El secretario de Finanzas, Eduardo Setti, se había cubierto temprano al pronosticar un canje de la deuda del Tesoro de 50%. El resultado final fue 64% y no fue un éxito, porque de los $7,5 billones en bonos que se ofrecieron solo $4,34 billones postergaron su vencimiento a 2024 y 2025.
La participación de los bancos oficiales, el Nación y el Provincia, fue fundamental. Entre los privados se destacó Credicoop, algo predecible porque su titular es legislador por el partido gobernante. También participaron Santander, Galicia y el ICBC.
“Pensé que podían tener una adhesión mayor. Esperaba 70%. Mi decepción es porque a los bancos se les tuvo que otorgar lo que pidieron: los bonos duales, put (poder venderlos antes del vencimiento) y constituir los encajes con los nuevos títulos exceptuando los que ajustan por el dólar. Haciendo números más finos, los privados que tienen la mitad de los bonos, aportaron 15% del canje, o sea 7 de cada 10 privados no aceptaron el canje”, señaló el analista financiero y experto en agronegocios, Salvador Vitelli.
“En el futuro podríamos estar viendo al Banco Central comprando en el mercado secundario títulos que no pueden integrar los encajes de los que se desprenden los bancos para hacerse de pesos. Vamos a ver una rotación de carteras donde los títulos que van a sufrir son los dollar linked que no pueden integrar los encajes”, agregó Vitelli.
El canje cerró dos horas después de lo programado para lograr ese monto de adhesión. La explicación oficial fue que se hizo por pedido de los fondos y de los bancos.
El problema es cómo el canje transforma la estructura del sector financiero porque ahora los bancos podrán hacer el encaje -porcentaje de los depósitos que hay que mantener inmovilizados en el Banco Central- con bonos del Tesoro. Los plazos fijos serán respaldados por bonos de la deuda del Tesoro que van al Banco Central. Si bien el encaje en pesos le resulta más caro a los bancos, le da calidad a la garantía de los depósitos. En otras palabras, el Tesoro será el garante de los depósitos en cuenta corriente y plazos fijos y le quita su esencia a la función del canje. La operación encubre un financiamiento de los depositantes al Tesoro.
El mercado, aún sin conocer el resultado de la licitación, siguió cubriéndose con dólares porque la Bolsa de Cereales se acopló al Departamento de Agricultura de Estados Unidos y a la Bolsa de Comercio de Rosario e hizo su ajuste hacia abajo en las estimaciones de la cosecha. El MEP aumentó $2,57 (+0,7%) a $375,43 y el contado con liquidación se disparó $8,82 (+2,3%) a $381,78. Los financieros cotizaron más alto que el “blue” que bajó $5 a $373. Es la tercera suba consecutiva de los dólares alternativos y la magnitud va en alza.
Los bonos de la deuda, como contracara, continuaron con bajas de hasta 2% y dispararon el riesgo país en 36 unidades (+1,7%) a 2.134 puntos básicos. Volvieron al nivel del 22 de febrero pasado.
En la plaza mayorista el dólar subió 37 centavos a $200,37. El ritmo de devaluación no se alteró, pero el Banco Central debió vender USD 47 millones. Las reservas, en estas circunstancias, bajaron USD 88 millones a USD 38.178 millones.
La caída de la Bolsa de Nueva York, ante el temor de los inversores por las pérdidas de un banco que tiene como clientes a empresas de nuevas tecnologías, se trasladó a la Argentina.
Las acciones negociaron un monto regular de $4.094 millones y el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, cedió 1,33%.
Los negocios en ADR’s -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las bolsas de Nueva York- aumentaron a $9.680 millones por la suba del dólar contado con liquidación que se toma de referencia para estas operaciones. Las perdidas fueron abrumadoras. Solo dos de los principales certificados salieron indemnes: Corporación América (+4,4%) e IRSA (+0,6%).
Hoy el dólar reflejará el resultado del canje en sus precios. El escenario no parece el mejor.
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