Dos elementos marcarán en la primera mitad del año la suerte que pueda tener a lo largo del 2023 el Gobierno sobre el sendero de inflación, de mayor o menor volatilidad cambiaria y de acumulación de reservas: la persistencia y gravedad que termine teniendo la sequía y la puesta en marcha del gasoducto de Vaca Muerta. El primer factor implicará el riesgo de contar con menos dólares en el Banco Central y, el segundo, de ahorrarlos al evitar la compra de energía.
Los dólares no sobran y el equipo económico busca tomar las medidas que requiera la coyuntura para evitar el goteo. Ya sea a través de la administración o retaceo de divisas para los importadores, el ingreso de dólares por las pocas canillas que permanecen abiertas, como los préstamos de organismos internacionales o, una posibilidad latente, un préstamo de bancos para reforzar el colchón del Banco Central, confiaron fuentes oficiales a Infobae.
La sequía, que afecta a los principales cultivos pampeanos que funcionan como el motor de llegada de dólares más robusto que tiene la economía, forzó a un recálculo de las estimaciones oficiales y privadas. El último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó que ante la menor producción de soja, maíz y trigo en la actual campaña agrícola este año dejarán de ingresar al país por exportaciones casi USD 8.000 millones.
Ante la menor producción de soja, maíz y trigo en la actual campaña agrícola este año dejarán de ingresar al país por exportaciones casi USD 8.000 millones (BCR)
En los despachos oficiales evitan hacer un cálculo sobre esa pérdida. Todavía sin números exactos, en el equipo económico guardan la expectativa de que una parte del menor volumen de granos que a todas luces arrojará como conclusión la campaña pueda ser compensado por precios internacionales sostenidos en niveles altos.
Ya los números de diciembre anticiparon el impacto de la sequía sobre la actividad, la recaudación y las reservas del Banco Central. Un informe anticipado de actividad económica de la consultora Orlando J. Ferreres aseguró que “el sector agícola mostró en diciembre una contracción de 16,9%, afectada por la seca que impacta principalmente en la campaña triguera, para la que se espera una producción 50% menor a la del año pasado”.
La consultora Equilibra también destaca en su reporte semanal que “la mala cosecha, producto de la sequía, se combinará con la baja oferta de soja por las liquidaciones ya realizadas en diciembre”, durante el dólar soja 2. “En nuestro escenario base, se perderían más de USD 10.000 millones de la agroindustria en relación a 2022″.
Para la campaña triguera se espera una producción 50% menor a la del año pasado (OJ Ferrreres)
La otra “obsesión” del Gobierno y en la que se apoya para intentar contrarrestar en cierta medida el menor ingreso de dólares por la sequía es el gasoducto Néstor Kirchner para transportar gas desde Vaca Muerta. La ventaja que dará tener el ducto terminado será aminorar la demanda de divisas del Banco Central para importar energía, un rubro que le demandó al Estado durante 2022 casi USD 12.900 millones, un 120% más que el año anterior.
El proyecto debería estar terminado para el 20 de junio, según estimaciones oficiales y que las empresas consideran un deadline “ambicioso”. Una alta fuente oficial aseguró a Infobae que cada día de atraso que tenga la puesta en marcha del gasoducto implicará un costo de importación de energía de USD 26 millones. En el mejor de los casos, el ahorro anual de divisas al que aspira el Gobierno en el sector energético es de entre USD 2.200 y USD 2.400 millones.
El primer tramo de la obra unirá las localidades de Tratayén (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires), y tendrá una extensión de 573 kilómetros. Estará construido con 56.700 tubos con costura, de 12 metros de largo cada uno. Los tubos incluirán los 573 kilómetros de la obra principal, más los 80 kilómetros del gasoducto Mercedes-Cardales, y los 29 kilómetros de ampliación del Neuba II, que forman parte del proyecto y que ayudarán a darle potencial de producción incremental al yacimiento.
Negociaciones con el FMI
Es en este contexto en que se comprende que la discusión sobre el costo de la guerra haya sido reflotada en el arranque del 2023, justo a pocas semanas de que se retome la negociación técnica con el Fondo Monetario Internacional para destrabar un nuevo desembolso a fin de marzo.
El ministro de Economía Sergio Massa anticipó a principios de año que buscaría volver a poner sobre la mesa esa carta. El equipo económico hizo una estimación de cuál fue el costo en términos de reservas y de gasto público adicional que tuvo que hacer el Estado a lo largo de 2022 por la escalada de los precios internacionales de la energía, llegó a unos USD 4.940 millones, según le acercó a Kristalina Georgieva.
“El valor de las importaciones de combustible aumentó a USD 5.756 millones cuando el valor proyectado antes de la guerra era de USD 1.999 millones, esto significó un aumento neto de USD 3.757 millones. En cuanto al complejo agroexportador, las exportaciones netas estuvieron USD 617 millones por encima de las proyectadas antes de la guerra”, mencionó ese documento.
El equipo económico proyectó además que hubo un impacto fiscal como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, que estuvo relacionado a un incremento forzado en la cuenta de subsidios, lo que complicó el panorama de recorte del déficit primario: “El shock en el precio de los combustibles generó un aumento en los subsidios energéticos entregados por el Gobierno Nacional durante 2022. Según los pronósticos, se espera que asciendan a $1.799.286 millones este año”.
El shock en el precio de los combustibles generó un aumento en los subsidios energéticos entregados por el Gobierno Nacional durante 2022 (Economía)
Al hacer un ejercicio similar al anterior, es decir calcular cómo hubiese terminado la cuenta de subvenciones en caso de que no hubiese existido el incremento de precios por el conflicto bélico, Economía concluyó que le representó $587.000 millones adicionales.
Un alto funcionario del equipo económico involucrado en las conversaciones trimestrales con el FMI mencionó ante Infobae que la hipótesis de mínima es que el debate prepare el terreno para un recálculo de metas. Como máximo, apuntó, podría aspirarse a tener financiamiento neto adicional por parte del organismo. Desde las oficinas de la calle 19 de la capital norteamericana, por el momento, no arriesgan que la discusión pueda incluir escenarios de esa naturaleza.
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