La sequía y las temperaturas récord tuvieron en enero una consecuencia adicional al menor ingreso de dólares del campo: a contramano del torniquete oficial a las compras al exterior, la ola de calor forzó a una salida de divisas que duplicó la del año pasado en importación de energía.
La necesidad de una mayor importación, tanto para la generación de energía como de electricidad, explicó gran parte del déficit de la balanza comercial informado ayer por el INDEC. La incidencia de los USD 712 millones en las compras de ese rubro, 96% por encima de enero de 2022, fue determinante no sólo en el desequilibrio de USD 484 del saldo comercial sino también en el hecho de que el conjunto de importaciones registrara un leve aumento de 2,5% interanual, a pesar de la plena vigencia de las durísimas restricciones para ingresar mercadería del exterior.
De hecho, esos controles determinaron la caída de 12,3% de bienes de capital y de 10,5% en bienes intermedios, en general insumos para la producción. Ambas categorías resultan altamente sensibles para sostener el nivel de actividad económica, cuyos registros oficiales ya indican una desaceleración.
Pero las condiciones climáticas jugaron en contra y neutralizaron esos “ahorros” en la salida de dólares. Fuente del sector explicaron a Infobae que el inusual volumen en la compra de energía obedeció a la mayor importación de gasoil que se duplicó (106%) y que insumió unos USD 310 millones y mientras que se cuadriplicó el volumen de importación de energía eléctrica, por USD 101 millones, principalmente desde Brasil.
En esas cifras impactó el calor récord que llevó al límite al sistema, que no cuenta con reservas para enfrentar los picos máximos de consumo. “La Argentina no puede garantizar la generación eléctrica porque tiene gran parte del parque generador sin disponibilidad, tanto por falta de combustible como por problemas técnicos, de mantenimiento”, explicó el economista experto en energía, Julián Rojo. “En el pico máximo de consumo, no alcanza la potencia eléctrica porque no hay reservas de potencia significativas con disponibilidad”, agregó.
Aunque el dato es una mala noticia para los cálculos de Economía, el importe de enero no constituye un indicio de lo que pueda ocurrir en los próximos meses. En ese sentido, la mayor compra de electricidad a Brasil es una de las estrategias a las que apunta la secretaría de Energía durante este año, con el objetivo de minimizar el impacto de la salida de divisas en las reservas del Banco Central. La titular del área, Flavia Royón, se reunió a principios de mes con su par brasileño, Alexandre Silveira, para avanzar con la importación de energía eléctrica entre mayo y septiembre, además de la cesión de parte del gas que Bolivia le vende al país vecino durante el invierno, para que la Argentina pueda asegurarse la provisión energética durante los meses de mayor demanda.
En cualquier caso, la compra de energía también se hizo sentir este mes, cuando el Banco Central se tuvo que desprender la semana pasada de USD 262 millones como pago anticipado de la compra de gas. Se trató de una operación enmarcada en el anuncio del ministro de Economía, Sergio Massa, por el cual el Gobierno aprovechó “una ventana de oportunidad” para realizar una compra anticipada de GNL que permitió, según informó el funcionario, bajar el costo presupuestado de USD 55 el millón de BTU a USD 20,8 la unidad, en una licitación de la que participaron 9 compañías internacionales. En función de ese proceso es que el ahorro que se lograría este año alcanza los USD 2.100 millones respecto de lo proyectado inicialmente.
Sin embargo, en materia de electricidad, durante el primer mes del año, las condiciones climáticas y el estado del parque de generación conspiraron contra el objetivo de un ajuste en la cuenta energética.
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