En una rueda mayorista con un monto importante de negocios, unos USD 475,4 millones en el segmento de contado (spot), el Banco Central compró unos USD 20 millones, en el segundo día seguido con saldo a favor.
La Reserva Federal de los Estados Unidos aclaró una vez más cuáles son los billetes de dólar que tienen curso legal y que deben ser aceptados para pagos. La comunicación cala hondo en el mercado argentino, donde las distintas emisiones de billetes suelen ser aceptadas con descuentos o directamente rechazadas: como las ediciones previas a la década del 90 conocidas como “cara chica”. Para la entidad que emite la moneda americana, no hay lugar para diferencias.
El dólar “blue” resta dos pesos este martes, para negociarse a $375 para la venta en el reducido mercado paralelo. El billete informal anota una pérdida de seis pesos o un 1,6% en febrero, para interrumpir una serie de tres meses consecutivos de ascensos por encima de la inflación.
En lo que va de 2023 el dólar libre sostiene una ganancia de 8,3% o 29 pesos. Con un dólar mayorista que gana 35 centavos en el día, a $197,16, la brecha cambiaria queda en el 90,2%, tras haber alcanzado un pico de 108% en enero. El tipo de cambio oficial anota un aumento de 20 pesos o un 11,3% en el primer bimestre, por encima de la ganancia de los dólares paralelos y cerca del nivel de inflación.
La discusión sobre dolarización de la economía argentina, que se inició en los ‘90 con el gobierno de Carlos Menem, luego se volvió a poner en agenda en 2018 y 2019 cuando me tocó organizar dos grandes debates en la Universidad del CEMA, continúa actualmente con más fuerza en el medio de la campaña electoral, dado el desastre monetario que viene haciendo el Gobierno.
En enero los turistas no residentes que visitaron la Argentina volcaron USD 164 millones al sistema financiero local en concepto de “Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta”. La cifra supone un salto del 481% respecto a mismo mes de 2022 y se explica porque durante el primer mes del año rigió en forma plena la norma que permite a las emisoras de tarjetas liquidar los dólares que gastan en el país a un tipo de cambio “MEP”, cercano al dólar libre. El resultado fue una reducción del déficit cambiario turístico, que de todas maneras terminó siendo importante.
El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional se aprestan a concluir la negociación que determinará como serán las nuevas metas de acumulación de reservas del programa financiero y que le evitará al Poder Ejecutivo la obligación de acopiar a lo largo del año USD 4.800 millones de divisas en el Banco Central en un año que empezó torcido en el frente cambiario por el impacto de la severa sequía.
La multinacional Accenture, que se dedica a la exportación de servicios y a atender a sus clientes locales en rubros como consultoría y desarrollo de soluciones tecnológicas, entre otros, anunció que dolarizará hasta el 20% del sueldo de sus empleados en Argentina.
Un clásico de todos los inicios de mes, cuando a los ahorristas se les renueva el cupo para acceder a la compra de hasta USD 200 al tipo de cambio de conocido como “dólar solidario” o “dólar ahorro”- que cerró hoy a $ 336- desde hace ya cuatro meses que la modalidad empezó a perder intensidad. Es lo que se refleja en las estadísticas del Banco Central, según las cuales cayó 25% la cantidad de compras y, en estricta correlación, el volumen operado.
Una de las razones que explicó el fuerte salto del gasto público en enero y el marcado déficit primario que registró el primer mes del año fue la aceleración de pagos atrasados que hizo el Ministerio de Economía para reducir la deuda flotante: en un mes recortó casi 60% esos saldos pendientes de 2022, que además es uno de los números críticos que mira el Fondo Monetario Internacional en sus revisiones técnicas.