La actividad comercial se está recuperando en Provincia de Buenos Aires e incluso está mostrando algunas señales de crecimiento en relación con la prepandemia. Sin embargo, el desarrollo se está dando en un escenario económico complejo, en el que la inflación, el encarecimiento del crédito y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios juegan un rol fundamental.
Esta situación se puede divisar con mejor claridad repasando algunas estadísticas. Por un lado, hacia finales de 2021 había 49.450 comercios activos en la provincia de Buenos Aires, según las estadísticas de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT). Un año más tarde, en octubre de 2022 (aún no hay datos disponibles de noviembre y diciembre), se contabilizaron 51.625 negocios del rubro comercial.
Eso significa que en el transcurso de un año abrieron 2.175 comercios nuevos (4,39% de mejora). También se observa un crecimiento en comparación con 2019, último año “normal” antes del Covid-19. En octubre de ese año, habían 50.928 locales activos.
Cabe aclarar, que la SRT mide la cantidad de empresas que se manejan en la formalidad y tienen al menos un trabajador registrado, y cumplen habitualmente con los aportes al sistema. Es decir que en las estadísticas no están consideradas las empresas unipersonales ni las informales.
Récord de trabajadores
El fuerte repunte en la cantidad de comercios en la Provincia de Buenos Aires tuvo un impacto directo en el empleo registrado de ese sector y en una proporción mayor.
Las estadísticas de la SRT registraban en 2019 que había 370.406 trabajadores en el sector comercial de esa jurisdicción. Un año más tarde, ya con la pandemia presente y las medidas restrictivas a pleno, ese número bajó a 368.757 y en 2021, lejos de recuperarse, siguió bajando hasta 367.510 empleados en relación de dependencia.
Las bajas no fueron demasiado significativas en los números. Según fuentes del sector, en parte, esto se debió a la implementación de medidas completamente restrictivas para las empresas, como la prohibición de despidos y posteriormente la doble indemnización. Está claro, aunque es más difícil de medir, que sí se produjeron desvinculaciones masivas en el sector informal.
Luego del declive, en 2022 los números repuntaron y el comercio de Buenos Aires llegó a los 392.655 empleados. Es decir que se registró un crecimiento de 22.249 puestos de trabajo (6% de mejora).
Otro dato alentador es que, considerando la cantidad de empresas activas, se observa que se pasó de un promedio de 7,27 empleados por comercio en 2019 a 7,6 trabajadores por negocio en 2022. Es un dato que muestra sin atenuantes que existe mayor intención de contratar personal registrado por establecimiento.
El consumo
Aunque los números mencionados hasta el momento se consideran atractivos en el sector, y “venden” un panorama alentador para el comercio, lo cierto es que no todo es tan bueno como parece. Matías Bolis Wilson, Economista Jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CACyS), dijo a Infobae que se está conformando un escenario preocupante, que difícilmente pueda sostener la expansión registrada en el último año.
“Los datos son heterogéneos. Así como se observa un incremento en la cantidad de negocios y mano de obra, hay otros valores con signo negativo. Por un lado, el consumo se está desacelerando. La base de comparación de 2021 viene muy abajo y a nivel macro hay muchas restricciones. No hay demasiados motivos para pensar que hay o habrá un boom de consumo”, comentó el experto.
No hay demasiados motivos para pensar que hay o habrá un boom de consumo (Bolis Wilson)
“Sí es cierto que hay menos locales vacíos y más aperturas de comercios, pero en parte se debe también a que hay menos oferta para alquilar. Además, está claro que el consumo no va a ser protagonista este año”, insistió el economista.
Por otro lado, Bolis Wilson destacó que la recuperación del sector comercial no ha sido pareja en ninguna parte del país. “En gran medida, los números positivos que vimos en 2022 tienen que ver con la recuperación de los comercios gastronómicos y la hotelería, que se recuperaron mucho, pero en comparación al 2021, que tuvo un nivel de actividad muy bajo a causa de la pandemia”, alertó.
El referente de la CACyS consideró que no están dadas las condiciones para que se produzca un boom de consumo, salvo que haya algún incentivo con políticas de refuerzos de ingresos, algo que desde su punto de vista no es factible en el actual escenario económico. “Estamos en un contexto inflacionario elevado y no se puede echar mucho combustible (en referencia a subsidios y apoyo del Estado)”, subrayó Bolis Wilson.
Así mismo, consideró el economista que, como están dados los agregados monetarios, es difícil que pueda bajar la tasa de política monetaria sin el riesgo de un rebote inflacionario. “La autoridad monetaria no puede darse el lujo de bajar la tasa de interés”, opinó. ¿Qué implica esto? Básicamente que por ahora el financiamiento seguirá siendo caro, algo que claramente desalienta el consumo en todas sus formas.
Baja de rentabilidad
Como los registros lo demuestran, hay más comercios, pero también hay menos consumo. En un contexto de alta inflación, ese escenario se vuelve altamente peligroso para los empresarios. Según la lectura del Economista Jefe de la CACyS, los negocios más chicos no tienen margen para reacomodar precios sin afectar sus ventas.
“Los comercios no pueden darse el lujo de aumentar indiscriminadamente los precios, en especial las pyme. Ésta es la realidad, el ingreso real todavía no se recuperó y los comerciantes van a tener que absorber parte de los aumentos que llegan desde sus proveedores”, lamentó.
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