Massa anunciará un préstamo internacional de bancos para fortalecer reservas: la tasa será inferior al 10%

Serán divisas que irán directamente al Tesoro, por lo que pueden utilizarse para seguir con la recompra de deuda. El monto superaría los USD 1.000 millones. Preocupación en el Gobierno por el dato de inflación de enero, que se conocerá el martes

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El ministro busca mantener la iniciativa con anuncios relevantes
REUTERS/Agustin Marcarian
El ministro busca mantener la iniciativa con anuncios relevantes REUTERS/Agustin Marcarian

Sergio Massa no quiere que el mal dato de inflación de enero, que se divulgará el martes, le cope la agenda de la semana que comienza. Por eso, se viene una batería de anuncios relevantes, para mantener la iniciativa en diversos temas. Entre ellos sobresale el cierre del “repo”, préstamos en dólares de bancos internacionales contra garantía de bonos, con el que se busca consolidar el nivel de reservas para enfrentar el calendario electoral.

Aunque en el equipo económico mantienen el hermetismo sobre estas negociaciones, Infobae pudo averiguar que el monto superará los USD 1.000 millones, la tasa será de un dígito (Libor más 4,5% ó 5%) y el plazo superará los dos años. Los dólares ingresarán directamente al Tesoro y no al Banco Central, un pedido expreso del ministro. Se trataría del primer préstamo internacional por parte de inversores privados desde que arrancó el actual Gobierno, en diciembre de 2019.

Una posibilidad es que al menos parte de esas divisas se utilicen para seguir comprando deuda. Pero no está claro si habrá demasiado margen, ya que el compromiso de acumulación de reservas asumido con el FMI es muy significativo. Para la meta del primer trimestre todavía faltan más de USD 2.000 millones. Sin embargo, los préstamos del exterior que espera recibir el Gobierno en las próximas semanas (incluyendo nuevos desembolsos de organismos internacionales), reducen las compras que debería efectuar el Central hasta fin de marzo a unos USD 750 millones.

El Central continúa con saldo vendedor en febrero y genera más incertidumbre respecto al horizonte cambiario. Pero los nuevos desembolsos de organismos, el anuncio del “repo” de bancos privados y de ahorro en la compra de gas buscan generar cierto alivio en ese frente

Para junio se vuelve todavía más complejo cumplir con el FMI. El organismo exige un salto de reservas netas desde USD 7.800 millones a USD 10.800 millones. “Si hay algún incumplimiento recién se sabrá después de las PASO, así que tal vez no sea demasiado preocupante el tema para este Gobierno”, explicaba en un encuentro con clientes un influyente economista.

El viernes a última hora anunciaron en Economía un importante ahorro en la compra de GNL (Gas Natural Licuado) para enfrentar el invierno, aprovechando la rebaja del precio internacional. De los USD 3.465 millones previstos se termina gastando USD 1.313 millones. “Esto implica un ahorro de USD 2.100 millones en el uso de reservas y al mismo tiempo un ahorro fiscal de 500.000 millones de pesos”, explicaron. Con la construcción del nuevo gasoducto el ahorro sería mucho más significativo en los meses de invierno en relación a lo que se gastó el año pasado.

Massa, flanqueado por la secretaria de Energía, Flavia Royón, y el presidente de Enarsa, Agustín Gérez, al anunciar ahorro de dólares en la importación de energía
Massa, flanqueado por la secretaria de Energía, Flavia Royón, y el presidente de Enarsa, Agustín Gérez, al anunciar ahorro de dólares en la importación de energía

Aflojando dólares

Con estos ahorros de dólares el Gobierno planea liberar algo más de importaciones, algo que ya habría comenzado a suceder en la primera semana de febrero. El objetivo es que revertir la caída de la actividad que sufrieron tanto la industria como la construcción en los últimos meses del 2022. Se trata de otro de los desafíos que enfrenta Massa en su gestión: además de la baja de la inflación y la consolidación de las reservas, es clave que no se caiga el nivel de actividad.

