El Ministerio de Economía comenzará en las próximas horas la primera revisión de metas del año con los funcionarios del Fondo Monetario, aunque los números que aparecerán sobre la mesa de discusión para habilitar el primer desembolso del año corresponderán a los de fines de 2022. Hay, de todas formas, ya idas y vueltas sobre los primeros meses de política económica de 2023.
La misión del Palacio de Hacienda en la capital norteamericana comenzará cerca del fin de esta semana y sostendrá las reuniones centrales para darle forma final a un acuerdo sobre las metas durante la semana próxima. Se prevé un consenso general sobre que el organismo concederá que los objetivos centrales se cumplieron, expondrá sus bemoles sobre una medida como el dólar soja 2, al que considera una práctica de múltiples tipos de cambio y que no está permitida por los estatutos, y dará luz verde a que el directorio analice el informe del staff. Dentro de algunas semanas el máximo órgano decisor del FMI terminará por dar luz verde a un desembolso, el primero del año, por USD 5.400 millones.
El ministro de Economía Sergio Massa –quien no viajó a DC– anticipó que el tira y afloje con el organismo viró desde la perspectiva de metas a una preocupación que habita entre los técnicos del Fondo Monetario: el impacto concreto en términos de reservas y fiscales que tendrá la grave sequía que afecta a la producción agropecuaria.
Implicará menos liquidaciones de granos, un menor ingreso de dólares al Banco Central y menos retenciones a las exportaciones. Queda determinar, desde ambos lados de la mesa, cuál será el costo que tendrá para las cuentas públicas la seca y si implicará algún cambio en la implementación del programa y en su sistema de metas trimestrales.
Los 5 números centrales de la negociación
- Reservas. Tal como informó Infobae, para cumplir el primer objetivo de fines de marzo el BCRA debería sumar unos USD 4.000 millones. La sequía complicó la posibilidad de concretar esa meta y además en lo que va del año el Banco Central se desprendió de más de USD 1.000 millones para intervenir en el mercado cambiario.
En todo caso, la meta del primer trimestre será constitutiva para la habilitación de un desembolso en la revisión que tenga lugar entre mayo y junio. Más allá de que el organismo y el Gobierno ya empezaron a discutir la marcha de la política económica de este año, las metas principales que tendrá que mostrar como cumplidas el Ministerio de Economía son las de fines de diciembre que, coinciden en el Palacio de Hacienda y en informes privados, fueron alcanzadas.
Para el caso de las reservas, la acumulación de divisas en el BCRA necesaria para dar por cumplido el objetivo fue, para fines de diciembre, de USD 5.000 millones. Para la consultora Invecq, el Central entre los dólares acumulados y la posibilidad de ajustar a la baja la meta con un descuento de lo ingresado vía desembolsos de organismos internacionales que no sean el FMI habrían preparado el terreno para alcanzar la métrica para el objetivo más sensible del acuerdo.
La consultora PxQ, por su lado, estimó que en realidad el BCRA terminó el 2022 con un margen mayor de cumplimiento de la meta, unos USD 622 millones por encima de los USD 5.000 millones previstos. El objetivo de acumulación de divisas había sufrido cambios a lo largo del año pasado, y fue modificada desde los USD 5.800 millones originales.
- Emisión monetaria. Se trata de la meta, a priori, que el Poder Ejecutivo alcanzó con mayor margen. Una de las primeras medidas que tomó Sergio Massa al frente del Palacio de Hacienda fue cortar parte de la asistencia del Tesoro desde el Banco Central como señal para los mercados, y terminó el año con un sobrecumplimiento que PxQ ubicó en torno de los 34.000 millones de pesos.
Los primeros tres meses del 2023 tendrán como techo para la financiación del déficit unos $139.000 millones, cerca de un sexto del tope nominal de todo el año, que es de $883.000 millones.
