(Enviado especial a Bengaluru, India). El Fondo Monetario Internacional (FMI) se apresta a cambiar el programa con la Argentina como consecuencia de la guerra en Ucrania y el grave impacto que la sequía causó en la producción de granos. Sería una modificación parcial de la meta de reservas que se habían previsto para 2023, ante la previsible escasez de dólares causada por acontecimientos exógenos que escapan al control del Palacio de Hacienda.
Hace pocas horas, Kristalina Georgieva anunció a Sergio Massa que el staff del FMI determinó que la Argentina había cumplido las metas acordadas para el último trimestre de 2022. Esa noticia implica que el board del FMI hará un nuevo desembolso que otorgará cierto alivio a las reservas del Banco Central.
En este contexto, la modificación parcial de las metas cuantitativas para 2023 sería anunciada la semana próxima, cuando se conozcan los términos exactos del denominado Staff Level Agreement. Esa comunicación será formalizada en Washington y depende de una orden directa de Georgieva.
En este contexto, la reforma implica que el Fondo y el Palacio de Hacienda coincidieron en la estrategia de adaptar el programa a la actual coyuntura internacional y doméstica. Massa no tiene intenciones de cambiar las metas, porque eso restaría seriedad a su propia hoja de ruta.
Desde esta perspectiva, el jefe del Palacio de Hacienda apuesta a mantener su agenda vinculada al orden fiscal, acumulación de reservas y el orden monetario. Y esta perspectiva es respaldada por Georgieva.
La sequía recortó la producción de granos y la tendencia se puede profundizar en las próximas semanas. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que la cosecha de soja puede caer a niveles históricos, mientras que la trilla de maíz sería la peor desde 2018.
En cuanto a las consecuencias económicas de la guerra ilegal que Rusia libra en Ucrania, un paper del Palacio de Hacienda describe con exactitud su impacto en la disposición de divisas por encima de lo previsto antes del inicio del conflicto bélico.
“La guerra en Ucrania ocasionó importantes cambios en el escenario económico mundial, que generó un efecto negativo de US$ 4.940 millones en la balanza comercial que se atribuye a un shock general de precios internacionales del sector agropecuario (soja 9,4%, trigo 33,7% y maíz 17,8%) y sobre el precio de los combustibles (Gas de Bolivia 114%, GNL 233% y Gasoil 85%)”, revela el informe sobre el costo de la guerra que preparó la cartera de Economía.
Massa aprovechó el escenario del G20 para explicar a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva y a la subdirectora gerente del Fondo, Gita Gopinath, los efectos financieros y económicos que el conflicto bélico y la sequía causaron en la Argentina. El ministro se reunió tres veces con Georgieva y compartió más de un encuentro con Gopinath, que es el cerebro técnico del organismo multilateral de crédito.
Georgieva y Gopinath entendieron con rapidez los argumentos de Massa. Hacía pocas horas que la directora gerente había estado en Kiev visitando al líder ucraniano Volodimir Zelensky, cuando se cumple un año del conflicto en Europa.
Y la vicedirectora Gopinath tiene una base de datos que describe con asombrosa exactitud cómo fluctuaron los comodities mundiales -combustibles, granos y fertilizantes- por la ofensiva militar que ordenó Vladimir Putin desde el Kremlin.
En este contexto, Massa recordó a Georgieva y Gopinath el estricto cumplimiento de las metas acordadas para 2022 y desnudó los costos que la guerra en Ucrania ocasionaron en la Argentina. A un mayor gasto por el incremento de energía, fertilizantes y granos, se sucedió un menor ingreso de dólares a las reservas del Banco Central.
Y para cerrar el círculo económico y financiero, la sequía arrasó con una parte importante de las cosechas de trigo, cebada, soja y maíz. Fue un hecho de la naturaleza causado por el cambio climático que productores clave de la Argentina pudieron describir en detalle a importantes cuadros técnicos del FMI.
Los argumentos del ministro de Economía en Bengaluru tuvieron su impacto en las negociaciones que una misión técnica de la Argentina está ejecutando en Washington. Georgieva y Gopinath informaron sobre la nueva situación a la burocracia del FMI, y desde ese momento el proceso de reformulación del programa se aceleró en términos geométricos.
Cuando ya era madrugada del sábado en Bengaluru, y el calor había empezado a menguar, se sucedieron las comunicaciones que Massa recibía de su equipo apostado en la capital de Estados Unidos. El ministro de Economía escuchaba los reportes de sus funcionarios de confianza, mientras se preparaba para el encuentro que mantendrá hoy con Georgieva y Gopinath.
La cita será en el Centro de Convenciones del hotel Marriot y cuando concluya se prevé que las autoridades del Fondo y el jefe del Palacio de Hacienda comunicaran qué se acordó para responder a las circunstancias extraordinarias causadas por la guerra en Ucrania y la sequía en la Argentina.
Georgieva coincidió con los argumentos de Massa y no hubo objeciones en la Secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, que a través de Janet Yellen controla todos los movimientos del staff y el board del FMI. Argentina está cumpliendo el acuerdo de Facilidades Extendidas, y el anuncio de hoy fue una decisión que asumió la directora del FMI.
No implica un ajuste en la economía, ni un waiver solicitado por el Palacio de Hacienda.
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