Actividad económica: fuerte disminución del impulso de la reactivación post pandemia

Un estudio privado señala que la recuperación post Covid-19 se está agotando: 2022 tuvo un “efecto de arrastre” del 4,5% del año previo, pero el envión será en 2023 de solo 0,6%. La caída del poder adquisitivo de los salarios y las restricciones a las importaciones explican el nuevo escenario

Fachada del edificio central de la Aduana Argentina

El efecto de la recuperación post-Covid se agota y a la economía le cuesta cada vez más crecer. Según estimaciones en base a la recaudación de los impuestos internos más asociados al nivel de actividad económica, en el cuarto trimestre del año pasado el PBI se habría contraído 0,7% respecto del tercero, precisa un estudio del Ieral de la Fundación Mediterránea.

El trabajo, del economista Maximiliano Gutiérrez, estima que en 2022 el PBI habría crecido 5,7%, a partir del “arrastre estadístico” de 4,5% que heredó del 2021. En cambio, el envión que el año pasado le dejó al actual es de solo 0,6 por ciento. “Los principales factores explicativos del freno al nivel de actividad tienen que ver con la aceleración inflacionaria del último período, afectando el poder adquisitivo de la demanda agregada y, en forma convergente, las crecientes dificultades para el abastecimiento de partes y piezas de origen importado”, precisa el autor.

El director de la Aduana, Guillermo Michel, y el titular de la AFIP, Carlos Castagneto, en un operativo

El estudio marca también que el “dólar soja 2″, junto a un giro de USD 500 millones del BID y el ingreso de divisas de China para el financiamiento de las represas de Santa Cruz permitió cumplir al filo de 2022 la meta de reservas con el FMI. El temporal desdoblamiento cambiario generó una liquidación de USD 3.200 millones y dejó un neto de USD 1.900 millones en el Banco Central, a un alto costo monetario, pues la entidad terminó emitiendo en términos netos $513.000 millones, 11,4% de la base monetaria, en un solo mes, diciembre.

El descenso de más de 58 puntos del ritmo de importaciones en apenas un semestre marcaría un límite de cuánto se pueden comprimir las compras sin meter a la economía de cabeza en recesión

El “dólar soja”, además, mejoró la caja del gobierno: los derechos de exportación crecieron el mes pasado un 35%, descontada la inflación, y fueron tan importantes (aportaron 9,5% del ingreso fiscal) que sin ellos la recaudación total hubiera caído 2,4% real. Hay también allí un truco del gobierno, hoy envuelto en la bandera del “federalismo” para desobedecer a la Corte Suprema de Justicia e iniciarle juicio político por el fallo para que restituya al gobierno porteño los fondos que le detrajo en septiembre de 2020 para pasárselos al bonaerense. El estudio recuerda que el gobierno nacional coparticipa solo 30% de las retenciones, por lo que, gracias al “dólar soja”, sus ingresos crecieron más que los fondos que envía a las provincias.

A su vez, en base a la información del IVA Aduana, el estudio estima que las importaciones de ese mes habrían sido de USD 5.380 millones, una caída interanual del 13,4%, contra el 45% anual que habían crecido en julio. El descenso de más de 58 puntos (del 45% positivo al 13,4% negativo) en apenas un semestre marcaría un límite de cuánto se pueden comprimir las compras sin meter a la economía de cabeza en recesión. El actual sistema de control (SIRA) empezó a regir el 17 de octubre pasado, pero el equipo económico de Sergio Massa ya había iniciado su ofensiva contra el exceso de medidas

Por tributo

El repaso de la recaudación por impuesto en el último mes de 2022 y la tendencia que legaron a este año incluye las siguientes observaciones.

