Dentro del universo vinculado con la vivienda es usual que muchas personas-familias hereden muebles, objetos, antigüedades o electrodomésticos. En muchos casos están quienes eligen darle una segunda oportunidad a los bienes recibidos. Otros prefieren reciclarlos y utilizarlos en sus hogares. También están quienes optan por la venta en ferias o anticuarios en donde pueden obtener unos pesos. Y están los que se inclinan por la donación a instituciones o directamente los regalan.
Es aconsejable apoyarse en quiénes saben cómo tasar el mobiliario heredado, o cómo hay que reciclarlos para venderlo a buen precio.
Pablo Miño, encargado de compras en Mundo Antigüedades, dijo a Infobae que “generalmente cuando nos convoca un cliente para hacer una venta de su mobiliario, lo que prima es la confianza, porque nos abre la puerta de su hogar tanto propio como el de un ser querido, donde la familia tiene valores, recuerdos y afectos. La mejor forma de realizar la tasación es por lotes, o sea por cierta cantidad de artículos juntos donde se separan en distintas categorías: muebles antiguos, modernos, de adornos de mayor valor, entre otras pertenencias”.
Se necesita hacer una tasación acorde con el mueble y el estilo, porque tienen distinta valoración los antiguos, clásicos o los de campo (Zanellato)
En Buenos Aires es común que mucha gente lleve los muebles que recibieron a través de donaciones o por otras razones al Mercado de Pulgas (Avenida Dorrego al 1600, en Colegiales, CABA) o al Puerto de Frutos, en Tigre, entre otras opciones que incluyen ferias y anticuarios.
Tasar bien
“No todo el mundo tiene conocimiento sobre cómo tasarlos bien, es necesario buscar una persona que sepa de muebles antiguos, de estilo, de campo, clásicos o vintage. Mucha gente por la influencia digital recurre a plataformas como Mercado Libre, pero los tasan muy altos y luego vienen descuentos agresivos, porque el interesado siempre pide rebaja”, explicó a Infobae Rodolfo Zanellato, presidente de la Cooperadora del Mercado de Pulgas.
Zanellato, amplió que “a veces compramos hasta una sucesión completa de la familia, cuadros, macetas con plantas, muebles, menos la ropa porque generalmente se dona a una institución o fundación. También sucede que los herederos no venden todo y se quedan con algo que deseen o de valor afectivo que hay en la casa. A veces hay problemas porque desarman juegos de living o de dormitorios por quedarse con alguna pieza y esto complica para vender, porque es mejor que se comercialice un juego completo que uno fraccionado”.
En cuanto al tipo de muebles hay para todos los gustos y ambientes de una casa: sillas huérfanas, juegos de comedor completos, bahiuts, cómodas, secreteres (similares a los escritorios pero incluyen lugares de guardado), roperos, mesas, bancos auxiliares, sillones, entre otros.
Por el gusto de los argentinos están valorados dos estilos principalmente. Los que están relacionados a los Luis XV o XVI (por distintas épocas de los reinados franceses) o los que tienen reminiscencias por sus líneas y ornamentación. Y por otro lado, todo lo relacionado con el estilo nórdico, nacido en los países de esa región a principios del siglo XX, pero que encontró su momento a mediados de ese siglo, de la mano del desarrollo de la hotelería en todo el mundo.
Quiénes los compran
Es muy variado el público que prefiere muebles u objetos usados, pero es habitual que los compren jóvenes o parejas que recién se unen o se casan y quieren vestir su casa con parte de mobiliario antiguo. Hay muchos decoradores o arquitectos que los utilizan en sus obras.
“Incluso hay productores y directores de cines que vienen a comprar muebles o antigüedades para sus películas, obras de teatro o televisión, como quienes filman publicidades, precisó Zanellato.
