La nueva estimación de la cosecha del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) cambia el escenario económico de la Argentina. Se recortaron las proyecciones a 40 millones de toneladas de maíz y a 33 millones de soja y van a influir negativamente en el precio de los dólares alternativos y el dólar libre que ayer emitieron un alerta.
La publicación de los números de Estados Unidos obligó a la Bolsa de Comercio a ajustar sus números y pronosticaron 35 millones de toneladas de maíz, contra 42,5 millones de la estimación anterior y 27 millones de soja contra 34,5 millones.
Traducido en dólares las pérdidas pueden superar los USD 20.000 millones de exportaciones y el daño es 70% mayor que el que causó la sequía a Mauricio Macri en la campaña 2016/17 cuando se perdieron USD 8 mil millones. Cabe recordar que esa pérdida fue el comienzo del fin, porque el dólar comenzó a subir y se acudió al FMI para mitigar la fuga de capitales.
La historia vuelve a repetirse de manera más cruel y sobre el final del mandato del actual Gobierno. “Estamos teniendo un doble castigo. La zona núcleo viene muy mal en cuanto a registros hídricos y los precios mundiales se mantienen bajos. O sea, se nos caen la producción y los precios” señaló Salvador Vitelli analista financiero y experto en agronegocios.
“Creo que todavía no se cayó en la cuenta de que va a afectar a la cadena de pagos a partir de agosto. No podemos subestimar lo que va a suceder, porque el escenario es muy desalentador. Para agravar la situación de los productores se dio a conocer la prórroga por 180 días para los embarques comprendidos entre marzo y julio. Es una medida similar a la que se hizo con el trigo a partir de noviembre que derrumbó su precio interno de USD 380 a USD 300 por tonelada porque le quitó la demanda exportadora. Los precios del maíz temprano en marzo y abril van a padecer esta medida y van a bajar. La desilusión del productor es grande porque creían que ante la menor oferta iban a conseguir mejores precios, pero sin los exportadores en el mercado quedan a merced del mercado interno que se satisface con un volumen ínfimo y esta mala cosecha aparece como una sobreoferta”, agregó.
De lo que no cabe duda es que se va a alentar la dolarización de carteras. El inversor no solo va a ver la merma en el ingreso de divisas, sino el derrumbe de la recaudación fiscal que se alimenta con un porcentaje elevado de las exportaciones del agro. La emisión para cubrir esos pesos que dejan de ingresar al Tesoro se puede traducir en más inflación y suba de los dólares alternativos. Además, al FMI hay que pagarle USD 5 mil millones sobre los desembolsos que hace, para amortizar capital e intereses. Tal vez este punto se pueda negociar ante la ausencia de divisas.
El tema no va a incidir en el canje de la deuda de hoy del Tesoro por $7,5 billones cuyos vencimientos se aplazan a 2024 y 2025, porque se cree que habrá un 70% de aceptación. La polémica es cuanto de ese dinero aportará el sector privado. Son pocos los que creen que la propuesta privada cubra 15% de la oferta.
Los bonos en moneda local, adelantaron su pesimismo con sus precios. El TV24, un bono que ajusta por la variación del dólar oficial y venía subiendo a un ritmo de más de 1% diario, quedó sin cambios. Los bonos duales (ajustan por CER o devaluación) tuvieron leves bajas y los bonos que indexan por CER a largo plazo cayeron hasta 0,60% como sucedió con los TX24 y TX26.
Un dato para comprender la menor confianza que generan los títulos oficiales, se vio ayer en la licitación de un bono corporativo. El bono de Compañía General de Combustibles (CGC), recibió ofertas por USD 260 millones y la empresa aceptó USD 150 millones a una tasa de -0,25%. En otras palabras, es un bono en pesos que ajusta por el valor del dólar oficial (dollar linked) que cuando venza pagara el porcentaje de devaluación menos 0,25%. Un seguro de cambio más caro que el que se puede conseguir con un bono del Tesoro que rinde 3,25% sobre la devaluación, pero más confiable para los inversores que se están volcando a los bonos corporativos.
La plaza cambiaria estuvo más activa. Se operaron USD 205 millones en dólares alternativos y hubo subas en el MEP y CCL por segunda rueda consecutiva. El MEP sumó $5,89 (+1,6%) y cerró en $372,86. El contado con liquidación aumentó $3,08 (+0,9%) a $378,96. El “blue” que no fue afectado el día anterior por las malas noticias de Estados Unidos, recuperó $7 y volvió a $378.
“Los dólares financieros superaron los valores que quiere el Banco Central y quedó habilitado un camino de subas. El contado con liquidación tocó los $382 para luego cerrar levemente más abajo. La sequía está influyendo. El dólar es un actor importante en esta grave crisis del agro y encima está la proximidad de las elecciones presidenciales. Los inversores saben que no habrá divisas para todos y comienzan a dolarizar sus carteras porque lucen atrasadas respecto a la inflación”, señaló el trader Esteban Monte.
El dólar mayorista, en tanto, siguió su cansino ritmo de devaluación de 5,9% mensual y subió 0,32 centavos a $200. El Banco Central tuvo que sacrificar USD 66 millones para atender a importadores y empresas. Las reservas cayeron USD 54 millones a USD 38.266 millones.
Los bonos de la deuda, pagaron la deuda del día anterior porque cerraron antes de las declaraciones de Jerome Powell, el titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Esta vez tuvieron bajas de hasta 2,31% como fue el caso del Global 2041. El riesgo país aumentó 54 unidades (+2,6%) a 2.098 puntos básicos.
Las acciones tuvieron un leve repunte. Con negocios por $4.429 millones el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 1,78% en pesos y 0,9% en dólares.
Los negocios en ADRs -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- bajaron a $7.746 millones. Predominaron las alzas y los más favorecidos fueron los bancos. BBVA aumentó 6,3%; Macro, 4,7% y Galicia, 4%.
El escenario para hoy no es el mejor. A pesar de que se cayó la muralla de los plazos de los bonos del Tesoro, creció la cobertura en dólares por los peores datos de la cosecha.