Cuando en 1986, Enzo Ferrari le pidió a Nicola Materazzi que diseñara el Ferrari F40, le dio dos consignas: crear el auto más rápido de todos los tiempos y que no tuviera confort, debía ser una máquina indomable. Efectivamente así fue como nació el último auto que presentó “Il Commendatore”, casi con un hilo de voz, el 21 de julio de 1987. Según contó Materazzi años después, a la mañana siguiente, el Director Comercial de Ferrari, alarmado, le dijo que los habían metido en un serio problema, porque habían recibido 900 pedidos en menos de 24 horas.
Pasaron 35 años hasta que Ferrari presentó otra vez un auto que agotó las ventas antes de empezar a comercializarse. Cuando el año pasado develaron por fin el Purosangue, ya había reservas, que se multiplicaron al ver sus líneas, su concepto y su motorización. Que tuviera un motor V12 era fundamental para no perder su ADN, y a los amantes de esos inconfundibles 12 cilindros inclinados, aunque fuera un SUV o un Crossover, esa condición los tranquilizó.
Se vende a 450.000 euros.
El Purosangue bien podría definirse como el extremo completamente opuesto del F40 en todo lo demás. Aquel auto era rústico, sin tapizados ni aislaciones sonoras, sin manijas para abrir las puertas, ya que en su lugar había un cable que accionaba la cerradura, y sin tecnología. Era pura mecánica. En cambio, el nuevo FUV (Ferrari Utility Vehicle) como muchos describen al Purosangue está pensado para el confort, no solo para quien conduce sino para cuatro pasajeros, nada menos.
Un Ferrari de 4 plazas es extraño, pero no es el primero. Lo que ocurre es que todos los modelos que se hicieron hasta ahora eran los denominados 2+2, porque aunque tuvieran espacio para cuatro ocupantes, no estaban concebidos como tales y solo tenían dos puertas. Hubo un modelo, o un intento, de hacer una berlina de cuatro puertas en 1980. Se llamó Ferrari Pinin, en homenaje a Battista Pininfarina, y era un vehículo plagado de lujos, pero tan costoso de producir, que Fiat lo desechó para destinar esa inversión al exitoso Panda, nada menos.
Así es que el Purosangue es un auto inédito para Ferrari no solo por sus dimensiones y despeje del suelo, sino por su configuración. Y para entender que todo está al servicio de los pasajeros, solo basta con mirar sus cuatro butacas exactamente iguales, porque las plazas traseras son muy confortables y no admiten una quinta persona porque tienen una consola central como la que hay entre los asientos de adelante.
Pero además del espacio, se ha buscado que hasta el acceso sea mejor, porque se tomó la decisión de llevar a producción algo que generalmente se presenta en los autos de concepto, pero que luego no se aplica, como son las puertas con apertura inversa, conocidas popularmente como “puertas suicida”. Si, es un nombre algo impactante, pero así se las conoce a partir de varias ideas sobre su funcionamiento.
Algunos dicen que es porque si se abriera en marcha podría causar serios daños a los pasajeros de los asientos traseros, otros porque los gangsters las usaban para arrojar los cuerpos de sus víctimas, y la más sensata dice que es debido a que al cerrarse las de adelante hacia atrás y las traseras hacia adelante, podrían generar un “encuentro peligroso” para un pasajero subiendo o bajando.
Sin embargo, en Ferrari lo pensaron bien, colocaron el parante o pilar B del mismo espesor normal de los autos con apertura de puertas convencionales de modo de generar un acceso mucho más sencillo a los pasajeros sin tener que arriesgarse a un susto, y la apertura de esas puertas traseras es eléctrica y no manual. La comodidad de los asientos traseros, en el Purosangue, tampoco atenta contra la capacidad del baúl, y ese es también parte del argumento por el que se lo considera un SUV, porque tiene 473 litros, compatible con cualquiera de los modelos de este segmento equivalente.
Otros dos motivos para entender la concepción del vehículo para una mejor vida a bordo, está en la pantalla de 10,2 pulgadas que está frente al acompañante. Desde esa pantalla se pueden manejar todos los dispositivos de confort e infoentretenimiento. El automóvil no tiene un sistema operativo propio sino que interactúa con el que tenga el usuario en su smartphone.
El otro elemento que permite al Purosangue sobresalir en equipamiento es el de la suspensión. Los amortiguadores electónicos desarrollados por Multimatic en Canadá, permiten que el auto tenga suspensión activa. Este sistema, denominado True Active Spool Valve (TASV), permite que no tenga barras estabilizadoras ya que cuenta con un actuador que aplica una fuerza calibrada al vástago del amortiguador hidráulico. Esto permite controlar activamente tanto el balanceo como el cabeceo y también la altura desde el suelo, en cada movimiento del automóvil y a cualquier velocidad, ofreciendo una “calidad de marcha y una estabilidad excepcionales”, según declara la empresa canadiense.
El Purosangue tiene un V12 de 725 CV que conserva las líneas de una Ferrari, pero los tiempos han cambiado, y así como en 2025 lanzarán el primer auto 100% eléctrico, también han quedado atrás la palanca de cambios en casilleros, la tracción descontrolada de las ruedas traseras y la entrega de potencia brutal de aquel F40 imaginado por Enzo Ferrari.
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