massa vio multiplicarse los problemas y no tiene datos suficientes como para recalcular lo que vendrá.
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