Las medidas en marcha para reanimar la producción pasan por un lado por flexibilizar parcialmente las importaciones, en la medida que lo permita el balance del sector cambiario. Y por otra parte salir agresivamente con préstamos a tasas subsidiadas para empresas que inviertan, algo que ya arrancó hace algunas semanas y tomará más velocidad hasta abril.

Ya está descontado el mal dato de inflación de enero, que podría incluso podría superar el 6%, mientras que febrero también viene firme por el aumento de servicios públicos y la carne. A pesar de eso, la mayoría de los gremios avanza con el cierre de la paritaria anual no superior al 60%, pero con cláusula de revisión

La inflación es en este contexto un capítulo aparte y posiblemente el más decisivo para el futuro del Gobierno y específicamente de Sergio Massa y su posible candidatura presidencial. Enero, ya se sabe, mostrará un fuerte salto respecto al 5,1% de diciembre. No se descarta que incluso supere el 6%, luego del dato de la ciudad de Buenos Aires que arrojó 7,3 por ciento.

Los esfuerzos de Economía ya están puestos en lo que pueda suceder este mes y los subsiguientes. Febrero, de hecho, no pinta demasiado mejor que enero. Suben la mayoría de las tarifas de los servicios públicos, especialmente luz y gas. A eso se le suma el fuerte aumento de la carne, que impactará de lleno este mes.

Tarjeta roja

Para amortiguar esto último, en el arranque de la semana Massa avanzará con una serie de medidas para el sector, entre otras brindando incentivos para aumentar la oferta del sector, incluyendo parte del saldo exportador que podría volcarse al mercado local. A ello se agregará el descuento de 10% para los que compran con tarjeta de débito a carnicerías que participen del programa.

Así no: el descuento de hasta 10% en la compra de carne con tarjeta de débito es otra medida en marcha para combatir la inflación
REUTERS/Agustin Marcarian
Así no: el descuento de hasta 10% en la compra de carne con tarjeta de débito es otra medida en marcha para combatir la inflación REUTERS/Agustin Marcarian

La lucha contra la inflación, sin embargo, es mes a mes y hasta ahora los resultados son magros. Los motores de emisión siguen todos prendidos (incluyendo el pago de la deuda en pesos que emite el BCRA, vía Leliq y pases), mientras que la demanda de pesos podria incluso disminuír en los próximos meses por la cercanía de las elecciones presidenciales. Cuesta vislumbrar que la inflación de este año termine decididamente abajo del 95%, que fue el nivel de 2022.

El “repo” que anunciará Massa esta semana son más de USD 1.000 millones aportados por bancos privados a un plazo de dos años y medio y una tasa inferior a 10%. Se trata en la práctica del primer préstamo por parte de inversores privados a la Argentina desde la asunción de Alberto Fernandez, en diciembre de 2019

Massa, sin embargo, insiste con el 60% y festeja que la mayoría de las paritarias se encamina a esa definición. Claro que en todos los casos se dejó abierta la puerta para nuevas ampliaciones. Los estatales de UPCN ya habían firmado por ese porcentaje y el viernes hizo lo propio un gremio clave como la UTA (colectiveros) que acordó 30% para el primer semestre. A ellos se sumarían próximamente como bancarios, textiles y UOCRA. Todos arreglarán por el 60%, pero revisable si la inflación supera ese nivel en algún momento del año, algo que a esta altura casi todos descuentan.

Paradojas

Paradójicamente, el tema que más polvareda levantó esta semana es lo que menos inquieta a Massa y a los mercados en el corto plazo: el futuro de la deuda en pesos, que sigue creciendo a un ritmo veloz. Sin embargo, por ahora el Tesoro viene enfrentando sin sobresaltos los vencimientos en moneda local, aunque es cierto que los plazos se acortan significativamente.

En la oposición hablaron de una nueva “bomba de tiempo” que le estaría dejando el kirchnerismo a la futura administración. Sin embargo, el comunicado de Juntos por el Cambio no planteó alternativas ni cuáles serían los planes para atender estos millonarios vencimientos. Incluso si es posible o no abrir el cepo cambiario en estas condiciones. Por ahora hablar de la “herencia recibida” es más negocio político que mirar hacia adelante.

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