Para buena parte de los fanáticos de Boca, o los amantes del fútbol local en general, Alberto J. Armando puede representar no mucho más que el nombre oficial de un estadio. Y no de cualquier estadio, sino que ni más ni menos que de la “Bombonera”. El templo del barrio porteño de La Boca lleva ese nombre desde que la gestión de Mauricio Macri en el club decidiera homenajearlo en el año 2000, 12 años después de su muerte. Armando fue uno de los más importantes presidentes del club de la Ribera, en dos gestiones diferentes en las que cabieron míticos equipos como el de Juan Carlos “Toto” Lorenzo y que tuvo en el fracaso de un proyecto faraónico, la ambiciosa ciudad deportiva, uno de sus más recordados legados.
Pero la figura de Armando, aunque tuvo al fútbol como principal vidriera, llegó mucho más allá del deporte. Y aunque él supo afirmar en las distintas memorias que se publicaron sobre su vida que supo perder tres veces su fortuna en buena medida a causa de su pasión por el fútbol, también supo aprovechar su exposición para hacer negocios.
Algo de esa exposición, cargada de la fama de hombre capaz de hacer que las cosas sucedan, resonó en redes sociales y servicios de mensajería esta semana -a horas de la de derrota de Boca frente a Talleres de Córdoba- cuando se viralizó uno de sus antiguos anuncios publicitarios de fines de la década de los 60.
“Veinticinco mil pesos es un buen punto de partida”, señalaba el aviso a página completa. “Sobre todo si Armando los trabaja para usted”, remataba la frase principal.
El aviso correspondía a Alberto J.Armando Financiera Mandataria S.A., la financiera no bancaria del omnipresente ex presidente de Boca.
“Usted tiene algún dinero para invertir (desde 25, 50, 100 mil pesos o más). Lo importante es que rindan al máximo, que le den intereses superiores a los convencionales. Dónde? En Alberto J. Armando Financiera. Por seriedad, responsabilidad y altos intereses (16 % anual a plazo fijo, 18 meses y 14 % a 12 meses)”, continúa la publicidad.
" Veinticinco mil pesos es un buen punto de partida (...). “Sobre todo si Armando los trabaja para usted”
“Además, el aval extra que significa la presencia dinámica y transformadora de Alberto J. Armando, el hombre que cuando dice haremos, lo hace. Y la seguridad que otorga el Hollandsche Bank Unie N. V., afiliado al Algemene Bank Nederland N. V. ALBERTO J. ARMANDO FINANCIERA convertirá su inversión en ganancia, aunque el punto de partida a Usted le parezca pequeño. Todo es cuestión de empezar”, concluye.
Armando, un empresario, había construido su fortuna -o las cuatro que tuvo que construir tras perder a tres de ellas- no en el mundo financiero sino en el de la venta de autos. Su nombre estuvo siempre asociado a la marca Ford, cuyos vehículos vendió durante muchos años antes de que dificultades económicas y un préstamo de la Chrysler lo llevaran a cambiar de escudería.
Personaje irrepetible, aunque la de Boca fue su principal labor en la vidriera pública, desde antes había también incursionado en su otra pasión, el automovilismo. Supo tener sus escuderías, codearse con grandes como Oscar Gálvez y ser sinónimo de automóviles incluso en relación con el Estado. Una venta de casi 700 coches al Poder Ejecutivo durante la segunda presidencia de Juan Domingo Perón le costó su primera presidencia de Boca, algunos largos días preso y ninguna condena, por suerte para él.
El empresario presidió al Club Atlético Boca Juniors entre 1953 y 1955, cuando las relaciones con el gobierno previo a la Revolución Libertadora garantizaba una interrupción de su mandato, y otra vez desde 1960 hasta 1980.
Nacido en 1910 en Estación Elisa, “un punto en el mapa del departamento de Las Colonias”, como decía, el empresario perdió a sus dos padres a los 14 años y, siendo el mayor de la familia, se lanzó al mundo del trabajo. Para sus 28 ya era gerente en Ford y, con los años, logró hacerse de las varias fortunas de las que gozó a lo largo de su vida.
Era en relación con esa actividad es que la financiera que prometía rendimientos superiores a los de los plazos fijos de los bancos -algo habitual entre las financieras no bancarias-. En otro aviso de la década de los 60, por ejemplo, su financiera prometía que por cada peso que se depositaba en ella había otros 3 en “prendas con registro”, préstamos para la venta de sus autos.
Además de los campeonatos, los distintos logros y una gestión de larga duración que quedó en la historia, Armando también ató su nombre para siempre a un proyecto fracasado. la “Ciudad Deportiva de Boca” ubicada en el actual barrio de Puerto Madero, que prometía un nuevo estadio para reemplazar a la Bombonera, instalaciones deportivas monumentales distribuidas en siete islas conectadas por puentes y toda clase de espacios de entretenimiento y gastronomía.
Su fe en el proyecto fue tal que cuando todavía era un plan prometió que sería inaugurado “el 25 de mayo de 1975... a las 11 de la mañana”.
Rodrigazo mediante, ese año no terminó siendo el más auspicioso para la economía del país y el proyecto nunca llegó a prosperar.
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