Con el empuje del contexto internacional, más favorable a los mercados emergentes y con muy bajos precios de base, los activos argentinos sostienen en el inicio de año las fuertes subas que experimentan desde fines del año pasado. En esa recuperación, las expectativas electorales juegan un rol fundamental, cuyo impacto no se acota solamente a las acciones y bonos en dólares. También en el mercado cambiario, con un efecto mucho más tenso, comienza a impactar la típica anticipación de ahorristas e inversores que buscan refugio ante posibles cimbronazos financieros, también característicos de años electorales.
Eso es, en parte, lo que está reflejando a suba del dólar libre en todas sus variantes, que ayer volvieron a cerrar a la suba, con cotizaciones de $345 y $360 para el dólar Bolsa y contado con liquidación (CCL) respectivamente, además del dólar informal que finalizó la jornada en $370. En esa tendencia alcista, que se registra desde las últimas dos semanas del año pasado, el factor de principal incidencia es el exceso de pesos en el mercado, producto del alto nivel de emisión monetaria sobre el fin de 2022, tanto por la intervención del Banco Central en la compra de bonos en pesos para sostener sus precios como por el dólar soja y las estrategias para abultar la oferta de financiamiento para el Tesoro.
A tal punto llega el impacto de ese shock de emisión que los analistas financieros proyectan que, en función de los pesos existentes, los precios del dólar financiero podrían ubicarse 18% por encima de las cotizaciones actuales, es decir, en torno a los $425 para el CCL.
Pero más allá de los “fundamentos monetarios” detrás de la suba de la divisa, a los que se agregan la perspectiva de una caída de la demanda de pesos típica de febrero y un escenario de marcada escasez de dólares por la gravedad de la sequía, las teorías electorales que siempre abonan los operadores del mercado empiezan también a tener su influencia.
Tal vez con demasiada antelación, no sólo la incertidumbre económica que suele sobrevolar un proceso de elecciones presidenciales lo que también presiona el precio del billete, sino incluso la creencia de los inversores de que un nuevo gobierno tendrá un enfoque más amigable hacia el mercado y, eventualmente, tenderá a la unificación del mercado de cambios.
Es lo que plantean en su informe de Perspectivas Semanales los analistas de Portfolio Personal de Inversiones (PPI). “La perspectiva de cambio de gobierno presiona el crecimiento real de los tipos de cambios libres”, se afirmó en el trabajo en el que se destacan una “tensión” entre la coyuntura asociada a la emisión monetaria y la mirada de más largo plazo, “vinculada netamente a las expectativas” tiene altas probabilidades de persistir hasta agosto, cuando se produzcan las PASO. “Inobjetablemente, el primer enfoque hace suponer que los dólares libres tienen recorrido alcista, sobre todo si se considera que 2023 tendrá una emisión monetaria no muy inferior a la récord de 2022 (la expansión de Base Monetaria bruta fue 8% del PBI)”, fue la conclusión del equipo de PPI, que en el marco de la tensión cambiaria consideró criteriosa la decisión del Banco Central de mantener sin cambios la tasa de interés, con cuya baja comenzó a especularse tras la desaceleración de la inflación en noviembre.
“Finalmente, pareciera que el exceso de liquidez de los meses previos, proveniente de los dólares soja 1 y 2 y la compra de bonos del Tesoro del BCRA, comienza a cristalizarse sobre los dólares financieros. Como agravante, nos acercamos a febrero, mes caracterizado por una caída estacional de la demanda de pesos, también observable como suba en la demanda de dólares”, sostuvo el informe.
Pero no sólo las variaciones de las cotizaciones libres del dólar quedan expuestas a las expectativas electorales. También el tipo de cambio oficial comenzará a ser una caja de resonancia de la campaña política. “Bajo un nuevo gobierno que vaya modificando normativas para liberar de a poco el cepo, acompañado de un inevitable ajuste de precios relativos necesario para un verdadero plan de estabilización, deberíamos empezar a ver plasmado el sinceramiento de esta variable en los contratos de futuros de dólar más largos”, sostuvo el economista Pablo Repetto, en su habitual análisis diario, en el que calculó cuál sería hoy el tipo de cambio equivalente en términos reales al valor del dólar oficial en el momento que asumió el presidente Alberto Fernández.
Según su cálculo, hoy el dólar oficial debería ubicarse en $250 para sostener el nivel de competitividad de fines de 2019. “Aunque recientemente evidenció una mejora, el tipo de cambio real sigue lejos de los niveles que pidió el FMI -promedio diciembre de 2020, que en valores actuales sería de $198,4. También está bien por debajo de lo que fue el dólar Alberto -los $60 de agosto/septiembre de 2019- que hoy serían unos $250. Y también por debajo del dólar de la primera mitad de este Gobierno, que a valores de hoy en torno a $230″, completó.
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