Mientras que los indicadores de Wall Street terminaron con ganancias en un rango de 1,1% a 1,5%, el índice S&P Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cerró con una suba de 3,1%, en los 257.625 puntos. De esa forma, el panel de acciones líderes mantiene un alza en pesos de 27% en 2023 y se sostiene sobre la barrera psicológica de los 250.000 puntos, considerada una resistencia de corto plazo para el indicador de la Bolsa porteña.
“La zona de los 250.000 puntos ha estado actuando como una buena resistencia para el índice últimamente”, dijo Alexander Londoño, analista de ActivTrades.
En Wall Street, los ADR y acciones de empresas argentinas que son negociados en dólares avanzaron hasta 9,3%, con Cresud a la cabeza. También se destacaron las mejoras de Grupo Financiero Galicia (+6,5%) y Banco Francés (+6,2%).YPF ganó 4%, a 12,04 dólares.
Los bonos en dólares estuvieron negociados con caída promedio de 0,4%, según la referencia de los Globales del canje negociados en Wall Street. El riesgo país de JP Morgan avanzaba cinco unidades para la Argentina, en los 1.966 puntos básicos a las 18:10 horas.
“Los bonos soberanos siguieron en baja y el riesgo país volvió a superar los 1.900 puntos básicos. La buena noticia fue que el Merval retomó su camino alcista mientras que los bonos en moneda local, pese a que estuvieron en el centro del debate entre las dos principales fuerzas políticas, lograron sortear la incertidumbre y cerraron la semana con subas generalizadas. Entre estas alzas se destacaron los bonos ajustables por inflación”, consideró Martín Polo, estratega en Jefe de Cohen.
“Por ahora las discusiones entre Gobierno y oposición sobre la deuda en pesos no tuvo mayores repercusiones en el mercado. Sin embargo, al margen de cuan sustentable es el tamaño de la deuda en pesos, lo cierto es que hay que sobrevivir el 2023, donde vencen con privados más de $7 billones. Con que una pequeña parte decida dolarizar, la brecha subiría otro escalón muy rápido”, afirmó el economista Roberto Geretto, analista de Fundcorp.
“En lo que queda del año, el Tesoro deberá afrontar vencimientos por 13,4 billones de pesos, es decir, un promedio de 1,2 billones mensuales”, señaló un reporte de Romano Group y estimó que “el mercado no quiere prestar mucho más allá de septiembre 2023, evitando riesgo electoral”.
El economista y asesor de negocios Salvador Di Stefano enfatizó que “el verdadero problema está en la deuda de la tesorería. En el mandato de Alberto Fernandez la deuda en pesos de la Tesorería aumentó la friolera de $18.948.085 millones, más del doble del déficit fiscal que el Gobierno tuvo durante el período bajo análisis”.
“Si tomamos las cifras totales, el déficit acumulado bajo el gobierno actual fue de $7.537.470, el aumento de la deuda de la tesorería en pesos y el pasivo monetario remunerado del Banco Central sumó la friolera de $27.559.640. Esto implica que la deuda en pesos aumentó 3,66 veces el déficit que pretendió financiar”, precisó Di Stefano.
“Lamentablemente, el gobierno argentino se sigue financiando a través del impuesto inflacionario. Al no generar riqueza, la inflación sirve para traspasar recursos desde el sector privado hacia el sector público, empobreciendo a los ciudadanos y disminuyendo su poder de compra”, expresó Lautaro Moschet, analista de la Fundación Libertad y Progreso.
“Aquí es donde aparece el argumento contradictorio, dado que el enorme gasto social se utiliza en teoría para ayudar a los más necesitados. Pero en verdad, esto agiganta al déficit fiscal, que a su vez se cubre con emisión monetaria. En consecuencia, aumenta la inflación y licua el poder adquisitivo, generando un aumento de pobreza”, explicó Moschet.
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