El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) dio a conocer un extremo recorte de previsiones de cosecha de soja en la Argentina que muestra cómo el impacto de la sequía en 2022 y 2023 amenaza con la menor producción de la oleaginosa en más de una década. Se trata del cultivo clave para el ingreso de divisas comerciales al país, que es determinante para la posibilidad de que se cumpla la meta de reservas internacionales acordada con el FMI y también para la capacidad del Banco Central de mantener a raya al dólar y abastecer de importaciones a la industria local.
La cosecha de soja en Argentina será casi un 20% inferior en la temporada actual de lo previsto anteriormente, ya que las condiciones demasiado cálidas y secas impactaron en los cultivos durante el periodo de crecimiento, dijo el miércoles el Gobierno de Estados Unidos.
La menor producción en Argentina, un proveedor clave de cereales para el mundo, es un problema que impactará mucho más allá de las fronteras del país. El hecho de que se espere que haya menos embarques saliendo desde la Argentina impulsará la demanda de exportaciones de soja estadounidense, lo que a su vez disminuirá las ya escasas existencias del país norteamericano. Y moverá al alza los precios.
La cosecha de soja de Argentina se proyectó ahora en 33 millones de toneladas, por debajo del pronóstico de febrero de 41 millones de toneladas
La cosecha de soja de Argentina se proyectó ahora en 33 millones de toneladas, según el reporte mensual Estimaciones de Oferta y Demanda mundial de granos del USDA.
La cifra está por debajo del pronóstico de febrero de 41 millones de toneladas. Analistas esperaban que el informe estimara la cosecha argentina en 36,65 millones de toneladas, según el promedio de estimaciones reveladas en un sondeo de Reuters. Pero el recorte en las estimaciones fue mucho más abrupto de lo esperado.
Si las previsiones de la USDA son correctas, la producción argentina de este año ya estaría por debajo de la que surgió durante la sequía de 2018 y existe la posibilidad de que se transforme en la peor desde 2009. Y no faltan muchos recortes más para que supere, incluso, aquella referencia.
El Gobierno estadounidense recortó además su pronóstico para la cosecha de maíz de Argentina a 40 millones de toneladas desde 47 millones de toneladas de la previsión anterior.
Impacto cambiario
Estimaciones locales, como la que elaboró CREA la semana pasada, calculan que en el escenario más extremo el ingreso de divisas comerciales a la Argentina podría reducirse en USD 20.000 millones.
Los futuros de soja de la Bolsa de Comercio de Chicago subieron a máximos de la sesión poco después de que se publicara el informe. Pero en lo más cercano al día a día de la City porteña, es una pésima noticia para el Banco Central y para el mercado cambiario en general.
Y en la Argentina, un dólar libre que transitaba largas semanas de calmas y hasta de leves retrocesos pegó la vuelta en la rueda del miércoles para cerrar con $7 de suba. No fue el único dólar que se movió: el dólar MEP sumó $5,89 (1,6%) y cerró en $372,86 por unidad. El contado con liquidación aumentó $3,08 (0,9%) a 378,96 pesos.
FMI
En estos días, y en una conversación que parece alargarse, el Ministerio de Economía y el Fondo Monetario Internacional (FMI) continuan el ida y vuelta técnico para determinar cómo será la nueva etapa del programa económico con metas reajustadas, que exigirá menos acumulación de reservas a lo largo del año por el impacto de la sequía en el panorama exportador.
El último de negociaciones entre el Gobierno y el FMI se iniciaron hace un par de semanas en Washington con la misión de funcionarios del Palacio de Hacienda y, tras obtener un respaldo político de la conducción del organismo para avanzar en un recálculo de metas, el trabajo técnico aceleró para darle forma definitiva al nuevo esquema de metas de acopio de divisas en el Banco Central, que hoy aparece lejano a las perspectivas del Poder Ejecutivo.
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