Ganancias: En diciembre tuvo un crecimiento interanual real (por sobre la inflación) del 11% y alcanzó el mejor diciembre de los últimos 7 años, gracias a dos factores. De un lado, el ingreso de la tercera cuota de las sociedades con cierre de ejercicio entre agosto y diciembre 2021, de la segunda cuota de aquellas con cierre de ejercicio en enero 2022 y de la primera de las que cierran ejercicio en febrero 2022, del pago a cuenta de ganancias “por única vez” por ingresos “extraordinarios” de productos y servicios cuyos precios internacionales aumentaron por el contexto económico internacional (post pandemia y guerra en Ucrania) ). Del otro, aumento de la retención a particulares que acceden a dólares oficiales (pasó de 35% al 45% a mediados de julio 2022) y la imposición de una alícuota adicional del 25% sobre viajes y gastos en el exterior (dólar Qatar).

Impuestos a la Seguridad Social e Internos: En diciembre los primeros crecieron por tercer mes consecutivo, pero muy poco (1,7%) y los internos solo 0,6%, tras 3 meses de caída real.

IVA (neto de devoluciones): Cayó 3% interanual, luego de 13 meses consecutivos de crecimiento real. Hubo además una marcada diferencia entre el IVA DGI, que aumentó 10,1% , y el IVA Aduana, que cayó 23,7%, otro efecto colateral del “cepo” importador.

Impuesto al dólar (o PAIS): En diciembre se achicó 2,8% respecto del mismo mes 2021 y 17,5% respecto del promedio de los primeros once meses.

También cayeron fuertemente la recaudación sobre los combustibles (34%) y los Débitos y Créditos Bancarios (impuesto al cheque, que se contrajo 4,9% real, en su tercer mes consecutivo de recule. A su vez la recaudación arancelaria aumentó mucho menos que los precios de importación y la recaudación anual por retenciones cayó en términos reales, pese al aumento de precios y el “dólar soja”

Signos de agotamiento

Gutiérrez resumió esas dinámicas en un gráfico en cuyo eje horizontal muestra el aumento (verdes) o caída (naranjas y rojos) de la recaudación y en el que el tamaño de los círculos representa la contribución del tributo a la recaudación total.

El gráfico muestra la evolución de la recaudación de los distintos tributos y su importancia en la recaudación

El estudio precisa que la recaudación fiscal de 2022 bordeó los $20 billones (veinte millones de millones de pesos), 5,3% real (descontada la inflación) que en 2021, pero con una anatomía que denota agotamiento, en particular por la caída de la recaudación de impuestos como combustibles e importaciones, fuertemente asociados al nivel de actividad.

El nivel de actividad económica cuarto trimestre de 2022, en base a inferencias impositivas, habría dado una caída desestacionalizada de 0,7% versus el tercero

“La recaudación impositiva refleja el enfriamiento del nivel de actividad (…) parece confirmarse que la economía está ‘devolviendo’ una fracción de la recuperación experimentada en los meses previos”, dice el estudio, y precisa que el punto de inflexión ocurrió desde el tercer trimestre en adelante.

“Al extrapolar el comportamiento de la recaudación asociada al mercado interno en función de la trayectoria de la actividad económica, supliendo la falta de información oficial para noviembre y diciembre, se tiene que el EMAE habría crecido un 5,7% en el 2022 respecto al promedio 2021. Este guarismo tiene que ver con el fuerte “arrastre estadístico” que dejó el 2021 para 2022 (4,5 puntos aproximadamente)”, dice otro pasaje. Pero el cuarto trimestre, siempre en base a inferencias impositivas, habría dado una caída desestacionalizada de 0,7% versus el tercero.

El cálculo del "Estimador Mensual de Actividad Económica" en base a los datos impositivos. Según el estudio del Ieral, 2022 cerró en descenso

“Los guarismos siguen siendo positivos, pero con una marcada desaceleración”, insiste Gutiérrez. De hecho, precisa, en noviembre la variación contra igual mes de 2021 fue de 3%, mientras que en diciembre pasaría a 1,4%, “lo cual confirma el principio de agotamiento de la recuperación de la economía en el pos-covid”.

Y concluye: “el 2022 dejaría un efecto arrastre estadístico para el 2023 de apenas 0,6% en términos de PIB, mientras que la herencia de inflación es mucho más apremiante”.

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