Es habitual que los compren jóvenes o parejas que recién se unen o se casan y quieren vestir su casa con parte de mobiliario antiguo
“En muchos casos los herederos ya tienen sus casas y artículos propios, y se les dificulta guardar más cosas y también les hace falta el dinero para cubrir ciertos gastos de la propiedad heredada, impuestos, expensas, trámites, por ejemplo. La inmobiliaria siempre recomienda la vivienda vacía, es la mejor forma de ofrecer y vender una propiedad. Es parte de nuestro servicio, brindar una solución económica y un servicio de logística al desocupar la vivienda”, destacó Pablo Miño.
Es importante que el público entienda que las cosas no tienen valor por sus años o la calidad, en la mayoría de los casos es por la exclusividad y el diseño, puede ser lo mejor de todo en material y calidad, pero si no hay quien lo compre no vale nada, esto va de la mano de la oferta y demanda. Por ejemplo en camas que ya no se usan, porque muchos privilegian sommieres.
Miño, dijo que “el público es diverso según su necesidad y presupuesto, está el que le hace falta amoblar la casa con un diseño general pretendido; el que busca alguna cosa que destaque un espacio en particular; está el coleccionista, y si es muy destacable la franja etaria de los clientes que van de 35 a 55 años en su mayoría. También la gente ya no compra cosas para toda la vida, las tiene un tiempo y después reforma o redecora y las trata de vender otra vez para poder conseguir otras”.
Quien compra artículos o muebles y los recicla, haciendo un buen trabajo puede acceder a buenas ganancias que superan el 100% del costo al que fue adquirido.
Eugenia Zavaroni, experta en reacondicionar muebles y objetos, y conductora del programa La recicladora de muebles (canal Más Chic), precisó a Infobae que “todos los muebles son aptos para ser reciclados, una y otra vez, infinitamente. Cuando hay amor por un mueble se lo adapta a la casa y de acuerdo con la necesidad del momento. Hasta se lo cambia de ambiente, incluso de uso. Por ejemplo, una cómoda, que antes guardaba ropa en una habitación puede pasar a guardar la blanquería en el living o comedor”.
Un ropero estilo provenzal que no se pudo ubicar en las habitaciones se adaptó su interior y ahora está ubicado en el comedor como alacena (Zavaroni)
El juego es infinito, no hay límites. “En un ropero estilo provenzal que no se pudo ubicar en las habitaciones se adaptó su interior y ahora está ubicado en el comedor como alacena y cumple su función como lugar de guardado de elementos de cocina”, acotó Zavaroni.
“Hay que buscarle la vuelta, antes de descartar un mueble, repensarlo y sino va, se regala, se dona, se libera”, añadió.
Cada reciclado es un mundo, cada mueble viene con su propia historia, con el estado de conservación, de uso y de cuidado que le dieron. Los tiempos en el taller son relativos porque a veces las procesos se realizan de manera rápida y otra veces, no tanto. Lavar una silla simple sale entre $10.000 y $15.000; una silla de madera con tallado de flores entre $15.000 y $25.000, dependiendo la complejidad de las tallas.
Hace tiempo está de moda lavar la madera, verla al natural, y para eso se suele usar el removedor en gel, un gran aliado a la hora de quitar pinturas y barnices. Por otro lado, la pintura, el darle color a un mueble, es sin dudas un plus de energía, luz y color.
“Usamos un 90% de productos de base al agua. Son muy resistentes, no tienen olor, secan rápido y son amigables con el medio ambiente. También combinar madera, con metal es aconsejable″, amplió Eugenia Zavaroni.
Llegan pedidos de personas que heredan muebles, como también de quiénes los tienen hace años en sus casas y quieren actualizarlo.
Algunos precios
Como referencia en el Mercado de Pulgas un sillón de living puede valer entre $35.000 y $50.000, una mesa de comedor entre $25.000 y $40.000, una lámpara de decoración entre $10.000 y $15.000, una silla entre $12.000 y $15.000, una cómoda provenzal en $20.000 y una valija de viaje de las importadas de Europa en $15.000 por unidad.
Mientras que muebles más suntuosos pueden valer $200.000 para un chaise longue (sillón) estilo francés, una cómoda también francesa ronda $120.000 y una mesa de comedor estilo inglés chipendale oscila en 150.000 pesos.
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