A pesar del freno de los últimos meses, prevén que la economía aún puede esquivar la recesión

Son las proyecciones más optimistas: la actividad podría evitar una caída mayor siempre que la inflación no se acelere aún más y los salarios puedan sostener el nivel de consumo. Qué dicen, del otro lado, los pronósticos más sombríos

La producción industrial sufe el impacto de la caída del sector agrícola, dada la menor disponibilidad de dólares.

Aunque no sorprendió, el mal dato de actividad económica de diciembre que marcó la primera retracción interanual (-1,2%) en 21 meses, consolidó los peores pronósticos en pleno año electoral. El fuerte arrastre de la caída del sector agrícola, que a su vez acota drásticamente el volumen de dólares disponibles a la producción industrial, que también retrocede, deja pocas esperanzas de una reactivación en los próximos meses. Sin embargo, donde algunos ven un claro signo negativo y consideran que en febrero la economía ya habría ingresado formalmente en recesión -término que se aplica cuando transcurren dos trimestres consecutivos en caída respecto al período anterior-, otros ven un claro “cambio de ciclo económico” pero no necesariamente una profundización de la caída.

Es el caso, por ejemplo, de la consultora Analytica que dirige Ricardo Delgado. A pesar del indicador del mes pasado peor al esperado, la consultora no sólo mantiene una proyección de avance del PBI para 2023 sino que estima incluso que en el primer trimestre del año se habrá registrado crecimiento.

Para que esto se confirme, advierten, existe una condición sine qua non, no tan sencilla de cumplir: la inflación no debería superar la marca de 6% que anotó en enero.

“Este primer trimestre proyectamos crecimiento respecto al último de 2022, con crecimiento también en el segundo y tercer trimestre del año. Para todo el año prevemos 1,6% de crecimiento”, sostuvo Claudio Caprarulo, el director de la consultora. El economista indicó de todos modos que se trata de una pauta de crecimiento “que es bajo” y que los últimos números oficiales dan cuenta de que la economía “entró en un cambio de ciclo”.

Aun así, el pronóstico está lejos de ser catastrófico. Siempre y cuando no se acelere aún más la inflación.

“Si la inflación no se mueve por encima del 6%, los salarios del sector privado registrado van a seguir de cerca a la inflación, lo que pone un piso al nivel de consumo, que obviamente igual será menos dinámico”, explicó Caprarulo.

No es la única pero es, sin dudas, una de las miradas más optimistas entre el coro de expertos que participan del relevamiento de expectativas del mercado que elabora todos los meses el Banco Central.

Del otro lado están aquellos que vislumbran un panorama más sombrío y que aseguran que si este año la economía anota un 0% de avance del PBI, el resultado finalmente no habrá sido tan malo. Fundamentan el pesimismo no tanto en el registro general de diciembre sino más bien en el desglose del desempeño de las distintas actividades.

Allí se destaca una caída de 18% del sector agropecuario, cuyo impacto se prevé determinante también en los próximos meses. “La última vez que la producción agrícola cayó tanto, la economía cerró un 4% abajo. Si este año da 0%, yo firmo conforme”, apuntó el economista Fausto Spotorno, socio de la consultora OJF & Asociados. “Con la caída de la actividad agropecuaria, con falta de capacidad de compra de insumos, es difícil que haya recuperación económica este año, nosotros prevemos crecimiento negativo”, dijo Spotorno, para quien aun en un escenario “aceptable”, el retroceso es prácticamente inevitable. Esto porque la sequía, además del impacto directo en el dinamismo del agro y la merma de la disponibilidad de dólares para el resto de la economía, provocará una caída de actividad también para las industrias vinculadas: la producción de harinas, aceites, entre otros, además del efecto derrame para la demanda de otros bienes de consumo, como la clásica compra de camionetas.

La sequía “impacta en todo el sector de consumo de las ciudades del interior vinculadas al sector agropecuaria, amén del faltante de insumos”, amplió el consultor que, para completar el panorama destacó el contexto internacional que favorece poco y nada a la economía local. La economía global está desacelerándose, en un contexto de suba de tasas en la economía norteamericana, aunque no implique recesión a nivel mundial, sí significa un motor menos de crecimiento. “Sequía, falta de insumos y suba de tasas internacionales, es un contexto que invita a pensar en un escenario más recesivo”, dijo.

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