A los bonos argentinos se les pasó el “cuarto de hora”. La euforia del cierre del 2022 y arranque de este año quedó atrás y fueron perdiendo fuerza en forma acelerada. Los temores a nuevas subas de tasas en Estados Unidos y la corrida bancaria que afectó a bancos regionales norteamericanos le asestaron un nuevo golpe, junto al resto de la deuda de mercados emergentes. Pero además, los inversores observan con preocupación que será un año muy difícil por la escasez de dólares, afectando la expectativa de repago de la deuda en moneda dura.
La reducción de las metas de reservas que negoció el equipo económico argentino con el staff del FMI no aportó demasiada tranquilidad. Más bien, es un reconocimiento de los problemas que enfrenta la Argentina en el frente cambiario. De acuerdo a lo que dejaron trascender ambas partes, para la meta de marzo la disminución acordada es de nada menos que USD 3.500 millones. Y en lo que respecta a la meta de fin de año, se pactó una reducción de USD 2.000 millones. Eso significa que el Gobierno deberá dejarle a la próxima administración alrededor de USD 10.000 millones de reservas netas.
Los bonos habían subido más de 30% y llegaron a rozar los USD 35 de paridad en el arranque del año. El mayor optimismo de los mercados financieros impulsó a la deuda emergente, pero los títulos locales subieron más que el resto. Allí se empezó a hablar del “trade electoral”, es decir la apuesta a un nuevo gobierno tras las elecciones que aplique políticas más pro-mercado. La liberación del cepo y la unificación cambiaria serían los primeros pasos en esa dirección.
Tampoco dio resultado la recompra de bonos que se llevó adelante hace poco menos de un mes. El anuncio del equipo económico buscó generar una señal de confianza entre los inversores, al tiempo que se buscaba apuntalar a la deuda en moneda dura. Pero no sucedió hada de eso. Rápidamente llegaron las críticas de quienes señalaban con lógica que no había reservas suficientes para aplicarlas en semejante transacciones. Las recompras se hicieron a un precio de mercado mayor al actual, aunque al mismo tiempo se aprovechó para rescatar deudas que cotizan con fuertes descuentos.
El anuncio de recompra de bonos no tuvo el resultado esperado. Luego de una suba inicial los títulos empezaron a recorrer un camino descendente en el último mes que sigue hasta ahora. La reducción de la meta de reservas pactada con el FMI también muestra los problemas de oferta de divisas de la economía argentina
Las acciones argentinas también se subieron a aquel rally y hubo casos como el de YPF que tuvieron subas de 200% en dólares en apenas seis meses. Otros papeles que venían muy rezagados también empezaron a levantar, como los del sector financiero. Pero ese impulso también desapareció en el último mes.
El riesgo país que había caído hasta los 1.800 puntos sufrió un fuerte rebote y ayer rozó 2.300 puntos básicos. Los bonos argentinos ni siquiera aprovecharon ayer la recuperación de los mercados tras el dato de desaceleración inflacionaria en Estados Unidos.
Los bonos emitidos bajo ley Nueva York siguieron en caída. El Global 2030, por ejemplo, perdió otro 1,2% y cerró a USD 28,25. El resto cayó entre 0,5% y 1%, pero en una jornada que mostró recuperación en casi todos los activos financieros a nivel global.
Las acciones argentinas que cotizan en Nueva York vía ADR siguen devolviendo las ganancias de los meses pasados. Los papeles bancarios cayeron 2,5% en promedio, YPF perdió 1,3% y Edenor terminó casi 5% abajo. Vista Energy siguió sobresaliendo, con una mejora de 1,5%.
Hacia adelante las noticias económicas para la Argentina no serán buenas, por lo que resulta difícil que acciones y bonos tengan grandes repuntes, al menos en los próximos dos o tres meses. La inflación ya oficialmente ayer llegó a los tres dígitos y no será fácil bajarla. Además, la falta de dólares por la sequía impactará en la recaudación y los niveles de actividad.
Una de las incógnitas es si los dólares financieros aguantarán o pegarán un nuevo salto por una mezcla de menor oferta de divisas y cobertura electoral. Se trata de una de las principales preocupaciones del ministro de Economía, Sergio Massa. Un aumento de la brecha cambiaria podría generar más cobertura en moneda dura y por ende mayor devaluación. Se trata de uno de los grandes peligros latentes en los meses previos a las PASO y a las elecciones presidenciales, que se realizarán en la tercera semana de octubre.
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