Desde EEUU destacan que es “vital” el rol de la Justicia en el despegue de las inversiones mineras

Un análisis del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales sobre la capacidad de proveer “minerales críticos” en la región destaca los desafíos ambientales, sociales, financieros y políticos involucrados en la minería y la transición energética

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Una piscina de salmuera en el salar de Caucharí Olaroz, en Jujuy. La extracción de litio requiere grandes inversiones y la evaporación de grandes volúmenes de agua 
REUTERS/Juliana Castilla
Una piscina de salmuera en el salar de Caucharí Olaroz, en Jujuy. La extracción de litio requiere grandes inversiones y la evaporación de grandes volúmenes de agua REUTERS/Juliana Castilla

Un documento del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, según sus siglas en inglés), un influyente think tank de Washington con acceso tanto al gobernante partido demócrata como a la oposición republicana, volvió a poner el ojo en la capacidad de los países latinoamericanos, y en particular los de América del Sur, de proveer los llamados “minerales críticos” que demanda la “transición energética” hacia un mundo menos dependiente de los combustibles fósiles, principales causantes del calentamiento global.

“Los minerales son clave para la vida moderna” se titula el artículo, firmado por Ryan Berg, director del programa Americas del CSIS y de la Iniciativa “Futuro de Venezuela, autor también de un análisis que señaló a la Argentina como el productor más “promisorio” de litio de Sudamérica y el más importante proveedor de EEUU.

El artículo cita estudios y proyecciones recientes sobre la demanda de minerales en los próximos años y décadas. Por caso, uno del Banco Mundial, según el cual para afrontar el cambio climático hacia 2050 la producción de grafito, cobalto y litio deberá aumentar 500%, otro que en 2022 estimó que en los próximos 22 años se necesitará extraer 700 millones de toneladas de cobre, la misma cantidad que ha sido minada en los últimos 5.000 años y un tercero que proyectó que hacia 2030 serán necesarias 300 nuevas minas de extracción de minerales críticos para no estrangular el proceso.

El estudio destaca, entre otros datos, la extraordinaria demanda de cobre involucrada en la transición energética
El estudio destaca, entre otros datos, la extraordinaria demanda de cobre involucrada en la transición energética

Todo eso, dicen Berg y el investigador Henry Ziemer, “ata inextricablemente la transición a un renacimiento de la minería” y a un renovado foco en la cadena de suministros minerales, pues prácticamente todas las tecnologías involucradas en la transición, desde la producción de vehículos eléctricos hasta las energías solar y eólica, requieren más minerales y metales que las basadas en el carbono.

Un dato asombroso, citado en el paper, es que a lo largo de su vida un norteamericano promedio “consume” poco más de 1.500 toneladas de minerales, metales y combustibles, cifra que aumentará a medida que se acelere la transición energética.

El mundo no parece preparado para semejantes desafíos. Por caso, dice el estudio, no hay indicios de que hacia 2030 puedan operar las 300 nuevas minas para proveer el cobalto, grafico, litio, cobre y vanadio necesarios. Solo 25 proyectos nuevos se presentan cada año y solo una fracción de ellos despierta el interés y consigue el financiamiento necesario para convertirse en una nueva mina. A su vez, los nuevos proyectos tienen horizontes de 10 a 15 años desde la identificación hasta la extracción y deben superar fuertes desafíos de las comunidades locales.

América Latina

Ahí es donde el estudio destaca la importancia de América Latina, por tener vastos recursos minerales, pero también oposición e incertidumbre política que ponen en cuestión si la minería será fuente de prosperidad o de disrupción e inestabilidad.

A lo largo de su vida un norteamericano promedio “consume” poco más de 1.500 toneladas de minerales, metales y combustibles, cifra que aumentará a medida que se acelere la transición energética

Al respecto, los autores destacan que en 2022, en dos de los principales productores mundiales de cobre, la producción cayó en Chile y si bien aumentó en Perú, el país está envuelto en una crisis política y social que ya llevó al bloqueo de varias minas y pone en riesgo cerca de 2% de la provisión mundial del metal.

Para satisfacer de modo sostenible la creciente demanda de minerales, subraya el estudio, EEUU, sus “socios regionales” y las mineras deben alinear incentivos y reconciliar tensiones entre producción y demandas de las comunidades afectadas.

Una carga de cátodos de cobre listos para ser embarcada con destino a Asia en el puerto de Valparaíso, Chile.  El país trasandino es el principal productor mundial del metal, pero en 2022 su producción declinó
REUTERS/Rodrigo Garrido/Archivo
Una carga de cátodos de cobre listos para ser embarcada con destino a Asia en el puerto de Valparaíso, Chile. El país trasandino es el principal productor mundial del metal, pero en 2022 su producción declinó REUTERS/Rodrigo Garrido/Archivo

En el “paisaje minero” latinoamericano, dice el estudio, a las características propias de la minería (altísima inversión y largos plazos de espera) se suman factores geopolíticos que pueden empantanar los proyectos, como altos costos de producción, escaso acceso al capital y dificultad para obtener “licencia social”.

La principal barrera

El principal obstáculo es conseguir el financiamiento necesario para proyectos cuya inversión inicial promedio va de USD 500 millones a más de USD 1.000 millones. Peor aún, aclara, proyectos como los de litio requieren procesos de extracción especiales que elevan más los costos para conseguir “economías de escala”, etapa en la que el progreso de un proyecto no es lineal y puede interrumpirse por turbulencias políticas y complicaciones ambientales. En otro pasaje, el estudio también refiere la crítica a los métodos tradicionales de extracción de litio, por el uso de grandes volúmenes de agua a evaporar de los salares, aunque aclara que “métodos emergentes de extracción directa” podrían “cambiar el juego” en torno de ese mineral.

Los autores citan también un estudio sobre proyectos y conflictos mineros en la región. Sobre 301 identificados, la Argentina es, con 46, el quinto país por cantidad, detrás de 112 en Chile, 98 en México, 86 en Perú y 48 en Colombia. A su vez, aparece cuarta en número de conflictos mineros, con 28, detrás de 58 en México, 49 en Chile y 46 en Perú y por delante de 26 conflictos de ese tipo en Brasil.

El paper cita un estudio sobre 301 proyectos mineros identificados en América Latina, de los cuales sitúa 46 en la Argentina
El paper cita un estudio sobre 301 proyectos mineros identificados en América Latina, de los cuales sitúa 46 en la Argentina

Hay “amplias oportunidades”, dice el estudio, de que un proyecto minero quede huérfano en al período inicial, que compara con el “Valle de la Muerte” en el que terminan algunos proyectos tecnológicos constreñidos por el aumento de las tasas de interés y la impaciencia de los inversores. Aun si una mina extrae mineral, aclaran Berg y Ziemer, empieza a recuperar la inversión recién al quinto año de producción.

Clima político, Macro, Confianza y Justicia

Pero ni tener financiamiento a largo plazo alcanza para viabilizar un proyecto minero: también se requiere buen clima político y altas dosis de confianza, algo que depende mucho de gobierno, ambiente regulatorio, rumbo macroeconómico y calidad del sistema judicial, que los autores califican de “vital” para la resolución de las disputas que surgen a lo largo del desarrollo y operación de un proyecto minero.

La referencia al sistema judicial coincide con el conflicto que se vive en la Argentina por la embestida del gobierno contra la Corte Suprema y las respuestas de la ONU y países como Alemania a la ofensiva contra la Justicia y de EEUU al reivindicar la OEA como “único” foro regional con credenciales democráticas, justo después de la reciente realización, en Buenos Aires, de la VII Cumbre de la Celac, en la que participaron representantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, tres dictaduras de la región.

El estudio enfatiza la necesidad de cuidado ambiental y licencia social y recuerda, como ejemplo en contrario, el desastre de Brumadinho, de la minera Vale, que en 2019 costó la vida de 270 personas en Brasil 
REUTERS/Adriano Machado/File Photo
El estudio enfatiza la necesidad de cuidado ambiental y licencia social y recuerda, como ejemplo en contrario, el desastre de Brumadinho, de la minera Vale, que en 2019 costó la vida de 270 personas en Brasil REUTERS/Adriano Machado/File Photo

El proyecto destaca la necesidad de atender adecuadamente las necesidades locales y el cuidado ambiental y como ejemplo en contrario cita el desastre de la presa de Brumadinho, que en 2019 en Brasil costó la vida de 270 personas y produjo devastación ambiental, por falta de insuficiente rigurosidad en el almacenamiento y contención de deshechos ambientales.

Recomendaciones y geopolítica

El trabajo finalmente hace una serie de recomendaciones políticas, dirigidas al gobierno de EEUU en su política hacia América Latina. Los proyectos de “minerales críticos”, dice, son una oportunidad para que Washington estreche vínculos en la región, lo cual requiere mejorar las relaciones políticas, la extensión de la vida útil de minas ya existentes, mejorar las herramientas comerciales y de inversión y responder al desafío geopolítico que implica la presencia china en la región.

EEUU lanzó una iniciativa de “Seguridad Mineral” para asegurar la provisión de minerales críticos en América Latina, pero ningún país de la región se ha sumado aún

Al respecto, el estudio precisa que China tiene un completo dominio de la provisión de “elementos de tierras raras” y destaca que EEUU lanzó su iniciativa de “Seguridad Mineral” (Minerals Security Partnership) para promover y asegurar la provisión de minerales críticos en América Latina, pero ningún país de la región se ha sumado aún. Un hueco, dice el estudio, que debería ser rectificado atrayendo a socios como la Argentina, Brasil y Chile.

Reasegurar la provisión de minerales críticos no será fácil, concluye el estudio de CSIS, pero es una de las mejores áreas para mejorar la cooperación interamericana.

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