Aunque una devaluación brusca es algo que ya se descarta para los próximos meses, las expectativas sobre lo que podría suceder después de las elecciones son bien diferentes. En los últimos días, la cotización del dólar futuro tuvo un importante salto para los meses posteriores a las elecciones presidenciales. El tipo de cambio oficial para fin de diciembre ya se ubica en 393 pesos, es decir el doble que el valor actual.
El mayor salto del tipo de cambio hacia adelante se produce a partir del vencimiento de octubre. La lectura es bastante obvia: los operadores esperan que la cotización del dólar oficial se sincere de manera mucho más rápida una vez que hayan pasado los comicios.
El Gobierno aceleró en los últimos días la suba del dólar oficial ante el incremento de la inflación, que en enero subió hasta 6 por ciento. El plan original de Sergio Massa era reducir el ritmo de devaluación a un rango de 4% a 4,5%, pero tuvo que cambiar la idea a mitad de camino. Ahora el ajuste del tipo de cambio oficial ya corre a un ritmo superior al 5,5% por mes, similar al del segundo semestre de 2022.
Las dificultades para bajar la inflación impactaron sobre el ritmo de aumento del dólar oficial, pero al menos momentáneamente el Central decidió mantener la tasa de interés de política monetaria en 75% anual. La explicación es que el salto inflacionario se explicó mayormente por el aumento de productos estaciones o regulados, como verduras, frutas y tarifas. Sin embargo, en caso de que el índice de febrero se mantenga en niveles parecidos, será más difícil resistir la presión y evitar nuevos incrementos.
Los últimos datos de inflación impactaron en los contratos de dólar futuro y ahora los inversores esperan un salto mayor del tipo de cambio una vez que pasen las elecciones, es decir desde fines de octubre. Para fin de año, el dólar oficial ya cotiza en $ 393
La expectativa de un salto mayor de la tasa de interés también impacta de manera directa sobre los distintos contratos de dólar futuro que se operan en el Rofex. El dólar a fin de septiembre, o sea el mes previo a las elecciones, se ubica en $313 y sube a $338 para los contratos de fin de octubre. Ya para noviembre la cotización salta a $362 y llega a $393 a fin de 2023.
Una de las grandes incógnitas respecto al funcionamiento del mercado cambiario es qué sucederá con la brecha, que hoy se acerca al 95% según el dólar financiero que se tome. En la medida que el tipo de cambio oficial no le pierda pisada a la inflación, es probable que esa distancia no aumente. Incluso si el resultado electoral genera más confianza entre los inversores, no hay que descartar que los dólares financieros se atrasen relativamente y permitan que la brecha cambiaria se reduzca gradualmente.
Tampoco está claro que sucederá con el cepo cambiario, pero es muy probable que el ritmo de salida de los controles cambiarios se realiza de manera mucho más lenta que a fines de 2015, cuando el gobierno de Mauricio Macri decidió eliminarlo de la noche a la mañana.
Los operadores esperan que la cotización del dólar oficial se sincere de manera mucho más rápida una vez que hayan pasado los comicios.
Ahora el panorama es más complejo. En primer lugar porque la brecha es el doble que en aquel entonces (más de 90% ahora contra 40% de 2015). Pero además el desequilibrio monetario es ampliamente superior. Por lo tanto, liberar las restricciones actuales implicaría que mucho de esos pesos podrían ir a presionar sobre los distintos tipos de cambio.
Por lo tanto, es difícil predecir qué sucederá con el ritmo de unificación cambiaria. Por ahora, los economistas que trabajan con los distintos candidatos de Juntos por el Cambio se mantienen cautos respecto al momento de avanzar con esa liberación de trabas y no es parte de las famosas “promesas de campaña”.
La evolución de las reservas es algo que también miran de cerca los inversores, pero no incide de manera tan directa en la cotización del dólar oficial. En caso que el Banco Central continúe con participación negativa en el mercado, lo más probable es que el Gobierno opte por endurecer los controles cambiarios antes de aceptar una devaluación brusca, que sería catastrófica en términos electorales.
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