La duplicación de la tasa interanual de inflación en los últimos doce meses, pasó de 50,7% en enero 2022 a 98,8% un año después, y todo indica que superará el umbral de los 100 puntos porcentuales en febrero -ningún estudio privado espera a pocos días de terminar el mes que la variación del mes del IPC se ubique por debajo de 5,4%- determinó un nuevo deterioro de la capacidad de compra de los salarios y jubilaciones (sin bonos), en particular en los de niveles de menores recursos que apenas pueden acceder a la compra de las canastas básicas de alimentos y total.
Usualmente, los economistas analizan la capacidad de compra de los ingresos de los trabajadores y de los jubilados comparándolos con las tasas de variación del promedio del índice general de precios que publica el Indec, sea del mes o año, o incluso entre extremos en períodos determinados, como puede ser el inicio de un mandato presidencial.
Así, si se toman los últimos datos oficiales a enero 2023 del Ripte (Remuneración Imponible para el Trabajador Estable que estima el Ministerio de Trabajo sobre la base de las declaraciones juradas de los empleadores presentadas al SIPA -Sistema Integrado Previsional Argentino-) de bolsillo -nivel bruto menos el 17% de aportes al sistema previsional, obra social y PAMI-, como del haber previsional mínimo -sin los bonos especiales para esa franja que en su mayoría accedió a través de moratorias, para dejar en claro el perjuicio que genera la movilidad con un rezago de tres meses-, y se los relaciona con el nivel de un año antes y la tasa de inflación de esos 12 meses, surge que en todos los casos en ese período quedaron rezagados respecto del ritmo de los precios.
Frente a una tasa de inflación de 98,8% que informó el Indec al cierre de 2022, el Ripte subió 89,9 por ciento
Frente a una tasa de inflación de 98,8% que informó el Indec al cierre de 2022, el Ripte subió 89,9%; el índice general de salarios del Indec que se informa con atraso de un mes y toma en cuenta el desempeño de los sueldos de los ocupados en relación de dependencia en negro, aumentaron entre diciembre 2021 y diciembre último 90,4% -se desagrega con sendas subas nominales de 93,8% en el sector privado registrado, 99,4% en la administración pública total y 65,4% en la franja no registrada-; y 72,5% subieron los haberes base de los jubilados y pensionados.
En el seguimiento mes a mes de una serie de largo plazo de las tasas de variación de esas fuentes de ingreso respecto del año previo se advierte con claridad como las curvas se entrecruzan permanente, pero con tendencia notoriamente negativa para asalariados y jubilados y pensionados cuando la inflación se acelera, como ocurre actualmente. Explica el creciente desaliento social y pérdida de confianza de los consumidores que miden los estudios privados.
Eso ocurre porque desde hace casi un siglo los economistas han demostrado que el movimiento alcista en forma persistente y generalizada de los precios al consumidor erosiona la capacidad de compra de los sectores con ingresos que se ajustan por “escalones” -acuerdos en paritarias en el caso de una pequeña parte de los asalariados, y desde hace un tiempo por la movilidad previsional cada trimestre, en el de las jubilaciones y pensiones-, más aún en el caso argentino en que la tasa inflación se mueve a ritmo de dos dígitos al año, o peor, como en los últimos meses, están afianzándose a velocidad de tres dígitos (más de 100% si se anualizan las variaciones observadas en los últimos meses).
Relaciones tangibles
De ahí que otra forma, más tangible, para conocer el efecto de la inflación sobre los ingresos de los trabajadores y jubilados es comparar una serie histórica de la capacidad de compra de canastas básicas de consumo habitual, con índices y valores publicados por fuentes oficiales.
Sobre la base de una serie mensual de poco más de 10 años, que es el período máximo con datos disponibles en las series publicadas por el Ministerio de Economía, Infobae pudo detectar que, a tono con lo esperable según las enseñanzas de las teorías económicas, el nivel actual del promedio de los salarios registrados (son más altos que los que perciben los ocupados en la informalidad, así como los que se desempeñan bajo el régimen de casas particulares y a través den planes especiales), y de las jubilaciones, perdieron capacidad de compra, y se acentuó desde el inicio del gobierno del Frente de Todos.
El promedio de los salarios registrados y de las jubilaciones, perdieron capacidad de compra en la última década, se acentuó desde el inicio del gobierno del Frente de Todos
Así, mientras en el promedio de la casi década analizada el haber mínimo de las jubilaciones posibilitaba adquirir casi la totalidad de la Canasta Básica Alimentaria (umbral de indigencia) para una familia tipo integrada por dos adultos y dos menores (94,7% del valor), los $50.124 que rige hasta este mes -antes de descuentos para la obra social y de la cuota de la moratoria para quienes se incorporaron con regímenes especiales- sólo alcanzaron en enero al 69,6% del valor actual de la CBA informado por el Indec de $72.043, perdieron 26,5% en valores reales.
La fuerte desvalorización del poder de compra de las jubilaciones resulta consistente con la tremenda devaluación del peso, habida cuenta de que mientras en el promedio de la década el haber base fue equivalente a USD 239 en enero cayó a USD 136 al tipo de cambio libre; y la CBA convertida de igual forma pasó de USD 247 a 195 dólares.
