Los bonos subieron hasta 2,5% luego del anuncio de la flexibilización de la meta de reservas con el FMI

Para los inversores, la mayor flexibilidad demostrada por el organismo despeja el horizonte en los próximos meses y se aleja la posibilidad de un cimbronazo en la economía, en medio del proceso electoral. El dólar también se mantuvo sin sobresaltos

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Tras el último encuentro con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, Massa se aseguró la flexibilización de los compromisos para el primer trimestre
Tras el último encuentro con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, Massa se aseguró la flexibilización de los compromisos para el primer trimestre

Los mercados tomaron con tono positivo el anuncio del acuerdo entre la Argentina y el FMI para flexibilizar las metas de reservas para todo el 2023. Los bonos argentinos fueron los más beneficiados con subas que oscilaron entre 2% y 2,5% según la especie. Este comportamiento revela dos cuestiones: en primer lugar que no hubo sorpresa entre los inversores, que algo se veían venir, y por otra parte que el arreglo ofrece un horizonte de corto plazo de mayor tranquilidad.

La mejora de los títulos argentinos también coincidió con una jornada positiva para Wall Street, en la que se registraron leves subas. Esto al menos parcialmente también colaboró para la baja del riesgo país, que terminó en 1963 puntos, mientras que las acciones argentinas que cotizan en el exterior subieron 2% en promedio, incluyendo los papeles bancarios.

El FMI, según se dejó trascender, anunciará hoy desde Washington el nuevo esquema de metas de reservas que deberá cumplir el Gobierno. Y desde el ministerio de Economía señalaron que el alivio será sustancial. No es para menos, ya que al día de hoy al Banco Central le faltan USD 3.300 millones para la meta original de marzo y debe seguir acumulando unos USD 2.000 millones adicionales para la de junio.

Pero habrá una suerte de borrón y cuenta nueva, lo que permitirá a la Argentina continuar con el programa sin pedir “waivers”, o dispensas, que suele ser un trámite engorroso y que puede generar nerviosismo en el mercado.

Estas nuevas metas “ultra light” que definirá el FMI allanan el camino en los próximos meses, o al menos reducen la posibilidad de un estallido cambiario hasta las elecciones. Éste es uno de los objetivos centrales que se planteó Sergio Massa para el 2023: evitar un escenario extremadamente turbulento, ante las dificultades para bajar la inflación y reanimar la economía, que se encuentra virtualmente planchada.

El comportamiento del dólar es vital en este contexto y lo que se ve es una fuerte estabilidad en las últimas semanas, con el tipo de cambio libre que se mantiene tranquilo debajo de los $380. Justamente al evitarse un “ruido” adicional en la relación con el FMI en los próximos meses todo indica que no habría que esperar grandes sobresaltos con el comportamiento del dólar en los últimos meses.

Las metas “ultra light” que definirá hoy el FMI para la acumulación de reservas tuvieron una buena recepción entre los inversores. Si bien es cierto que el Gobierno tendrá menos poder de fuego para contener al mercado cambiario, por otro lado asegura que no se caerá el acuerdo hasta las elecciones

El problema que sigue enfrentando Massa es que esta mayor flexibilidad que logro del FMI difícilmente se traduzca en una desaceleración inflacionaria o una mejora de los salarios reales. Es decir: el beneficio concreto de esta medida desde el punto de vista electoral es casi nulo. Por otra parte, aumenta las chances de que la economía llegue a las elecciones sin grandes sobresaltos, aunque con poco para ofrecer desde el punto de vista de las chances del oficialismo.

En la misma línea va el canje de deuda en pesos que se está negociando, con el objetivo de refinanciar los vencimientos que enfrenta el Tesoro en el segundo trimestre. La cifra supera los 6 billones de pesos y sigue aumentando cada vez que el Gobierno realiza una licitación como la de la semana pasada. Los inversores aceptan patear para adelante las deudas, pero piden una tasa cada vez más alta (119% anual en pesos en la última) y plazos más cortos, ya que la mayoría de los nuevos títulos se colocaron a julio de 2023.

Avanzar con una operación de estas características tiene como objetivo reducir los temores sobre un posible reperfilamiento de la deuda en pesos en medio del proceso electoral, tal como sucedió en 2019 tras la abultada victoria de Alberto Fernández.

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