El Fondo Monetario Internacional definía en las últimas horas el alcance de la mayor modificación al programa económico con la Argentina en casi un año de vigencia y comunicará cómo serán las nuevas metas de acumulación de reservas, junto con una serie de advertencias sobre la implementación futura de medidas para asegurar su cumplimiento a lo largo del año.
Los equipos técnicos del FMI continuaron entre lunes y martes el trabajo fino para establecer el nuevo sistema de objetivos de acopio de divisas en el Banco Central, tras el respaldo político que tuvo la gestión del Ministerio de Economía con un aval inicial de la directora gerente del organismo Kristalina Georgieva.
Desde Buenos Aires, supervisaron el contacto sostenido con el staff del Fondo el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores del Ministerio de Economía Leonardo Madcur, que hasta el fin de semana habían estado en Washington para plantear en términos técnicos la postura argentina.
El ida y vuelta entre las dos partes concluyó con una aceptación de que el sendero de acumulación de reservas debía ser flexibilizado a la luz de condiciones mucho más desfavorables de lo previsto para hacerlo, principalmente por el impacto de la sequía en las exportaciones agropecuarias, que podría costar unos USD 10.000 millones a la producción de ese sector.
Ese cambio en las metas será ratificado en un comunicado oficial a cargo del staff del FMI, que luego tendrá por delante el trabajo de elaborar el informe de la revisión técnica que será elevado al directorio. Dentro de tres semanas aparece en la hoja de ruta financiera un pago de poco menos de USD 2.700 millones.
Ese comunicado, se prevé, tendrá además un primer aval de que las métricas del cuarto trimestre del 2022 -en rigor, las que debe cumplir en esta instancia el Poder Ejecutivo para contar con el desembolso de USD 5.400 millones a fines de marzo- y consideraciones sobre la implementación del programa en los próximos meses.
No es la primera vez, en rigor, que las metas de acopio de divisas en el Banco Central sufre alguna modificación en el año de vida que lleva el acuerdo. El año pasado hubo un recálculo de objetivos trimestrales de USD 500 millones a la baja para la meta de finales de junio, que aún así no fue cumplida por USD 247 millones.
Además, hubo un recálculo del objetivo anual de 2022, que bajó de USD 5.800 millones a USD 5.000 millones, aunque esos USD 800 millones de diferencia pasaron a ser parte de la meta de este año: originalmente se previó en USD 4.000 millones en la primera versión del acuerdo y fue aumentada a los USD 4.800 millones. A su vez, ese umbral de USD 4.800 millones es el que ahora será flexibilizado, en una medida mayor, según prevén desde el Gobierno nacional.
Esa meta trimestral estipulaba que el organismo que conduce Miguel Pesce debería tener hacia el 31 de marzo, aproximadamente, unos USD 7.800 millones. Esto se compone de los USD 2.277 millones con los que ya contaba el BCRA en diciembre de 2021 -según el cálculo del FMI- más los USD 5.500 millones que estaban previstos para este primer trimestre. Todo indica que esos números serán ahora mucho menores.
Según comentaron en despachos que estuvieron involucrados en la discusión técnica de las últimas semanas, el Fondo Monetario puso sobre la mesa una advertencia por la demora que tuvo la puesta en marcha de la segmentación de tarifas para reducir la cuenta presupuestaria de subsidios, una iniciativa que el organismo bendijo pero que tuvo algunos contratiempos.
Para el FMI la concreción de ese esquema es decisiva para la política económica este año: estima que le reportaría un recorte de 0,5 puntos del PBI del déficit primario, prácticamente toda la poda necesaria para cumplir la meta fiscal. En números: el rojo primario de 2022 terminó en 2,4% del Producto y deberá bajar a 1,9 por ciento. Para el staff del FMI, entonces, solo alcanzaría con una implementación completa de la segmentación -sin que medie un aumento del gasto público que lo compense- para llegar a esa cifra.
En el equipo económico entienden que el contexto de menor disponibilidad de dólares en esta primera parte del año por el impacto pleno de la sequía es un elemento que condiciona el flujo de divisas para importaciones, pero aseguran que “todavía es muy temprano para concluir si este año va a haber menos dólares que el año pasado, hay que dejar pasar al menos dos trimestres”, aseguraron desde un despacho oficial. Además, ratifican que buscarán cumplir con la cifra de importaciones prevista en el presupuesto, por unos USD 93.000 millones.
El Fondo Monetario activó este martes una nueva designación en su plana mayor dirigencial, y que tiene incidencia directa sobre la relación con la Argentina. La directora gerenta del organismo Kristalina Georgieva anunció que el próximo director del Departamento del Hemisferio Occidental será el ex ministro de Hacienda chileno Rodrigo Valdés, que reemplazará así al brasileño Ilan Goldfajn, que asumió como presidente del Banco Interamericano del Desarrollo (BID).
Valdés fue Ministro de Hacienda de Chile de 2015 a 2017, durante la presidencia de Michelle Bachelet. Además, trabajó más de 16 años en el sector público de su país ocupando varios altos cargos en el Ministerio de Hacienda y el Banco Central de Chile, donde fue gerente de la División de Estudios y Economista Principal encargado de elaborar el Informe de Política Monetaria del Banco Central y de supervisar los análisis macroeconómicos. También tuvo un paso por el sector privado.
En términos prácticos, el Departamento del Hemisferio Occidental actúa como una suerte de “supervisión” de los programas acordados con países de esta parte del mundo. Desde 2018, cuando la Argentina retomó la relación financiera con el FMI tras el préstamo Stand By que pidió el gobierno de Mauricio Macri, pasaron por ese sillón el economista mexicano de origen argentino Alejandro Werner y el brasileño Goldfajn.
Seguir leyendo: