Este lunes, luego de una internación de alrededor de un mes, falleció el empresario Carlos Pedro Blaquier, que desde 1970 y por más de cuatro décadas estuvo al frente del grupo agroindustrial Ledesma, principal empresa productora de azúcar y papel del país.
La conducción de la empresa está hoy en manos de cuatro de sus cinco hijos: Carlos Herminio –actual presidente de Ledesma–, Alejandro, Santiago e Ignacio Blaquier Arrieta, todos integrantes del directorio de la compañía. Y de su nieto Juan Ignacio Pereyra Iraola, hijo de María Elena, su única hija mujer. Según el último ranking de la revista Forbes –de 2020– Carlos Pedro Blaquier y familia se ubicaron en el puesto 24° entre las 50 familias más ricas de la Argentina, con USD 490 millones.
En tanto, la gestión de la empresa está a cargo de Javier Goñi, que ocupa el cargo de CEO desde marzo de 2017. Ex directivo de la compañía Alpargatas, con su llegada a la empresa de los Blaquier remplazó a Javier Crotto.
Con la muerte de Carlos Blaquier padre, a sus 95 años, no habrá cambios en la empresa. Hace una década que el empresario no participaba de la gestión ni formaba parte del directorio de la compañía. En 2013, había dejado la presidencia de la compañía a su hijo Carlos Herminio Blaquier y desde entonces sus herederos llevan adelante con la conducción de los negocios familiares.
El empresario estaba casado con Nelly Arrieta Wollmann, entonces heredera de la empresa Ledesma, con quien tuvo a sus cinco hijos: Carlos Herminio, María Elena, Alejandro, Santiago e Ignacio. El 2 de febrero de 1970, Carlos Pedro reemplazó a su suegro, Herminio Arrieta, en la conducción de la empresa jujeña, donde durante 18 años había cumplido funciones ejecutivas.
“Ya en ese entonces, Ledesma era una compañía pujante y promisoria, pero fue durante su mandato que logró convertirse en la principal empresa del norte argentino y en una de las más importantes del país”, destacaron desde la empresa.
Blaquier siempre destacó el trabajo de sus predecesores. “Lo difícil es hacer la base sólida; esa no la hice yo, la hicieron Enrique Wollmann y Arrieta. Yo construí sobre buenas bases; si no hubiera tenido buenas bases se habría venido todo abajo”, manifestó durante los festejos del centenario de la empresa, en 2008.
La gestión de Carlos Pedro Blaquier se destacó por tres aspectos emblemáticos: el crecimiento de la producción, la diversificación integral del negocio y el compromiso con la comunidad. Durante el período en el que presidió la empresa, Ledesma duplicó su producción de azúcar, cuadriplicó la de papel y aumentó la de alcohol de 21,2 millones a 70 millones de litros, de los cuales 60 millones se destinan a la elaboración de etanol.
Además de aumentar la escala, Blaquier avanzó en la integración junto con una diversificación acotada en negocios que tuvieran sinergias con los tradicionales, entre ellos:
– El agropecuario, que actualmente se desarrolla en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos.
– La actividad citrícola, que permitió a Ledesma convertirse en el principal productor y exportador de naranjas del país.
– La producción de jarabes de fructosa y otros productos derivados de la molienda húmeda de maíz en la provincia de San Luis. En 2020, Ledesma lo vendió a la empresa a Cargill.
– La fabricación de cuadernos y repuestos escolares, en la provincia de San Luis, que permitió a Ledesma liderar el mercado de cuadernos de la Argentina.
– La producción de energía. Esta integración se plasmó en 1994 con el ingreso de Ledesma en el consorcio productor de gas de Aguaragüe. Además, la producción de bioetanol a partir de la caña de azúcar le permitió a Ledesma participar en el mercado de biocombustibles desde 2010.
“En 1970, Blaquier inició otro capítulo. Para enfrentar la demanda de fructosa, que las fábricas de gaseosas decidieron usar en reemplazo del azúcar, abrió una planta de molienda húmeda de maíz en San Luis (Glucovil). Allí instaló una planta para producir papel para la industria gráfica y escolar, y avanzó sobre el mundo agropecuario con cuatro estancias”, explicó Fernando Rocchi, profesor de Historia de la Universidad Torcuato Di Tella en una nota publicada en 2008.
“La diversificación de actividades permitió adecuarse a la volatilidad de los negocios: a veces el azúcar subsidiaba al papel, otras el papel subsidiaba al azúcar. Lo mismo ocurrió con el conservadurismo financiero que llevó a que la expansión se diera por la reinversión de utilidades y no de créditos externos, que fue una estrategia frente a los avatares del tipo de cambio en el país”, agregó.
En su gestión, Blaquier avanzó en la modificación paulatina del modelo de conducción que caracterizó a Ledesma a lo largo de un siglo: el liderazgo personal del presidente dio lugar a una conducción colegiada del Directorio. Eso permitió una transición ordenada y adecuada a una nueva generación al comando de la empresa.
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