- Déficit fiscal. La meta de reducción del rojo primario fue sobrecumplida por 0,1 puntos del PBI de acuerdo a estimaciones de la Secretaría de Hacienda. Mientras el número máximo de déficit sin contar el pago de intereses de deuda era de 2,015 billones de pesos, las cuentas públicas terminaron con un rojo de $1.955.141 millones.
“Dos líneas explican la caída: prestaciones sociales y subsidios a la energía. Respecto al primero, se profundizó la tendencia a la baja que mostraron en todo el segundo semestre. Los subsidios energéticos cayeron 79% real interanual, por la segmentación de tarifas, la reducción de costos y el diferimiento de pagos”, mencionó un informe de Equilibra.
Ese diferimiento de pagos es lo que se conoce como la deuda flotante. El dato del cierre del 2022, de acuerdo a la base de datos de la Tesorería General fue de 1,1 billones de pesos (1,3% del PBI), un aumento superior al 80% respecto a los $602.000 millones que había registrado noviembre. Una suba en el stock de atrasos de pagos no es extraño a fin de cada año, aunque en 2021 había tenido una suba pronunciadamente menor. No obstante, en el Palacio de Hacienda aseveran que a pesar del salto de diciembre, la meta anual de stock de deuda flotante no correrá peligro.
Para este año, según el último staff report del Fondo, las principales herramientas para el cumplimiento del objetivo de 1,9% de déficit serán la reducción del gasto social, que representarían 0,8 puntos porcentuales y una poda adicional a los subsidios energéticos, por un monto que equivalga a otros 0,6 puntos porcentuales.
-Deuda en pesos. Es otro de los temas de conversación habitual entre el Gobierno y el FMI. Los técnicos del organismo consideran que será “desafiante” para el Poder Ejecutivo afrontar la curva de vencimientos a lo largo del año.
El stock de deuda en pesos es de unos 19,9 billones de pesos (unos USD 52.500 millones con la cotización del dólar blue) es el monto total de deuda en pesos actual, de acuerdo a un informe reciente de la consultora EcoGo. De ese total, el 37% está en manos de tenedores privados: unos 7 billones de pesos. El resto forma parte de las carteras del propio sector público.
La cuestión de las “torres” de vencimientos aparece como la principal preocupación. Un análisis de Invecq explicó que tras la última licitación “se redujeron los plazos de colocación”. “El Tesoro colocó deuda a 3,2 meses (versis 4,1 en enero). Esto se debió exclusivamente a los plazos de colocación de instrumentos no indexados (Ledes y Lelites), que se redujeron a 2,2 meses (versus 3,6 y 3,5 en diciembre y enero respectivamente). Con respecto a la deuda CER, el Tesoro colocó a cuatro meses, al igual que en el promedio de enero”. Entre abril y septiembre vencen más de $12 billones, estimaron.
- Sequía. Desde finales de 2022 los técnicos del FMI ya pusieron sobre la mesa de discusión cuál iba a ser el impacto que tendría la sequía sobre las cuentas públicas, en términos de acumulación de reservas y de ingresos fiscales por la vía de los derechos de exportación.
“La intensificación de la sequía en curso podría reducir las exportaciones agrícolas y las entradas de divisas, avivando la inflación y poniendo en peligro los objetivos del programa. Los riesgos de implementación del programa siguen siendo elevados dada la muy compleja situación económica, social y política interna”, mencionó el FMI en su último informe de staff.
“Proyecciones de Agricultura y cámaras compensadoras del mercado de granos marcan un detrimento del orden de los USD 12.000 millones, por todo concepto. Sobre trigo y maíz implica una reducción de los saldos exportables, además del impacto sobre los precios internos”, mencionó este lunes un informe de la consultora Sarandí.
El riesgo es que, con una entrada mucho menor de dólares por exportaciones agrarias, la primera meta trimestral de reservas de este año, de USD 500 millones por sobre el nivel de diciembre pasado, no se cumpla. En lo que va del año el BCRA perdió más de USD 1.000 millones.
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