Menos deterioro exhibió la capacidad de compra de la Canasta Básica Total (umbral de pobreza que fue en enero 2023 de $163.539), pasó del 40% a 31%, disminuyó 10,9%, aunque se mantuvo en una proporción singularmente baja.
Y si bien, la referencia del valor de un conjunto de bienes y servicios básicos para cubrir las necesidades de una familia con dos adultos y dos menores pareciera exagerada, porque por su naturaleza la población de edad avanzada se caracteriza por vivir sin familiares a cargo, más que su cónyuge o pareja, destacan los estudiosos de las condiciones de vida de las personas de edad avanzada la gravitación del gasto en medicamentos y cuidados asistenciales, superan con creces los valores de la CBT tomados como referencia.
Además, no se espera que el anuncio del primer aumento del 2023 de la movilidad jubilatoria de 17,04% como tasa general a partir de los haberes de marzo mejore en forma sostenida la relación con el valor esperado de la CBA y CBT, la experiencia del último año dejó en clara evidencia la rápida licuación desde el segundo mes y terminar por debajo al fin del trimestre.
No se espera que el anuncio del primer aumento del 2023 de la movilidad jubilatoria de 17,04% como tasa general a partir de marzo mejore en forma sostenida la relación con el valor esperado de la CBA y CBT
En el caso de la relación con el valor de la CBA pasó de 77,7% en febrero de 2022 a 81,9% en marzo siguiente y cayó a 73,3% en mayo; se elevó a 80,7% en junio y retrocedió a 70,8% en agosto; se recuperó parcialmente, a 76,4% en septiembre y descendió a 67,7%; subió a 76,6% en diciembre, pero en enero 2023 retrocedió a 69,6%, y pasaría a menos de 66% la capacidad de compra del haber jubilatorio mínimo bruto, sin descuentos y sin bono de $10.000 vigente hasta este mes.
Pérdidas similares registraron los ingresos de bolsillo del promedio de los trabajadores registrados en relación de dependencia en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA): bajaron en valores reales 19% respecto de la variación de la CBA entre enero 2023 y el promedio histórico, a una proporción de 2,35 veces; y 15,1% en el caso de la capacidad de compra de la CBT, a una proporción de apenas 1,04 veces, que lo ubica a menos de 4% de perforar el umbral de pobreza por ingreso.
Es de suponer para los trabajadores asalariados informales, de los cuales no se informa regularmente sobre los niveles de salarios absolutos -sólo las variaciones porcentuales-, como para los cuentapropistas de bajos ingresos, que esas relaciones resultan sensiblemente menores, según se desprende de la brecha que muestran los datos de generación de recursos monetarios en la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.
Sin perspectiva de mejora en corto plazo
En un período más breve de tiempo, como es desde el inicio de la presidencia de Alberto Fernández, el 10 de diciembre de 2019, se observa que la capacidad de compra de la jubilación mínima de la CBA disminuyó 18,8%; y la de la remuneración media del trabajador registrado bajó 12,1%. En tanto el acceso a la CBT se redujo en el trienio en 10,9% y 3,5%, respectivamente.
El Gobierno dispuso paliativos como bonos de emergencia para los sectores con ingresos mínimos, tanto para los registrados como para quienes se desempeñan en la informalidad
Frente a ese cuadro, desde la irrupción de la pandemia de Covid-19 a comienzos de 2020, pero también cuando comenzó a ceder y recuperarse parcialmente la actividad económica, el Gobierno dispuso paliativos como bonos de emergencia para los sectores con ingresos mínimos, tanto para los registrados como para quienes se desempeñan en la informalidad.
Pero como carece de financiamiento genuino por haberle dado prioridad a otros tipos de gastos, como los subsidios a los servicios públicos, pago de sentencias judiciales previsionales a sectores privilegiados de la política y aumento de la nómina salarial de la creciente burocracia estatal, entre otros, su efecto real se licúa con la aceleración de la tasa de inflación.
La expectativa del sector privado de otro año con alta inflación, con un piso en torno a 100%, muy lejos de la pauta presupuestaria del Gobierno de 60%; junto a los aumentos anunciados de recorte de los subsidios sociales y económicos, y desaceleración del ritmo de la actividad económica -acumula un trimestre en baja respecto del inmediato anterior-, hacen prever que 2023 será otro año de deterioro del poder de compra de la población, tanto en pesos como en el equivalente en dólares.
Al cabo del primer mes de 2023 el salario promedio del trabajador registrado se estima que superó levemente $200.000, pero convertido a dólares al tipo de cambio libre cayó a 553, en ambos casos en valores brutos (antes de los descuentos legales), muy lejos de la media de la década que fue de 880 dólares.
Si bien no hay una serie oficial del ingreso medio del trabajador asalariado en la informalidad, el Indec informó que en el tercer trimestre de 2022 se ubicó en el equivalente al 43,2% de lo percibido en la ocupación principal por quien está sujeto al descuento jubilatorio. Un nivel que claramente lo ubica por debajo de la línea de pobreza del hogar.
En el caso de la jubilación mínima, en enero el nivel base (sin bono de $10.000) de $50.124 fue equivalente a USD 136, también muy por debajo del promedio de la última década que fue de casi 237 dólares.
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