Los préstamos bancarios en dólares financian apenas 15 días de exportaciones

Es la peor relación en más de dos décadas, pese a que la Argentina está ávida de generar divisas. Por qué el cepo cambiario es la principal causa de semejante deterioro del crédito comercial

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La Argentina pasó de tener
La Argentina pasó de tener más de 8.000 empresas exportadoras de bienes a partir de USD 50.000 por año en 2007 a menos de 6.000 en la actualidad (EFE)

Según las estadísticas del Banco Central, el saldo de préstamos en moneda extranjera en el sistema bancario argentino cayó desde USD 15.498 millones en diciembre de 2018 a menos de USD 3.600 millones cuatro años después.

Se trata de un fenómeno que repite, con diferente intensidad, el movimiento que las estadísticas del Banco Central habían acusado entre fines de 2011 y de 2015, cuando se establece, como ahora, un cepo a las ventas de cambio, restricciones a las importaciones y tipos de cambios múltiples. En ese tramo, el crédito bancario en moneda extranjera, a partir de divisas depositadas por residentes en cuentas a la vista, se contrajo de USD 9.539 millones a USD 2.904 millones.

Esos valores cotejados con los datos del Intercambio Comercial Argentino que informa el Indec, representan haber pasado del equivalente a casi 12% de las exportaciones en 2011 a un rango de apenas 5% en el período en que se extendió el primer cepo cambiario; sube hasta un máximo de 25% cuando se levanta esa restricción a fines de 2015, y vuelve a caer en forma sostenida desde el último cuatrimestre de 2019 cuando los agentes económicos advierten la vuelta a un sistema de represión al movimiento de divisas con la llegada de un nuevo gobierno, en diciembre de ese año.

El saldo de préstamos en moneda extranjera en el sistema bancario cayó desde USD 15.498 millones en diciembre de 2018 a menos de USD 3.600 millones cuatro años después

Es que, desde la nefasta experiencia de la crisis de la convertibilidad a fines de 2001- principios de 2002, cuando se pesificaron los depósitos en moneda extranjera por parte de quienes querían retirarlos como tales de la entidad bancaria, y para peor a una paridad cambiaria muy inferior a la del mercado, cada vez que se instrumentan controles al movimiento de capitales las variables más sensibles fueron el retiro de depósitos en divisas en cuentas a la vistas -por temor a nuevas confiscaciones-, y, consecuentemente, derrumbó el monto total de préstamos en esa nominación.

Traducido en términos de días de financiación de las ventas externas de las empresas locales con los depósitos en dólares por parte de los residentes -único destino permitido por el Banco Central de la República Argentina, para asegurar la capacidad de repago por parte de los tomadores de préstamos en moneda extranjera, al evitar el descalce de monedas- significó pasar de un plazo medio asistencia general de 90 días entre 2017 y 2018 -máximo en 20 años- a menos de 15 días al cierre del último año, la peor relación en dos décadas.

Es una proporción insignificante para incentivar la producción con destino a la exportación con valor agregado

Es una proporción insignificante para incentivar la producción con destino a la exportación con valor agregado, no sólo porque muchas veces los procesos de fabricación demandan más tiempo, sino porque para ser competitivo con el resto del mundo se requiere conceder al importador del resto del mundo plazos de pago extendidos que superan con creces los 60 a 90 días, y la mayor parte de las pyme operan con minúsculos saldos de caja.

Y no permite capitalizar las oportunidades que brinda el mercado internacional para generar más divisas a través de las ventas externas.

Según los datos del Indec, mientras el Tipo de Cambio Real Multilateral -serie del BCRA- pasó de niveles de más de 160 puntos entre 2003 y 2006 a menos de 94 en 2022, el índice de precios de exportación subió de un rango menor a 115 puntos a más de 343 el último año. La combinación de esos dos índices significó una mejora efectiva de casi 100% en ese período y de 56% respecto del momento previo a que se decretara el primer cepo cambiario.

De ahí que la financiación de la exportación en dólares depositados en los bancos se ha transformado en un recurso marginal, habida cuenta de que la relación entre el total de préstamos en divisas con el universo de empresas exportadoras de bienes por más de USD 50.000 al año, arrojó para 2022 una caída del promedio unitario de USD 617.545, tras haber alcanzado una marca máxima de USD 2.644.259 en 2018, cuando la actividad agregada aún mantenía una dinámica relativa superior a la actual.

La alternativa, muchas veces usada por las entidades y las propias necesidades de las empresas, como es el financiamiento con líneas en pesos, no sólo resulta en general singularmente onerosa, sino que además genera el riesgo de ser aún más gravosa cuando, como ocurre desde 2021, el tipo de cambio oficial mayorista regulado por el Banco Central corre detrás de la inflación y determina que la deuda equivalente en dólares resulte cada mes más alta, es decir absorbe mayor proporción de la exportación que financia.

Crédito a exportadores a Brasil

Si por un instante se asumiera que el total de depósitos en dólares en la banca argentina se destina a financiar las ventas de la producción local a Brasil, se obtiene que equivaldría a 101 días de exportaciones, muy por debajo de la línea existente entre el Banco Nación Argentina y la de su par el Banco do Brasil que es hasta un año de plazo.

En las últimas semanas el Gobierno nacional buscó relanzar la relación bilateral con Brasil, la cual según destacan los economistas de la Consultora Abeceb “venía muy debilitada por la falta de sintonía política y por el desinterés que la economía argentina (con todos sus problemas) suscitaba en Brasil”, y se puso el acento en el aumento de la línea de crédito del Banco Nación (BNA) con el Banco do Brasil (BdB) a 366 días, por medio del cual el BdB financia en reales a las empresas brasileñas y el BNA respalda a las empresas argentinas que realicen importaciones.

La relación bilateral venía muy debilitada por la falta de sintonía política y por el desinterés que la economía argentina (con todos sus problemas) suscitaba en Brasil (Abeceb)

Un claro signo del debilitamiento de la relación comercial entre los dos grandes socios del Mercosur es la drástica caída que acusaron las exportaciones de la Argentina a Brasil, desde un récord de USD 17.319 millones en 2011 -cuando el cepo cambiario tuvo vigencia en los últimos dos meses, a USD 9.040 millones en 2016 y USD 12.665 millones en 2022.

En el agregado general, se observa que las exportaciones cayeron del récord de USD 82.981 millones en 2011 a menos de USD 57.000 millones en 2015, y si bien comenzaron a recuperarse desde la salida del cepo cambiario, a fines de ese año, los USD 88.446 millones de 2022 parecen muy escuálidos si se tiene en cuenta la mejora del precio real de exportación (cotización internacional más tipo cambio) fue superior en más de 56% a la registrada 11 años antes.

De ahí surge que únicamente cuando se levanten los controles de cambio y las restricciones para operar con el resto del mundo, la economía nacional podrá volver a recuperar el nivel de depósitos en dólares y restablecer uno de los lubricantes fundamentales para impulsar las exportaciones, como es el crédito y elevar la posición de reservas en el Banco Central en forma genuina, como se observa en Brasil.

Únicamente cuando se levanten los controles de cambio la economía nacional podrá volver a recuperar el nivel de depósitos en dólares y los préstamos a exportadores

Otra alternativa, más lenta de alcanzar, es restablecer los equilibrios macroeconómicos, para que la moneda nacional recupere valor, no se aprecie artificialmente con atraso cambiario adrede para mantener acotada la inflación en un rango bajo, un dígito porcentual al año.

De ese modo, se podrá revitalizar el ahorro general en pesos y con ello financiar el comercio exterior, tanto de exportación como de importación, sin generar riesgos de descalce de monedas.

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