La caída de la brecha cambiaria fue uno de los datos relevantes que arrojó febrero, un mes en el que el tipo de cambio oficial subió poco más de 5%, pero cayeron los dólares financieros. Los analistas coinciden en que esta tendencia podría profundizarse, sobre todo cuando se acerquen las elecciones y crezca el escenario de una futura unificación del tipo de cambio.
El dólar minorista pasó en febrero de $ 194 a $ 204, lo que significó una suba de 5,15%. El aumento fue inferior a la inflación acumulada en el mes, que habría superado el 6%. El hecho de que se haya tratado de un mes corto, con los feriados de Carnaval, podría haber influido en la suba algo más acotada del tipo de cambio que maneja el Banco Central.
Los dólares financieros, tras la suba de enero, tuvieron un mes muy tranquilo. El dólar MEP cerró ayer a $ 357, una suba de apenas 0,75% a lo largo de febrero. Y el “contado con liqui” terminó a $ 367, prácticamente sin cambios en el mes. El dólar libre terminó febrero en baja a $ 375 y sufrió una caída de 1,57%. La caída de reservas que sufrió el BCRA en el mes y la intervención cercana a los USD 900 millones para evitar saltos en el dólar oficial no tuvieron mayor impacto en los tipos de cambio financieros, al menos por ahora.
De todo esto se desprende que en febrero el plazo fijo ajustado por UVA, y también el tradicional (con tasas cercanas al 75% anual) le ganaron por goleada a la evolución del dólar. No fue un comportamiento aislado.
El economista Fernando Marull destacó que en los últimos doce meses el plazo fijo ajustado por inflación (UVA) dejó casi el 102%, mientras que la suba del dólar financiero llegó a 78%. “Digno producto las colocaciones en pesos…por ahora”, posteó en redes sociales.
En medio de la elevada inflación y altas tasas de interés, los ahorristas miran de reojo lo que sucede con el dólar para evaluar si conviene quedarse o no en pesos. La reducción que tuvo la brecha en febrero es un argumento para mantenerse en moneda local, aunque en los próximos meses podría crecer la presión cambiaria
Como resultado, la brecha cambiaria se achicó al 75% si se compara el dólar MEP en relación al tipo de cambio minorista, cuando hace un mes era de casi el 83%. Si la comparación se hace con el CCL, la distancia pasó del 90% al 79%, lo que implica una reducción significativa.
La gran incógnita a develar es si hacia adelante la brecha cambiaria podría seguir achicándose hacia adelante. De la respuesta dependerá como posicionarse para futuras inversiones. Si la distancia se sigue reduciendo, significa que los dólares financieros continuarán perdiendo respecto a las opciones en pesos que ajustan por inflación. En cambio, si se agranda entonces resultaría más atractivo quedarse en moneda dura.
En general, la visión de los economistas es que la brecha cambiaria tenderá a reducirse pero en forma muy lenta. Fausto Spotorno consideró que “un poco más adelante podría caer a un rango de entre 60% y 70%, sobre todo si llegan inversiones financieras que apuntan a un cambio de Gobierno”. En este escenario, podrían entrar divisas apostando por títulos argentinos, que sufrieron importantes caídas en las primeras semanas de febrero, aunque luego se recuperaron parcialmente.
Marull plantea algo similar. “En mi escenario base, luego de las elecciones presidenciales los dólares financieros van a tender a atrasarse en relación a la inflación. Ante la perspectiva de una unificación cambiaria, sería razonable pensar que el tipo de cambio en un año podría ubicarse en valores de $ 320 a precios de hoy”, esto implicaría un ajuste en términos reales cercano al 20%. De darse este escenario, significa que la economía tendería a encarecerse en dólares.
Mientras tanto, hay un aluvión de empresas que salen al mercado a financiarse en dólares, ofreciendo a inversores minoristas atractivos rendimientos. Esta semana salen al mercado compañías como Edenor, con una Obligación Negociable al 9,75% anual y Pampa Energía, que también buscará USD 100 millones, aprovechando que los bancos prácticamente no le pagan nada a los ahorristas por sus plazos fijos en moneda dura.
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