Nadie duda de que Mercedes-Benz ha sido desde siempre una marca íntimamente ligada al lujo y la elegancia. Por eso, más allá de la calidad, diseño y equipamiento de sus automóviles, a lo largo de su historia siempre han existido hitos que agregaron a esas cualidades intrínsecas de la marca de la estrella de tres puntas, otros aspectos complementarios.
Las “Flechas de Plata” con las que Juan Manuel Fangio dominó los campeonatos del mundo de Fórmula 1 en 1954 y 1955 fueron una muestra de la capacidad técnica y deportiva que podían tener, refrendada muchos años después con la exitosa era de los McLaren-Mercedes de finales de los años 90 y con el abrumador dominio de los Mercedes AMG F1 con Lewis Hamilton y Nico Rosberg entre 2014 y 2020.
Y así como brillaron en las pistas de carreras, hubo otro tipo de vehículo que desarrollaron por fuera de lo común para los valores de la marca. Se trató del Mercedes G-Wagon, un todoterreno de aspecto rústico pero que se diferenciaba de un Jeep Willys por tener carrocería cerrada y capacidad para más pasajeros sentados. Bien podría decirse que fue uno de los precursores, durante la década del 60, de lo que hoy serían las versiones más extremas de los actuales SUV, junto con el Jeep Wagoneer, el Ford Bronco o el Toyota Land Cruiser.
Ese vehículo nació como una idea mucho antes de conocerse públicamente. Fue en 1969, a partir de la inquietud de Mercedes de desarrollar un “automóvil de pasajeros con capacidad todoterreno”, tal como se lo denominó internamente en la fábrica. Para realizarlo, decidieron contactar a la actual Magna Steyr, por entonces la austríaca Steyr-Daimler-Puch (SDP), con quienes había posibilidades de producirlo aprovechando la experiencia de Mercedes con el Unimog y de SDP con los Puch Haflinger y Puch Pinzgauer.
El vehículo se desarrolló a lo largo de diez años hasta tomar forma final y ser presentado en Toulon, Francia, en febrero de 1979. En aquel momento, en el dossier de prensa entregado a los medios, se destacaban aspectos como el de ser un todoterreno sin concesiones, con capacidad en carretera y máxima variedad de uso. También se enorgullecían de tener un “diseño técnico de esta serie de modelos universales que establece nuevos estándares en el mercado en expansión de vehículos ligeros con capacidad todoterreno”.
Cuando llegó al mercado general, se podía elegir una variante corta o larga, con dos puertas en el primer caso y cuatro en el segundo. Inicialmente pensado como un vehículo perfecto para uso militar o de ocio, de a poco fue cambiando de objetivos y la incorporación de mayor confort y diversas motorizaciones, llevaron al Clase G a ser un todoterreno de lujo que hoy es elegido incluso por famosos artistas como vehículo de uso personal.
También aparecieron las versiones AMG, superdeportivas, pensadas para un público específico que buscaba ese vehículo con prestaciones de alta performance. Incluso en 1983, el piloto belga Jackie Ickx, ganó el Rally París-Dakar con un Mercedes Clase G prototipo, acompañado por el actor francés Claude Brasseur, dándole al modelo, un gran espaldarazo a nivel promocional.
Pero ahora llegó el turno de dar un nuevo salto para Mercedes, y como el lujo ya está establecido en el Clase G, lo que parecen haber querido es recordar que este vehículo está pensado, proyectado y capacitado para circular por cualquier terreno. Así fue como, aprovechando la London Fashion Week, Mercedes y la marca de moda italiana Moncler, se inspiraron en un modelo completamente disruptivo del todoterreno alemán, dotándolo de ruedas concebidas con el concepto de las camperas infladas de la casa de indumentaria, como el modo de crear un concepto que podría recorrer sin problemas la geografía lunar.
El automóvil fue construido como una maqueta, con el mismo proceso que se realizan los concept car de los salones internacionales, y se lo denomina Project Mondo G. Es una versión de 3 puertas, mucho más corta que las actuales de la línea G, que con esas enormes ruedas mida 3,4 metros de ancho y 2,5 metros de altura.
El vehículo pesa 2,5 toneladas y además de la cobertura de las ruedas, tiene también el techo construido con el mismo material acolchado, con un gran cierre de aspecto únicamente decorativo. Al interior, se sigue entrando por las puertas.
La performance, llamada “The Art of Genius”, solo fue una buena excusa para contar la historia de un Mercedes-Benz distinto a todos, que incluso sin tener las formas elegantes y estilizadas de su “familia”, logró imponerse como un auto aspiracional y permanecer en el mercado por más de 40 años.
Ahora empieza la era de la electricidad y el Clase G eléctrico, llamado EQG, estará listo en 2025, manteniendo esa forma cuadrada única que, a pesar de la evolución, nunca tuvo que cambiar.
Seguir leyendo: